Lectura
tradicional versus lectura digital
Recibido: 27 de agosto de 2013
Aceptado: 28 de abril de 2014
Escuela de Comunicación Mónica
Herrera (El Salvador)
Resumen: Este artículo busca ser un acercamiento al debate académico entre dos
escenarios que han surgido en torno
al concepto de lectura gracias a la cultura digital. Es decir, con la
integración de soportes tecnológicos como iPads, Kindles, laptops, etc. los
objetivos, experiencias y actores que participan en el proceso, se ven
inevitablemente modificados, re-configurando el concepto de lectura que
manejamos hasta ahora. Por esto, vale la pena diferenciar ambos escenarios y
generar una conversación que nos lleve a integrar los dos mundos, para hacer de
la lectura una experiencia enriquecedora integrada a la digitalidad.
Palabras clave: Cultura digital, lectura tradicional, lectura
digital, lectoespectador.
Abstract: This article pretends to be an
approach to an academic debate between two
scenarios that have risen amongst reading as we know it. With the
integration of technological devices as iPads, Kindles, laptops, etc. the
objectives, experiences and actors that participate in the reading process are
inevitable affected, re-configuring the concept. This is why it is worth to
distinguish both scenarios and generate a conversation that lead us to
integrate both worlds and make reading a rewarding experience that’s integrated
to digital life.
Key
words: Digital Culture, Traditional reading, Digital reading, Reading-Viewer.
1. Introducción
“La imprenta, un recurso repetidor confirmó y
amplió la nueva tensión visual. Proporcionó la primera ‘mercancía’
uniformemente repetible, la primera línea de montaje: la producción en masa.
Creó el libro portátil, que los hombres podían leer
en la intimidad y aislados de los otros. El hombre podía ahora inspirar... y
conspirar.
Como la pintura de caballete, el libro impreso agregó mucho al nuevo culto del individualismo. Se hizo posible el punto de vista privado, fijo; la capacidad de leer y escribir otorgó el poder de aislarse, de la no-implicación” (McLuhan y Fiore, 1967).
Así fueron descritos por McLuhan
y Fiore algunos de los principales cambios que la introducción del libro, como
instrumento cultural, implicaban para la cultura y el desarrollo del individuo
en un contexto de exposición a la información y, por tanto, al análisis y a la
complejización del pensamiento.
Cuántos años han pasado ya desde
que la imprenta se convirtió en un hito histórico que cambió los horizontes de
la cultura, el conocimiento y la individualidad, y sin embargo, ahora nos
encontramos ante un nuevo escenario que ha sido propiciado por la era digital.
En este artículo se hará
referencia a estos dos escenarios, el gutenberiano, en el cual la lectura es
realizada a través de soportes físicos, papel y tinta; y el escenario digital,
el cual ha surgido a raíz de otro hito histórico: la Internet.
Con el objetivo de limitar el
objetivo de estudio, aquí nos referiremos estrictamente a la suerte de
comparación entre la lectura gutenberiana (libros) y la lectura digital, la
cual se referirá a la actividad lectora realizada a través de soportes
digitales como tablets y computadores portátiles específicamente.
En este escenario digital, que es
cada vez más generalizado, leer ha dejado de ser una actividad asociada al
papel y tendrá que plantearse cuestionamientos de raíz que van desde las
implicaciones de la hipertextualidad, la actividad online, el uso dispositivos electrónicos, lectores que pasan a ser
usuarios y una literatura que deberá asumir el reto de la digitalidad.
Nos encontramos entonces ante dos tipos de lectura:
la lectura tradicional o gutenberiana, aquella que reconoce las páginas, la
tinta y la pasta de un libro como requisito; y la lectura digital, una que
implica la tenencia de un dispositivo (tablet, laptop) y en la que conviven
elementos propios de lo digital como la Internet, los hipervínculos, la
interacción en línea e incluso, en algunos casos, multimedia (sonidos,
ilustraciones y/o videos).
