Ámbitos público y mediático en comunicación y salud
Mónica Petracci
mpetracci@sociales.uba.ar
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Recibido: 02 de diciembre de 2014
Aceptado: 20 de julio de 2015
Publicado: 30 de octubre de 2015
Para citar este artículo
Petracci, M. (2015). Ámbitos público y mediático en comunicación y salud. Correspondencias & Análisis, (5), 269-287. https://doi.org/10.24265/cian.2015.n5.15
Resumen
Comunicación y Salud es un campo de conocimiento que, actualmente, está
en un proceso de crecimiento y consolidación. El propósito del artículo es analizar tres
investigaciones cualitativas sobre articulaciones en comunicación y salud realizadas en
Buenos Aires, Argentina: comunicar un mensaje de cuidado de la salud en un servicio de un
hospital público, comunicar políticas públicas, comunicar noticias de salud en los medios
de comunicación. Fueron aplicadas, respectivamente, entrevistas semiestructuradas a
profesionales de la salud, tomadores de decisión, y periodistas. Los hallazgos muestran cómo
el campo de la comunicación y salud contribuye a construir ciudadanía y participación social.
Palabras clave: Comunicación y salud, Servicio de salud, Profesionales de la salud, Políticas públicas, Tomadores de decisión, Prensa gráfica, periodistas.
Abstract
Health Communication is a field of knowledge, which is in a growing and
strengthening process at present. The aim of this article is to analyze three qualitative studies
about communication and health articulations conducted in Buenos Aires, Argentina: to
communicate a message of health promotion in a public hospital; to communicate public
policies in the Ministry of Health, Argentina; and, finally, to communicate health news on
the press. Semi-structured interviews were conducted with health care providers, decision
makers and journalists, respectively. Findings show how Health Communication contributes
to building citizenship and social participation.
Keyword: Health communication. Health service, Health care providers, Public policies, Decision makers, Press, Journalists
1. Introducción
El entramado sociocomunicacional de la salud, en especial de la salud pública, dio lugar, a
partir de la segunda mitad del siglo pasado, a la formación de un campo de conocimiento
(Beltrán, 2000; Casas y otros, 2004; Regis, 2007; Cuberli, 2008; Petracci y Waisbord,
2011; Cuberli y Soares de Araujo, 2014) que fue acompañado por documentos de
conferencias internacionales cuyas definiciones sobre comunicación y salud ocupan un
lugar de privilegio en el proceso de formación y tematización del recorrido (Alma Ata,
1978; Ottawa, 1986; Adelaida, 1988; Sundsvall, 1991; Jakarta, 1997; Ciudad de México,
2000; Bangkok, 2005; Nairobi, 2009; Helsinki, 2013). Una producción variada y profusa
sobre temas, ámbitos comunicacionales y actores del proceso comunicativo (Petracci,
2012) ha sembrado el crecimiento de este campo de conocimiento.
La variedad temática refiere a las innumerables situaciones ligadas a la salud y la
enfermedad que cuentan con reflexiones y acciones comunicacionales. Algunas de ellas
son las siguientes: alcoholismo (Menéndez, 1990), cáncer (Orbell, 1996; Petracci, 2005a y
2009; Arrossi y Thouyaret, 2011), cólera (Petracci y otros, 1998; Petracci, 2002), cuidados
(López y otros, 2012), dengue (Eynard y Drovetta, 2011), diabetes (Del Pozo, 2013),
mortalidad materna (Ortiz y Ravalli, 2011), prematurez (Petracci, 2013), salud reproductiva
(Pulerwitz y otros, 2012; Sengupta y Elias, 2012), síndrome urémico hemolítico (Belardo,
2011), tabaquismo (Mejía, 2011), VIH/sida (Pulerwitz y otros, 2012).
También la variedad aplica a ámbitos y actores del proceso comunicativo: la relación médicopaciente (Schvartz, 2011), las consultas en foros de salud en Internet (Alcántara López, 2015;
March Cerdá, 2015), el vínculo entre profesionales de la salud en el equipo de un servicio
así como entre ellos y el personal administrativo (Jalley y Goyos, 2011); la agenda pública
y mediática (Gambaccini y otros, 2011; Jait, 2011; Kaufman, 2011), las campañas dirigidas
a la ciudadanía en general o a sectores de ella, la construcción de noticias por el periodismo
científico y en salud, las intervenciones comunitarias y el trabajo con organizaciones sociales,
o bien las acciones de la industria farmacéutica (Vara, 2011), entre otros casos.
Sobre la pluralidad de objetos de estudio y la confluencia disciplinar de la comunicación
y salud se asienta la riqueza analítica. En esa dirección, Petracci y Waisbord (2011: 9)
sostienen que
“cualquier intento por capturar la diversidad de enfoques, modelos, y prácticas en comunicación y salud es necesariamente incompleto. Esto se debe a varios motivos. Los múltiples problemas sociales que atraviesan el campo, desde cuestiones de poder pasando por el espacio público y mediático, hasta la relación entre profesionales de la salud y usuarios de los servicios de salud. Los sesgos derivados de la formación de procedencia y las inquietudes personales volcadas sobre cualquier análisis”.