2. Objetivo
Este escrito busca establecer las
principales diferencias entre el proceso de lectura tradicional y el proceso de
lectura digital, como forma de entablar un debate académico para la comprensión
de la lectura como actividad en evolución constante. De esta forma, el objetivo
planteado se resume en:
• Plantear
los cimientos para el debate académico sobre las perspectivas del proceso de
lectura ante dos escenarios: El primero, entendido como lectura tradicional, es
decir, que obedece a la lógica gutenberiana o de lectura de libros; y el
segundo, un escenario digital, entendido como aquel en el que la lectura
requiere de dispositivos como laptops o tablets y cuyo contenido son eBooks con
aplicaciones multisensoriales complementarias.
• Se
describirán entonces los escenarios mencionados y los retos que cada uno
representa para comprender el proceso lector como una actividad que ha dejado
de estar ligada únicamente a los libros y/o soportes físicos, para ramificarse
en soportes digitales y contenidos que complejizan el proceso de interpretación
e interacción lectora.
3. Metodología
Para
comprender la dicotomía entre las características de la lectura tradicional y
la lectura digital se retomaron ejemplos específicos que promueven, de forma
independiente:
• El
retorno a la lectura tradicional.
• La
re-estructuración de la lectura digital.
Estos
ejemplos fueron analizados a la luz de un marco que contempla la profundización
en tres categorías:
• Actores: Quien
participa del proceso de lectura, utiliza el dispositivo y realiza el proceso interpretativo de su contenido.
• Dispositivos: Soportes y materialidad utilizados para llevar a cabo el proceso de lectura.
• Proceso de lectura: Elementos externos que componen la experiencia de
quien lee y definen las nociones de
lectura.
La agrupación de estos análisis permitió hacer una
comparación entre las nociones de lectura planteadas por un ejemplo (lectura
tradicional) y por el otro (lectura digital). El objetivo es obtener
conclusiones que amplíen el debate académico al respecto de las implicaciones
actuales de la lectura en un contexto cada vez más digitalizado.
4. De los libros a las tablets
Aprendimos a leer a través de silabarios, sonidos extraños y probablemente
más de alguna canción. Continuamos nuestro recorrido a través del papel,
subrayando, haciendo anotaciones
La oferta ya es interesante:
tienen acceso a Internet, las pantallas son táctiles y se adaptan a la retina,
los botones van desapareciendo y las memorias se van haciendo cada vez más
grandes, casi como una demostración de todo el material que está esperando a
ser devorado (o guardado) por el usuario.
Estos dispositivos son, en sí
mismos, una reconfiguración de una de las actividades más significativas de la
era gutenberiana. Las tablets, con sus pantallas y aplicaciones, redefinen el
lenguaje, la realidad, el consumo, la producción y la modalidad de la lectura.
Este
artículo pretende hacer una aproximación a dicha reconfiguración, que será
llamado proceso de lectura y que involucra desde el dispositivo, atravesando
debates sobre el nivel de accesibilidad al mismo por diferentes sectores
sociales, hasta la creatividad y capacidad interpretativa de quién lee sobre el
contenido ahí plasmado; y llegar incluso, a un cambio en el rol del lector para
convertirse en usuario.
Pero antes de embarcarnos en el
proceso de análisis de la reconfiguración del proceso de lectura planteado, es
preciso revisar la percepción sobre la lectura pre-dispositivos, es decir de la
lectura gutenberiana; esa que se hace a través de pastas, páginas de papel,
separadores y tinta. Se han seleccionado dos ejemplos para, en términos muy
generales, construir un marco de referencia sobre lo que se puede interpretar
como un llamado para la recuperación de la lectura en papel versus la lectura
digital, la cual se ha convertido en una especie de batalla por recuperar la
experiencia de dicho ritual.
4.1. La
batalla por regresar al papel
El primer ejemplo es “It’s a book”
(figura 1). Su traducción al español es “Es un libro” y, obviamente, muestra un
libro ilustrado de Jane Smith que promueve las virtudes de la lectura
tradicional.