Otra característica (previamente señalada) es el crecimiento de una producción profusa, que proviene de la descripción y la interpretación de resultados de intervenciones destinadas a la aplicación de una estrategia comunicacional y, en menor medida, de hallazgos de investigaciones empíricas y evaluaciones rigurosas. Lo anterior no es una crítica ni una originalidad. Por el contrario, con dicha afirmación se busca abrir, de par en par, una puerta a la reflexión teórica comunicacional desde la cual construir los problemas de investigación y analizar los hallazgos con el doble propósito de superar debates binarios y la tendencia a acumular, sin una sistematización académica rigurosa, resultados basados en la descripción de casos puntuales. Esta reflexión fue anudada con investigadores e investigadoras de distintas latitudes1 desde hace años:
“Aquí rescatamos una visión de la comunicación vinculada con el proceso de participación en la producción e intercambio de ideas y opiniones. No optamos por una visión ortodoxa ‘informacional/cibernética’ de la comunicación que equipara a esta última con la transmisión de información. Tal enfoque, ciertamente muy influyente en la tradición de estudios de efectos de medios desde planteos psicológicos y computacionales comunes en Estados Unidos, ofrece una perspectiva mecanicista y limitada que ignora complejos procesos sociales y políticos de intercambio y formación de sentido social como así también de participación política. Información no es comunicación; puede ser un componente no excluyente de procesos comunicacionales. Tampoco suscribimos a visiones de la comunicación que enfatizan sus raíces etimológicas en el sentido de la búsqueda de lo común y la comunidad. Tales objetivos pueden ser alcanzados pero no son determinados a priori en el proceso comunicacional. Son una posibilidad, no una necesidad, de la comunicación [...] Por estas razones, creemos que la comunicación, como disciplina, contribuye con el análisis de la salud como fenómeno social [...] Tales focos analíticos remiten a problemáticas que dominan el interés de las ciencias sociales como el poder, la cultura, el orden, el conflicto, el estigma y la discriminación, la formación de identidades entre otros. Tal enfoque es necesario para superar el foco ‘campañista’ de estudiar comunicación/salud principalmente en torno a intervenciones comunicacionales durante períodos determinados. Las campañas son una forma de intervención dentro de un contexto complejo y permanente de comunicación. No existen aisladas sino dentro de un conjunto de prácticas comunicacionales y conocimientos sobre salud a cuyo efecto sinérgico contribuyen” (Petracci y Waisbord, 2011: 13).
2. Objetivo y metodología
El objetivo general de este artículo es aportar evidencia sobre articulaciones entre
comunicación y salud pública: el institucional, porque visibiliza los escenarios políticos y
las tensiones propias de las relaciones de poder instituidas que atraviesan lo comunicacional;
la política pública, porque muestra qué perspectivas teóricas comunicacionales tienen
la formulación e implementación de planes y programas públicos; y los medios de
comunicación, porque la construcción de noticias sobre salud permite entrever los circuitos
comunicacionales entre periodistas y profesionales de la salud.
Para el análisis de cada una de esas articulaciones se presentarán sendas investigaciones
y objetivos. Metodológicamente se trata de tres estudios cualitativos cuyos lineamientos
específicos se describen en cada sección.
3. Hipótesis de trabajo
A partir de la centralidad política y técnica de lo comunicacional en la sociedad
contemporánea, los resultados (tanto los provenientes de la práctica investigativa
como de la presencia de profesionales formados en la comunicación social en ámbitos
institucionales gubernamentales y no gubernamentales) de los trabajos producidos en el
campo comunicación y salud contribuyen con el tratamiento interdisciplinar.
De acuerdo con la caracterización enunciada sobre la construcción del campo, los interrogantes
para abordar las articulaciones entre comunicación y salud apuntan a temas, actores y ámbitos
de la comunicación, o a todos ellos conjuntamente, en la salud pública. Dicha afirmación se
sostiene en una hipótesis general de trabajo, orientadora de la comprensión del problema
investigado en tres estudios cualitativos que se exponen en la sección siguiente, que entiende
el proceso comunicativo como una instancia participativa, de construcción de ciudadanía
y apropiación de derechos, superador de la mera producción de contenidos para campañas
destinadas a provocar cambios en los comportamientos individuales.
4. Comunicación y Salud en el ámbito institucional: un hospital público
El diseño, la puesta en marcha y los resultados alcanzados por una experiencia
comunicacional están íntimamente conectados con el escenario político e institucional
(Petracci y otros, 1998) en cuyo marco se toman las decisiones de diseño e implementación
de la misma. En una institución de salud, lo comunicacional está presente en la relación
médico-paciente, en el contenido de la comunicación sobre prevención, en la comunicación
en el interior de un equipo de salud, o en los efectos de la inclusión de un profesional de
la comunicación.
A continuación se presenta el desarrollo de una experiencia comunicacional cuyo objetivo
fue promover la consulta en un servicio de salud de un hospital público2
(Petracci, 2009).
A partir de reflexiones sobre contenidos de las campañas de interés público (Petracci,
1992), el aporte de la comunicación para el cambio social (Gumucio-Dagron, 2002) y
de las perspectivas de género y derechos, específicamente el trabajo de investigación y
comunicación estuvo destinado a promover la consulta al ginecólogo y los beneficios de la
prueba de Papanicolau (una prueba sencilla cuya correcta toma en la frecuencia adecuada
puede salvar vidas de mujeres) en un servicio de salud de un hospital público emplazado
en una zona de escasos recursos económicos del Partido de General San Martín, provincia
de Buenos Aires, Argentina. El equipo de salud del servicio estaba preocupado porque
había percibido (después de la crisis económica que afectara al país en 2001) que cada vez
eran más las mujeres que, cuando acudían a atenderse, recibían un diagnóstico de cáncer
avanzado.
El punto de partida del diseño comunicacional fue una investigación que tuvo por objetivo
producir un diagnóstico cualitativo de la opinión del equipo de salud sobre la calidad de
la atención, las necesidades comunicacionales y, finalmente, la proyección del resultado
que imaginaban obtener como resultado de esa experiencia participativa. La técnica de
relevamiento fue la entrevista grupal (Merton, 1987) con consentimiento informado. De
dichas entrevistas con el equipo de salud para elaborar el diagnóstico surgió la idea de una
pieza comunicativa (una tarjeta o carné3
) destinada al cuidado de la salud ginecológica, y
elaborada por sus integrantes en lo que hace a formato, colores, idea, etc., que el médico
entregaría a las usuarias cuando concurrieran a atenderse de manera tal que esa información
funcionara como un recordatorio de la visita siguiente. Se descartó el diseño de un folleto
o de otro tipo de material de prevención destinado únicamente a mostrar los beneficios del
Papanicolau. Cabe señalar que el equipo de salud no sólo manifestó una buena recepción
de la idea sino que demostró una notable dedicación para presentar una versión de la pieza
que quería que fuese el producto final.
El diagnóstico cualitativo demostró que los profesionales del equipo estaban interesados
en disponer de una pieza que instalara en las usuarias un comportamiento de cuidado de
la salud ginecológica, como parte de un proceso de mejora de la calidad de la atención.
Las ideas fuerza fueron la recordación del Pap y la visita al ginecólogo. El supuesto básico
de ambos mensajes era que la recordación del Pap, unida a la fecha de la próxima visita,
en una misma pieza, promovería en la usuaria una mayor propensión a sostener y no
discontinuar las consultas. La función secundaria del carné, en el marco de las perspectivas
de género y derechos sexuales y reproductivos, era brindar información sobre la prueba de
Pap y la colposcopía, la necesidad de otro estudio como la mamografía, la prevención de
Infecciones de Transmisión Sexual y de VIH/sida. El contrato de lectura, a través de un
lenguaje coloquial, apuntó a generar en la usuaria la percepción de que el profesional era
quién había escrito ese mensaje para ella y, a su vez, promover su autonomía y apropiación
de derechos, aspectos considerados decisivos para propiciar el cuidado de su salud.
Dicha pieza comunicacional fue acompañada con una guía de recomendaciones para la
presentación destinada al equipo de salud.
En cuanto a las fortalezas de la experiencia comunicativa, en primer lugar cabe destacar
que fue el resultado de una investigación empírica, en este caso de tipo cualitativo. La
perspectiva relacional adoptada favoreció la reflexión y el intercambio dentro del equipo
de salud a través del proceso de imaginar colectivamente todos los aspectos de la pieza
comunicacional para promover en las mujeres la consulta ginecológica regular. También
fue una fortaleza el proceso a través del cual el equipo de salud tomó conciencia de su
rol de comunicadores ante la presentación del carné a las usuarias y, por sobre todo, de
visibilización de su responsabilidad personal e institucional en la promoción de prácticas de
cuidado más que en la focalización de la prevención como comportamiento individual. Tal
como señala Douglas (1996), al referirse a la construcción social del riesgo, la prevención
es una decisión social que necesita ser explicitada por las instituciones.
Entre las debilidades puede mencionarse la falta de armado de redes, si bien fue considerada
la difusión del carné a otras mujeres. El trabajo empezó y terminó con los integrantes del
equipo de salud del servicio sin la participación activa de las usuarias, quienes podrían
haber armado redes favorecedoras del intercambio de mensajes entre las mujeres. Cabe
señalar que la opinión de las usuarias fue tenida en cuenta en la etapa correspondiente a
la investigación pero, por los motivos de diversa índole que inciden en la realización de
experiencias y proyectos y que exceden el alcance de este artículo, no se incluyó en el
diseño y la primera aplicación del carné. Otra debilidad fue la ausencia de evaluaciones
para observar el comportamiento del carné una vez instalado.
Desde el lado de las usuarias del servicio/destinatarias del mensaje, hubiera sido
conveniente realizar un estudio cualitativo de recepción de mensajes a corto plazo y un
estudio de medición del impacto del carné en la asistencia a la consulta a mediano y largo
plazo. Desde el lado del equipo de salud, también hubiera sido conveniente realizar un
estudio para observar los beneficios y las dificultades del carné de manera tal que futuras
versiones de esa pieza comunicacional hubieran podido ser mejoradas tomando en cuenta
la perspectiva de los actores intervinientes. Otro aspecto a considerar hubiera sido la
inclusión del personal administrativo y su entrenamiento en habilidades comunicacionales
para reforzar el uso del carné.