“It’s a book”, curiosamente, fue
lanzado con una campaña en medios digitales, específicamente en YouTube. El
video consiste en una conversación protagonizada por un interesante personaje
animado: un burro, con una laptop en las piernas. Este burro se dirige a un
mono que está leyendo un libro, cosa que le parece extraña y aburrida.
Entonces, se dedica a hacerle preguntas: “¿Puedes bloggear con él?, ¿puedes
tuitear?, ¿tiene wi-fi?” El burro, al final, movido por la curiosidad, toma el
libro y da vuelta a sus páginas hasta terminarlo.
Así, a través de un burro
abstraído en las páginas de un libro, el mensaje del video se convierte en una
involución hacia el tradicional significado de la lectura en papel, intentando
despojar al proceso lector de las distracciones de la digitalidad.
El video, además de ser una fuerte crítica a los usuarios de
computadores como dispositivos de lectura, ejemplifica cómo la lectura en papel
es capaz de cautivar y capturar al lector, ofreciendo una experiencia
totalmente distinta al contacto con una pantalla. Así, “It’s a book” se
convierte en otro esfuerzo como el de la ya conocida librería mexicana Gandhi
que, con un toque de humor y sarcasmo, invita a tomar un libro y... leer.
Esta librería ha utilizado un recurso creativo y
divertido para atraer a diferentes grupos hacia la lectura tradicional13, empleando afiches, carteles y
publicidad BTL (figura 2) con frases ocurrentes tales como “Mi libro es más
grande que el tuyo. Libros para hombres”, “Leer, guey, aumenta, guey, tu
vocabulario, guey”, “Enamorados se suicidan por falta de comunicación [Ya
leíste Romeo y Julieta]”, entre otros:
Si bien es cierto que la iniciativa de librería Gandhi está motivada por
un tema meramente publicitario y vinculado estrictamente a la naturaleza de su
negocio, esta campaña ha sido retomada en redes sociales por algunos
entusiastas de la lectura tradicional y también en algunas bibliotecas, como un
potente llamado para retornar a la lectura gutenberiana.
13. En el portal oficial de esta librería (2014) se puede consultar las
diferentes campañas publicitarias desarrolladas desde la década pasada en
México.
4.2. La
batalla por la evolución de la lectura
Ahora bien, así como hay
esfuerzos por el retorno a la lectura gutenberiana, no podemos negar la
existencia y el uso cada vez más expandido de dispositivos digitales para la
lectura. Marshall McLuhan se adelantó muchísimo en el tiempo y predijo la
expansión de lo digital a partir del surgimiento de la televisión y ahora,
nombres como iPad, Kindle, Galaxy Tab son mundialmente reconocidos. Al
respecto, Trujillo Sáez (2013) afirma:
“Mientras que los adultos ya
habían colonizado el libro impreso hasta hacerlo suyo, los más jóvenes se
lanzan a la aventura en los dos entornos, la lectura en papel y la lectura en
pantalla, simultáneamente y sin establecer diferencias”.
Ahora que las tablets se han
abierto paso (y han tenido una buena aceptación gracias a su tamaño, facilidad
de movilidad, integración de funcionalidades y precio) también es momento de
preguntarse: ¿De qué forma transforman estos dispositivos el proceso de
lectura?, ¿cambia el rol del lector cuando cambia el soporte en el que lee?,
¿se modifica la experiencia lectora cuando se hace a través de eBooks y no de
libros?
4.3. Una
revista es un iPad que no funciona
Los millones de internautas que
han visto el video “A magazine is an iPad that doesn’t work” (figura 3) han
sido testigos de cómo una pequeña niña de un año se sorprende cuando se da
cuenta de que las revistas no responden a sus pequeños deditos de la misma
forma que un iPad: las imágenes no se agrandan, no hay ventanas que se abran y
se cierren, no hay luz, en fin, no funciona.