La creación de una pieza comunicacional (el carné), en el marco de un servicio de salud
de un hospital público, fue una etapa colmada de fortalezas y de buenas intenciones de
los actores. No obstante, la aplicación estuvo atravesada por los conflictos y las tensiones
propios de las relaciones de poder instituidas. La principal debilidad, que en general afecta
a todo cambio y en especial a la comunicación social, estuvo dada por la dificultad para
construir una cultura institucional de cuidado, de la cual la pieza producida fuera sólo una
parte. Son las instituciones y el Estado, más que los sujetos, los encargados de construir una
cultura de la prevención y el cuidado al definir estratégicamente el rol de la comunicación
en las instituciones de salud.
5. Comunicación y salud en el ámbito público estatal: las perspectivas
comunicacionales de tomadores de decisión de políticas públicas4
Las comunicaciones que emanan de las instituciones gubernamentales conforman un
conjunto de discursos sociales prácticamente imposibles de soslayar para comprender
la actividad esencial del Estado: la formulación e implementación de políticas públicas.
Los escenarios políticos, las perspectivas y las capacidades de comunicación consolidan
el accionar de los actores clave en la toma de decisiones sobre lo público y las políticas
públicas, entendidas siguiendo a Oszlak (1984: 5), como “un conjunto de sucesivas tomas
de posición [...] frente a cuestiones socialmente problematizadas”.
Dicho en otros términos: las políticas públicas son decisiones sobre prioridades, sobre los
objetivos y las acciones para cumplimentarlas. Lo comunicacional es constitutivo de una
política pública, de salud en este caso, en cualquiera de sus etapas, desde la formulación
hasta la implementación a los destinatarios o la instalación en la agenda pública. En esa
dirección, la bibliografía ha estudiado los discursos sociales de las políticas públicas en
tanto y en cuanto los mismos se reflejan en los medios de comunicación, o bien los motivos
que convierten a un tema en una cuestión socialmente problematizada a tratar por el Estado
y los aspectos comunicacionales correspondientes.
En síntesis, la distinción entre lo “político” y lo “burocrático” (implícita) en las definiciones
previas, por discutible que ella pueda resultar, representa un punto de partida para el
análisis de los discursos sociales de las políticas públicas. Aunque pueda ser inválida en un
examen en profundidad, ambas categorías existen fenomenológicamente como “ámbitos
finitos de sentido”, aceptados como tales por el grueso de los actores sociales. Todo ello
es comunicación y requiere ser estudiado en su pragmática, conformando un material de
análisis que da cuenta de las particularidades que reviste el proceso comunicativo emanado
de las agencias gubernamentales tanto con respecto a una política sectorial como al estilo
comunicacional de un funcionario.
En el estudio que se presenta a continuación, a diferencia, se plantearon interrogantes sobre
las perspectivas comunicacionales adoptadas por los tomadores de decisión en el marco
del debate entre las perspectivas comunicacionales “difusionista” y “procesual”, cuyas
diferencias son planteadas extensamente por la literatura. La primera valora la información,
los soportes mediáticos, y sostiene una visión lineal del proceso comunicativo. La segunda
valora la participación, la incorporación transversal y colectiva de la comunicación a los
procesos de cambio social, los medios comunitarios, acentúa la complejidad del proceso
comunicativo, la participación de los destinatarios, y las mediaciones sociales. Sobre esa
distinción, Díaz (2011: 41) resume con claridad:
“Si la perspectiva instrumental se basaba en el poder de los emisores como difusores de información en la creencia de que ‘los destinatarios son estúpidos’, la propuesta relacional invierte esta visión y reprocha a quienes sostienen esas teorías el no pensar en la recepción como la instancia fundamental del proceso. ‘Son los destinatarios, estúpidos’, les dice a los teóricos de aquella visión. ¿Quiere decir esto que todos podemos resignificar libremente los mensajes sin ningún tipo de condicionante? Por supuesto que no, porque es de reconocer que no todos ocupamos el mismo lugar en una sociedad y que hay determinados discursos y sentidos que tienen una mayor capacidad para ser escuchados, leídos o percibidos. Lo que esta perspectiva hace es incorporar dos elementos clave que permiten entender mejor lo que sucede en los fenómenos sociales en tanto procesos de producción de sentido: las mediaciones a través de las cuales se construyen las relaciones sociales y la cultura como terreno que abona (y condiciona) estas relaciones”.
Dos hipótesis guiaron la investigación: a) las perspectivas comunicacionales de las políticas
públicas en salud guardan relación con los escenarios políticos de cada política pública
(Petracci, Quevedo y Vacchieri, 1998) y b) la perspectiva ‘difusionista’ tiene más peso
que la ‘procesual relacional’ en las estrategias comunicacionales públicas. El objetivo fue
explorar las perspectivas comunicacionales de los tomadores de decisión de los programas
y planes del Ministerio de Salud de Nación, Argentina.
La exploración de las perspectivas comunicacionales fue realizada de manera indirecta
a través del conocimiento de las comunicaciones realizadas, las opiniones sobre el
diseño de las piezas, y la importancia asignada a lo comunicacional, entre otros temas.
Metodológicamente se realizó un estudio exploratorio, cualitativo, mediante entrevistas
con consentimiento informado a tomadores de decisión (n: 17), responsables de los
programas. El proceso de análisis destinado a asignar una perspectiva comunicacional a
cada entrevista, realizado por el equipo a través de consensos sucesivos, fue tan arduo
como interesante.
Del análisis se desprende, en primer lugar, que los tomadores de decisión aceptan la
dimensión comunicacional en sus programas. En esta aceptación inciden la creación de una
dependencia específica, la Coordinación Nacional de Información Pública y Comunicación
(CYPyC) del Ministerio de Salud de la Nación y la presencia de profesionales egresados
de Carreras de Comunicación, especialmente de la Universidad de Buenos Aires, en
Programas y Planes. Uno de los logros de esa institucionalización fue la realización de una
encuesta a comunicadores integrantes de áreas, direcciones y programas del Ministerio de
Salud de la Nación y sus pares provinciales que dio como resultado el primer Mapeo de
Capacidades en Comunicación y Salud (Bruno y otros, 2011).
No obstante la decisión política y la consolidación disciplinar, la aceptación de los
tomadores de decisión ancla en una visión instrumental de lo comunicacional que, como
se sostiene en la primera hipótesis, se plantea atendiendo a los actores sociales partícipes
del escenario político de cada política sectorial. En segundo lugar, los hallazgos evidencian
que, a diferencia de lo sostenido en la segunda hipótesis, lejos de encontrar extremos
informativistas o procesuales “puros”, ambas perspectivas consideradas coexisten.
6. Comunicación y salud en los medios de comunicación:
la construcción de las noticias de salud
Las noticias sobre salud han registrado un crecimiento considerable en los medios
de comunicación en los últimos años, a través de la creación de secciones especiales y
publicaciones especializadas dedicadas a brindar información sobre salud, prevención,
enfermedades, evidencias, entre otros. ¿Qué condicionantes y tensiones existen entre la
construcción de la noticia periodística (Colombo, 1997; Martini, 2000) en salud, en el
espacio mediático y las expectativas de los profesionales?, ¿puede el discurso periodístico
construir un lenguaje común entre profesionales de la salud y de los medios?
Las características y las controversias, planteadas alrededor de la cobertura de noticias
sobre salud en los medios de comunicación, nos llevaron a profundizar una perspectiva
menos explorada en la literatura, la de los periodistas argentinos especializados en salud,
con trabajo en medios gráficos, respecto de los atributos de noticiabilidad más empleados
en esta rama del periodismo. Dado que periodista y fuente de información pueden tener
diferentes conceptos sobre qué es una noticia, la hipótesis de este trabajo sostiene que
los lenguajes científico-médico y periodístico entran en colisión frente a los atributos de
noticiabilidad (Loewy, 2010).
Esos criterios que guían la selección de notas a ser publicadas o difundidas, derivadas de la
práctica periodística o la cultura organizacional de cada medio, no siempre son compartidos
por los profesionales de la salud, quienes habitualmente preferirían que al “valor sanitario”
de la información se le otorgase más relevancia, por encima de la fría ponderación de su
valor noticioso (Loewy y Petracci, 2015).
El objetivo de este estudio5
(cf. Loewy y Petracci, 2015) fue explorar y describir las
opiniones y las experiencias de periodistas de medios de referencia nacional en el proceso
de construcción de la/s noticia/s en salud en la agenda pública y mediática6
. Se toma la
definición de noticia de Alsina (1993: 18), una representación social de la realidad cotidiana,
institucionalmente producida, y contribuye a la construcción de un mundo posible, que
incluye tres dimensiones: a) la construcción de la noticia a partir de los acontecimientos
que diariamente se seleccionan; b) la institucionalización, es decir la noticia se produce en
una institución informativa que supone una organización compleja; y c) la noticia es una
producción discursiva y tiene, como tal, un proceso de elaboración textual.
Metodológicamente se realizó un estudio exploratorio, cualitativo, con entrevistas (con
consentimiento informado) a diez periodistas dedicados en forma exclusiva o prioritaria a
la cobertura de salud y/o ciencia en medios gráficos de Argentina. Se eligieron periodistas
de medios gráficos porque, en la Argentina, dichos medios todavía tienen mayor capacidad
de marcar agenda, orientar la cobertura de otros medios e influir en la tematización de
las discusiones en la esfera pública. Con respecto a la selección de los entrevistados a
ingresar a la muestra (no probabilística) se consideró la pertenencia a diferentes medios
de distribución nacional y regional. Asimismo, se decidió no incluir en la muestra a
aquellos médicos que se definen como “periodistas médicos” o “periodistas científicos”,
dado que sus percepciones y opiniones podrían haber quedado marcadas por los valores
de su profesión de origen. Para definir la muestra se consideraron relevancia, propósito y
saturación (Glasser y Strauss, 1967)
En cuanto a las características sociodemográficas, ocho periodistas son mujeres, dos son
varones. Cinco trabajan en diarios de la Ciudad de Buenos Aires; uno, en un sitio web
de salud cuyo contenido suele salir en un diario de la Ciudad de Buenos Aires; cuatro en
diarios del interior del país: Comodoro Rivadavia, Córdoba, Rosario, y Salta. En cuanto
al número de años de orientación prioritaria o exclusiva al periodismo en salud, el número
de años mínimo es 3 y el máximo 30. Asimismo, dos de ellos escribían también para sitios
web, seis tenían o habían tenido participación en programas de radio, y uno era columnista
de salud en televisión.