Aunque la pequeña aún no sabe
leer, es innegable el efecto que el dispositivo digital, en este caso el iPad,
ha causado en su noción de lo que una revista debería ofrecer. Jabr (2014)
explica que aquellos que han comenzado a usar la tecnología digital desde su
más tierna infancia, rodeados no solo por libros y revistas de papel sino
también por teléfonos inteligentes, Kindles e iPads, tienen otras expectativas
sobre las funcionalidades de estos soportes más tradicionales.
5. El futuro del libro
Con respecto de la experiencia lectora en el
escenario digital, es óptimo traer al debate el caso de IDEO, una consultora
internacional en innovación y diseño que plantea el “futuro del libro” (figura
4).
IDEO cree que el constante crecimiento del contexto
digital puede mejorar nuestra noción de los libros. Con base en este enunciado
proponen tres conceptos de experiencia lectora desarrollados por ellos en los
que explican de qué forma se puede dar esta integración entre contexto digital
y noción de libro.
Los tres conceptos son planteados son Nelson,
Coupland y Alice. Aunque cada uno tiene audiencias y objetivos diferentes, el
factor común es la relevancia que, de forma individual, le otorgan a la
interacción con otros usuarios como elemento enriquecedor del proceso de
lectura. Es decir, conciben que para mejorar la experiencia lectora se requiere
de interacción con nuevos o diferentes usuarios quienes construyen una red de
información, perspectivas e inputs adicionales a los propios, volviendo un
proceso usualmente individual, en uno participativo y plural (Zuras, 2010).
IDEO sugiere que el lector/usuario sea capaz de
integrar sus puntos de vista sobre el material leído para compartirlo con los
demás participantes. Esto da pie al debate, a la vinculación con otros
contenidos relacionados, a más generación de datos e información y a diversas
miradas sobre un mismo tema, lo que se traduciría como enriquecimiento del
proceso de lectura. Aunque quizá en menos medida, IDEO también sugiere que el
futuro del libro está también ligado a la integración de diversos dispositivos
durante el proceso: la lectura no se limita a la tablet o el computador, sino
al teléfono celular, a mensajes por correo electrónico, entre otros.
Con base en estos ejemplos, se pueden simplificar
las nociones de lectura gutenberiana y lectura digital de acuerdo con la
siguiente clasificación:
6. Los escenarios
Hemos visto entonces que,
tácitamente, la existencia de un nuevo proceso de lectura que, a través de lo
digital, desafía los estándares tradicionales de esta actividad otrora
vinculada únicamente a los más altos rangos de autoridad e intelecto.
Estas posturas, hasta cierto
punto encontradas, llevan al establecimiento de dos escenarios actuales en
torno al proceso de la lectura:
• El retorno a la lectura gutenberiana: Como un proceso individual que alienta la creatividad e implica una relación
libro/lector sin “interferencias”. En este, el dispositivo es el libro y el
lector cumple un rol de audiencia e interpretación individual del contenido. En
la lectura gutenberiana, el proceso de leer es una actividad enmarcada entre
contenido e individuo, sin mayor intervención
• La nueva experiencia de la lectura digital: Que se realiza a través de dispositivos electrónicos especializados (tablet o laptop) en los que el usuario tiene acceso a diversas aplicaciones que “enriquecen” el proceso, como por ejemplo: comentarios de otros lectores, referencias a nueva bibliografía, etc. Usualmente, los eBooks son diseñados incluyendo estímulos visuales y/o auditivos que proveen un marco referencial en términos gráficos para quien lee, despojándolo o armándolo (de acuerdo con la perspectiva bajo la que se estudie) de un proceso de interpretación individual del contenido, pero generando una experiencia multisensorial. De acuerdo con el grado de interacción entre lectores de un mismo texto, el proceso de lectura puede favorecer el intercambio inmediato de información y/o impresiones sobre el contenido, volviendo la lectura un proceso dinámico e interactivo.
El primer escenario es, entonces, un llamado a
reconsiderar el libro como soporte para la lectura. El segundo es una
invitación para reconceptualizar las nociones de lectura. Son precisamente
estas dos versiones de una misma actividad las que abren las puertas al debate.
7. El debate
Eso fue justamente lo que sucedió en el Encuentro
Nacional de Investigación FUNLAM, en Colombia, Sepúlveda y Suárez (2012)
planteaban la necesidad de abrir el debate que surge por los cambios y las
evoluciones entre aquel lector tradicional frente a un libro impreso y del
lectoespectador con una tablet en su mano, leyendo un libro interactivo
conectado a la Red.
En otra oportunidad, esta vez en una de las mesas
de ponencias durante el Congreso de Facultades Latinoamericanas de Comunicación
Social FELAFACS 2012, en Lima (Perú), los mismo investigadores colombianos
expusieron su investigación “eBooks interactivos: del lector al lectoespectador”,
planteando cómo los eBooks crean una experiencia completamente diferente para
el lector al incluir diseño, animación, hipervínculos, interacción con el
usuario, sonido y demás.
Con estas adiciones, los eBooks llegan a ser una
recreación de las obras originales que pasan por mentes de creativos,
ilustradores, diseñadores, programadores y demás profesionales para convertirse
en el producto final que llega las manos de quien lo ¿lee?
Es aquí donde la palabra ‘lee’ se complejiza para
transformarse en ve, escucha, comparte, juega, etc. integrando las tantas
funcionalidades que incluye un eBook.
En este mismo congreso se habló
también sobre la idoneidad de los eBooks para el fomento de la lectura, ya que
se dirigen a una audiencia acostumbrada al lenguaje digital, quienes
probablemente requieren de este tipo de incentivos para la lectura por el solo
hecho de estar en contacto con un dispositivo electrónico.
Esto cobra sentido explicado
desde la perspectiva de McLuhan y su reconocida afirmación “el medio es el
mensaje”. Desde esta perspectiva, la sola posesión de dispositivos electrónicos
para la lectura implicaría que las actividades que con él se realicen integran
las características que este permite. Así como un cassette no cabe en un iPod,
un libro convencional no cabe en un iPad.
8. El lector. El usuario. El lectoespectador
La discusión sobre los
dispositivos electrónicos como soportes para la lectura también da paso a
repensar a los protagonistas del proceso. Se hace necesario reconsiderar
entonces, si es correcto referirnos a quien lee como lector, como usuario o
como “lectoespectador”.
Otro punto para el debate surge:
¿Los dispositivos electrónicos para la lectura generan, de forma automática, un
nuevo rol que no puede ser descrito como lector?
A lo largo de este artículo se ha
utilizado la palabra “usuario” para referirse a quienes utilizan dispositivos
electrónicos de lectura. Y es que la semántica es poderosa y la palabra “usuario”,
en sí misma, tiene implicaciones de poder, interactividad y acción que
describen una perspectiva diferente a la que construye la palabra “lector”.
Es a este usuario de eBooks a
quien se ha otorgado el nombre de lectoespectador, el cual no busca encontrarse
únicamente con una buena historia, sino con una experiencia multisensorial que
la acompañe.
Aquí nos encontramos con otra
serie de cuestionamientos válidos sobre la modificación del rol del
lector/usuario/lectoespectador ante la lectura: ¿Cómo se ve influenciada la
interpretación creativa, autónoma e individual del lector cuando el eBook está
proporcionando todo el marco visual, auditivo y animado de la historia?, ¿no es
esa una de las funciones de la lectura: incentivar la creatividad y la
interpretación propia del mundo propuesto por el autor?