A continuación se presentan los hallazgos sobre tres de los temas indagados: las opiniones
sobre la responsabilidad profesional, la valoración de los atributos de noticiabilidad en
salud, y las opiniones sobre el tipo de relación establecido entre periodistas y profesionales
de la salud.
6.1. Con respecto a la responsabilidad profesional
Existe consenso en los periodistas entrevistados acerca de la responsabilidad social
especial de su trabajo tanto por la naturaleza sensible de las temáticas que cubren como
por el potencial impacto de esa información sobre el público. Pero también porque la
práctica hace que no solamente informen y satisfagan las expectativas de sus medios
sino que procuren educar a la población sobre salud y derechos, lo que, en ocasiones, los
puede llevar a confrontar o negociar con aquellos editores concentrados en los valores
periodísticos tradicionales sin tomar en cuenta el carácter singular de las noticias de salud.
Otro aspecto de la responsabilidad profesional está basado en la asunción de que,
efectivamente, la información que transmiten tiene efecto sobre las personas. Al respecto,
hay un consenso en las respuestas: la información no cambia conductas per se, sino que
puede despertar o generar inquietud sobre determinada enfermedad, práctica preventiva o
situación de salud, favoreciendo la consulta a los profesionales.
6.2. Sobre la valoración de los atributos de noticiabilidad en salud
En lo referido a este punto, las opiniones se concentran y dispersan. La “extensión” o
“magnitud” es el atributo con mayor consenso. Alude a la cantidad de personas afectadas
por el acontecimiento, lo cual, en el campo de la medicina, orienta la cobertura de aquellas
enfermedades o problemas de salud que tienen una mayor prevalencia. El atributo es
reconocido como decisor en la lógica periodística pero también cuestionado. Para algunos
periodistas entrevistados, esa valoración cuantitativa puede resultar una traba frustrante a
la hora de impulsar la cobertura de patologías menos frecuentes. El atributo de magnitud o
extensión es tan fuerte en el periodismo de salud que, en palabras de uno de los periodistas,
las asociaciones de pacientes con enfermedades raras tienen que hacer un “lobby noble”
para aumentar la visibilidad de esas patologías.
En segundo lugar, otros atributos de noticiabilidad señalados son la “novedad” y la
“oportunidad”. La novedad implica una ruptura actual o muy reciente de lo cotidiano. Se
considera que lo urgente, lo inmediato, impacta más que la información ya conocida o que
se conoce mucho tiempo después de que algo haya ocurrido. También se señaló que si
bien la novedad era un criterio tradicional del periodismo para construir una noticia, en la
práctica actual cumple la función de “gatillo” o excusa para exponer un tema que, aunque
no sea novedoso, involucra al público al cual se dirige el medio. También el criterio difiere
según se publique en la tapa o en un suplemento temático.
Es interesante destacar el consenso alcanzado en el segundo lugar asignado a la “novedad”
como atributo de noticiabilidad. El hecho de que los periodistas de salud entrevistados
hayan relegado el atributo de actualidad, cuando para la mayor parte de los periodistas
de otras ramas representa el valor noticioso más relevante (una de las definiciones de
noticia es “hecho actual o reciente”), podría derivar de la caracterización de la salud como
una sección “fría” en la prensa, ajena al arrebato en la redacción característico de otras
temáticas. Como puntualiza Waisbord (2010: 186-187):
“La salud es usualmente vista como ‘información de parrilla’ [...] desligada de la ‘noticia caliente’ que típicamente impulsa el vértigo diario en las redacciones. Esto se debe, en parte, a que la noticiabilidad de los temas de salud no es perecedera. La información no está sujeta al paso rápido del tiempo, que hoy en día, debido a la aceleración de la producción de la noticia, se calcula en horas o minutos. La relevancia temporal de información sobre nuevos tratamientos quirúrgicos, índices de mortalidad materna, o tendencias en consumo de drogas no es fungible como lo es la información que se considera ‘urgente’”.
La oportunidad alude a aquella información que se relaciona con un tema que está en
la agenda de los medios y por ende en la preocupación colectiva. Un caso emblemático
serían las historias con foco en determinada patología que acaba de ser diagnosticada en
un famoso. O aquellas notas que se publican “a propósito de” una fecha o aniversario, por
ejemplo, el día internacional de lucha contra tal o cual enfermedad, o cuando se cumplen
los treinta años de una primera operación considerada exitosa. Se percibe que ese mismo
contenido informativo, en otro momento, no tendría tanto atractivo para el lector. Ni para el
editor. De las entrevistas se desprende que, en muchos casos, el atributo de oportunidad fue
considerado por los participantes, precisamente, como una excelente ocasión para hacer
promoción de la salud sin vulnerar la lógica y las reglas de la práctica periodística. En
ese sentido, ciertas novedades, como el lanzamiento de una campaña de concientización,
suele ser aprovechada para profundizar en esa temática. El criterio de oportunidad parece
ser, quizás, el que mejor reconcilia el rol del periodista como productor de noticias y su
aspiración como agente educativo en salud.
La “importancia” del tema, en tercer lugar, fue mencionada como valor noticia. Cabe aclarar
que este atributo puede solaparse con el atributo de extensión. En los manuales de periodismo,
la importancia o impacto social hace referencia a aquellos acontecimientos con efectos,
influencias, consecuencias o implicaciones para la sociedad o amplios sectores sociales.
También es importante enfatizar, de todos modos, que la importancia, como otros atributos de
noticiabilidad, está sujeta a la subjetividad del periodista o del medio. ¿Un avance experimental
contra el cáncer que recién podría tener aplicación clínica en 20 años, es importante o no? Lo
que puede ser relevante para un medio puede no serlo para un médico y viceversa.
Con una importancia menor fueron mencionados los siguientes atributos: la “utilidad”
o servicio, la “proximidad”, la “positividad” y la “rareza”. El primero refiere a aquellas
noticias que ofrecen información práctica para el lector (consejos, recomendaciones
preventivas, sitios, etc.), consideradas “de servicio” por los periodistas. Si bien pueden no
tener novedad alguna, son, quizás, aquellas que los médicos pretenderían ver publicadas
más a menudo en los medios. La proximidad, mencionada por periodistas del interior del
país, refiere a un hecho cercano cultural o territorialmente al lector es más susceptible de
transformarse en noticia que otro alejado de sus intereses o preocupaciones. La positividad
refiere a la percepción de que las noticias “felices” sobre curas o nuevos tratamientos tienen
más chance de encontrar lugar en la pauta que aquellas historias sobre, por ejemplo, las
vivencias cotidianas de pacientes con enfermedades crónicas. La rareza refiere al carácter
atípico o extraordinario de un acontecimiento.
Los atributos no son fijos ni compartimentos estancos. Son, en términos de Wolf (2004),
el conjunto de requisitos que se le exige a los acontecimientos para adquirir la existencia
pública de noticias. Hoy por hoy reciben las influencias de complejos escenarios mediáticos
en los que intervienen. Las referencias a las consultoras en salud y las necesidades del
público muestran cambios en la “novedad”, un atributo considerablemente valorado por
los periodistas entrevistados.
6.3. Criterios de noticiabilidad empleados
Respecto de las opiniones sobre el tipo de relación entre los criterios de noticiabilidad
empleados por los medios y las expectativas de los profesionales de la salud, las respuestas
exhiben consensos y disensos. Quienes señalaron que la relación es “armónica” señalaron
que consensuaban con los profesionales aquellos temas que merecían una mayor cobertura
en los medios o hasta afirmaron que los médicos más hábiles conocían a menudo los
criterios de noticiabilidad periodísticos (como la novedad y la magnitud), al punto de
reconocer que determinada información podría no tener cabida en los medios pese a que
ellos la consideraran importante.
En cambio, otros entrevistados aludieron espontáneamente a las clásicas tensiones
culturales ya descritas entre médicos y periodistas, como, por ejemplo, la exigencia de los
profesionales de leer las notas antes de su publicación, la reticencia a dar notas por malas
experiencias anteriores o la crítica por la falta de rigor de los textos periodísticos. Y otros, en
particular, deslizaron la dificultad de los médicos para entender la importancia periodística
de que exista un hecho noticioso concreto como “disparador” para poder transmitir una
información de salud. O bien señalaron la desvalorización del trabajo periodístico, el
desconocimiento o la falta de confianza.
De los hallazgos previos se desprende que la discordancia en términos de lo que resulta
“noticiable” o no, se enmarca en una serie de tensiones culturales, bien descriptas en
la literatura, entre médicos y periodistas (Nelkin, 1996; Ransohoff y Ransohoff, 2001;
Loewy, 2010). En términos generales, los periodistas de salud entrevistados en este estudio
perciben que existe a priori una desconfianza de los médicos respecto de su capacidad
para interpretar y transmitir de manera rigurosa el discurso médico. También los médicos
pueden sospechar que la selección de determinado tema o fuente está guiada por intereses
comerciales y no por legítimos valores periodísticos. O que existe una tendencia al
sensacionalismo.
Sin embargo, esa desconfianza, originada a menudo en “malas experiencias” anteriores,
puede atenuarse o disiparse a medida que los médicos conocen la trayectoria del periodista
o cuando lo ven desenvolverse con conocimiento del tema durante la entrevista. Loewy
(2010: 157) argumentaba que:
“el tamiz de los criterios de noticiabilidad, extendido en la rutina productiva de los medios, desecha temas que los médicos podrían considerar de importancia central para la salud pública; y en cambio, retiene, procesa y alienta la transformación en noticias de otras informaciones que pueden tener menor trascendencia o impacto epidemiológico, pero que reúne ciertos rasgos que le permiten competir de forma digna en la puja por el espacio o el aire con otras noticias que en principio tratan sobre temas más atractivos, como las políticas, policiales o deportivas. El periodista de salud no ‘sucumbe’ a la ponderación de los criterios de noticiabilidad porque sea insensible a otras dimensiones de la información que maneja, sino porque suele estar obligado a usar las mismas reglas de juego de sus colegas que cubren otras secciones o temas en el mismo medio”.