Estamos, entonces, no sólo ante un nuevo escenario
del proceso de lectura, sino también ante un nuevo protagonista del mismo: un
nuevo lector. De este ya ha hablado Scolari en su blog Hipermediaciones, en el cual comenta el libro El Lectoespectador, de Vicente Luis Mora:
“Contar con todos los recursos
implica contar para nuevos lectores. Según VLM ‘el lector 2.0 recibirá
complacido una obra cuyos límites pueden ser sólo los de la imaginación del
escritor para permitir y los del propio lectoespectador para imaginar y/o completar la experiencia de la
imagolectura’ [...] Se abre ‘un nuevo modo de concebir qué puede ser literatura
en el siglo que acabamos de comenzar’” (Scolari, 2012).
Estamos ante nuevos soportes para el consumo de la
lectura. Esto implica una alternativa diferente para la concepción de la
literatura como la conocemos hasta ahora: y otro escenario surge ante nuestros
ojos a partir de la re-conceptualización de las nociones de lectura.
Sobre el hipertexto ya mucho se ha hablado, sin
embargo, en el caso de los dispositivos como tablets, también intervienen
elementos que ya se han mencionado anteriormente: sonido, interacción con otros
usuarios, integración con otros dispositivos y demás, que complejizan el
proceso de la lectura convencional y el tipo de contenido que se adecúa a las
características de la hipertextualidad.
Ahora bien, es preciso recordar la teoría de usos y
gratificaciones, según el cual el usuario cobra la mayor relevancia al otorgar
significaciones y formas de uso a los medios que utiliza. Por tanto, aquellas
características y funcionalidades presentes en los dispositivos de lectura
estarán siempre a la disposición del usuario pero serán adaptados y utilizados
en la medida que este así lo decida.
Por tanto, nos podremos encontrar ante usuarios
ávidos de la lectura digital por la facilidad de almacenamiento que los
dispositivos ofrecen y la portabilidad de contenido extenso en un mismo
soporte, y no por las características de interactividad, sonido, ilustraciones
u otras.
9. Lectura digital versus la lectura tradicional
El proceso de la lectura gutenberiana engloba una
interacción individual entre libro y lector. Desarrolla la capacidad
interpretativa y es una experiencia del sujeto con el objeto que está cargado
con significaciones, símbolos y motivaciones individuales. La lectura digital,
realizada a través de dispositivos electrónicos, será también un proceso de un
individuo acostumbrado a un entorno tecnológico que incluye, obligatoriamente,
la multidimensionalidad de los aparatos, la interactividad, la conectividad, la
costumización y el almacenamiento masivo.
La lectura digital no es más que una adaptación de un proceso otrora
unidimensional hacia los requerimientos de un contexto y un usuario
digitalizado. Trujillo Sáez (2013) explica:
“El mundo de la literatura
digital ofrece al lector nuevas posibilidades a través de la pantalla,
superando además la distinción entre quien escribe y crea quien recibe y lee:
las TIC nos permiten un acercamiento interactivo al texto y demandan del lector
una mayor implicación en la lectura”.
Con respecto a esta suerte de
batalla entre la lectura digital y la lectura tradicional, estamos entrando a
una verdadera (r)evolución literaria cuyos resultados aún son inciertos. Pero
como punto de partida es fácil afirmar que el recibimiento favorable que las
tablets han experimentado es un indicador del éxito y la necesidad de este tipo
de dispositivos, así como también de la modificación de una de las actividades
que ha sentado las bases del conocimiento hasta nuestros días: la lectura.
10. El replanteamiento del concepto de lectura
“Leer ha estado muy condicionado
por los soportes; la materialidad, el modo cómo se escribe y cómo se publica lo
escrito, marca formas de lectura completamente distintas, formas social y
culturalmente diversas, con condiciones políticas y económicas diferentes de
lectura” (Martín-Barbero, 2005).
Es precisamente esta materialidad
y forma de publicación la que una vez más se ve modificada en nuestros días a
través de las tablets y los eBooks, afectando indefinidamente las consecuencias
en el proceso de lectura. Como diría McLuhan, el medio se transforma en el
mensaje.