Desde esa óptica, se deslizaba que uno de los puntos de desencuentro entre periodistas y
médicos se vincula a aquellas situaciones en que la “finalidad sanitaria” de la información
de salud, esperada por los médicos, entra en colisión con la ponderación de la calidad de
la noticia bajo criterios estrictamente periodísticos, por ejemplo, los tipos y la cantidad de
atributos de noticiabilidad satisfechos o incluso su veracidad o equilibrio.
No caben dudas que los señalamientos de los periodistas de salud entrevistados enfatizan
la variedad, la complejidad y los cambios en los valores de noticiabilidad. Según Román
(2011: 175) “varían según los medios para los cuales cada periodista trabaje y son bastante
dinámicos. El tamiz por el que pasan las informaciones es tan complejo y a veces hasta
desconocido por los mismos periodistas que elaboran la noticia final”. Tampoco caben dudas
que desde sus perspectivas, los criterios de noticiabillidad pueden entrar en colisión para
profesionales médicos y periodistas especializados. Mientras no exista una mayor comprensión
y sensibilidad mutuas respecto de los condicionamientos productivos y culturales de unos y
otros, una construcción compartida de la noticia en salud está lejos de ser posible.
7. Conclusiones
En este artículo se presentaron los hallazgos de tres investigaciones sobre articulaciones en
comunicación y salud: comunicar un mensaje de cuidado de la salud en un servicio de un
hospital público, comunicar políticas públicas y comunicar noticias de salud en los medios
de comunicación. Los problemas de investigación y los estados del arte, fueron construidos
desde interrogantes sociales (especialmente comunicacionales) y la información fue
relevada en aquellos actores sociales menos indagados por la literatura: el equipo de salud,
los tomadores de decisión y los periodistas en salud, respectivamente.
La construcción institucional del cuidado y la prevención en un marco de relaciones
de poder instituidas. La superación del debate binario, en el sentido de que el debate
se constituya como pensamiento binario y los actores sostengan, en la práctica, una
confrontación que vuelve estéril el debate y lo torna, además, obsoleto para comprender
y explicar fenómenos sociales complejos. La dificultad de encuentro entre los lenguajes
periodístico y científico en el marco de la construcción de la noticia de los medios de
comunicación... son articulaciones que muestran la diversidad y la riqueza del campo
comunicacional de la salud. Plantean líneas de investigación a conformar y dan lugar a
formular nuevas preguntas temáticas y metodológicas: ¿qué opinan los destinatarios de
los mensajes?, ¿cuál y cómo es la evaluación de una experiencia comunicacional?, ¿qué
sucede con las noticias sobre salud en los medios masivos frente a la expansión de las redes
sociales?, ¿aplican los resultados de un estudio a nivel nacional en el nivel local?
No obstante lo realizado, el trabajo a llevar adelante en el futuro es el planteo de las
temáticas sociales en las cuales estén insertos los problemas y situaciones de salud a
resolver comunicacionalmente (riesgo, medicalización, técnica, etc.); la sistematización
de las investigaciones empíricas y las experiencias ya realizadas; la construcción de
conocimiento que incluya movilización social, acciones de incidencia en políticas públicas,
democratización de las relaciones sociales. Y así este campo joven estará a las puertas de
su madurez.
Finalmente, consolidar este campo significa también implicaciones positivas para la
democracia en el sentido de que cada ciudadano goce de los derechos de la comunicación
y su relación con los derechos humanos básicos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales.
NOTAS
1. La autora de este artículo comparte esa reflexión con Inesita Soares de Araujo (Brasil), José del Pozo-Cruz
(España), Silvio Waisbord (EE. UU.), Milca Cuberli y Andrea Palopoli (Argentina).
2. Los hallazgos corresponden a la investigación “Cáncer cervical: calidad de la atención ofrecida por el equipo
de salud y prevención a través de los medios de comunicación”, de la cual fui Directora. Sede: Centro de Estudios
de Estado y Sociedad (CEDES). Financiamiento: PATH through GATES 2003-2004.
3. Véase una imagen del carné en Petracci (2009).
4. Corresponde a uno de los objetivos del proyecto UBACyT 2011-14: “La salud en la trama comunicacional
contemporánea”, dirigido por M. Petracci. Integraron el equipo: J. Brown, L. Carral, M. Cuberli, A. Gurfein, M.
Mattioli, A. Palopoli, C. Pardo, P. Rodríguez Zoya y C. Straw.
5. Corresponde a uno de los objetivos del proyecto UBACyT 2011-14 “La salud en la trama comunicacional
contemporánea”, dirigido por M. Petracci.
6. Cabe señalar que no se incluyó en este análisis a la noticia sobre salud con fines comerciales.
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