Las tablets y las laptops configuran
una nueva forma de leer. Sin embargo, la lectura como proceso es una actividad
que está en constante cambio, obedeciendo (como dice Martín-Barbero) los
soportes y cómo se publica lo escrito. Por lo tanto, la lectura digital es un
proceso enmarcado en un escenario de soportes diferentes al libro empastado,
pero igualmente válido.
Bajo este mismo argumento,
Martín-Barbero (2005) afirma que existe otra lectura que tiene que ver con el
mundo de la imagen, desde el cómic hasta el videoclip, donde pasan todas las
nuevas narrativas que están reinventando la literatura. Es aquí donde se
enmarca el concepto de lectura digital que se aborda en este artículo, en el
que no es solamente el texto en forma de palabras el que se reconoce como
lectura, sino también la inclusión de elementos multimedia e ilustraciones como
parte del proceso.
Por tanto, el concepto de lectura
no está limitado a aquel ligado a los libros, sino que puede ser extensivo a
aquellos soportes digitales como las tablets y laptops, cuyo contenido incluye
incentivos multisensoriales y gráficos.
¿Debería haber una separación de
los tipos de lectura?, ¿existe en realidad una lectura gutenberiana y una
lectura digital?
Posiblemente para aquellas generaciones, que han
tenido que adaptar la digitalidad a su día a día, existe una clara diferencia
entre las experiencias lectoras tradicionales y digitales. Sin embargo, para
los nativos digitales (quienes desde sus primeros meses entran en contacto con
dispositivos electrónicos) el concepto de lectura gutenberiana no llega
siquiera a existir.
De tal forma que debemos asumir que la nueva
lectura es una de tipo digital: con soportes electrónicos, con interconectividad,
con feedback entre usuarios, con
conexión a Internet, con incentivos multisensoriales, en plataformas digitales,
etc. Y con un protagonista que ya no es solo un lector, sino un usuario y
lectoespectador, quien interactúa constantemente con el material, el soporte y
otros usuarios lectoespectadores.
Fuentes consultadas
Jabr, F. (2014). “Por qué el cerebro prefiere el
papel”. Investigación y Ciencia, núm.
449, pp. 82-87.
Librería Gandhi (2014). “Publicidad Gandhi”.
Extraída el 20/V/2014 desde http://www.gandhi.com.mx/index.cfm/Publicidad
Martín-Barbero, J. (2005). “Los modos de leer”
[entrevista realizada por Omar Rincón]. Extraída el 20/V/2014 desde
http://www.fesmedia-latin-america.org/uploads/media/Los_ modos_de_leer.pdf
McLuhan, M. y Fiore, Q. (1967). El medio es el mensaje. Un inventario de efectos.
Sánchez, M. (2009, diciembre 14). “Carteles
graciosos e incoherentes”. Extraída el 20/V/2014 desde
http://de10.com.mx/wdetalle4925.html
Scolari, C. (2012, febrero 26). “El
lectoespectador: Una lectura (1)”. Blog Hipermediaciones
Sepúlveda, E. y Suárez, C. (2012). “Libros electrónicos
interactivos: nuevos lectores y nuevas terminales de lectura”. Extraída el
20/V/2014 desde http://www.funlam.edu.co/uploads/centroinvestigaciones/96_Memorias_enc_investi_2012%5B1%5D.pdf
Smith, L. (2010, agosto 16). “It’s a Book by Lane
Smith - Book Trailer”. Extraída el 20/ III/2012 desde
http://www.youtube.com/watch?v=x4BK_2VULCU
Trujillo Sáez, F. (2013). “Lectura e Internet: ¿Qué
aportan las TIC a la lectura?”. Extraída el 20/V/2014 desde
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/descargas/
familias-lectoras/flash/coleccion/resources/cariboost_files/cuaderno10.pdf
YouTube, sitio web.
_(2011, octubre 6). “A Magazine Is an iPad That
Does Not Work”. Extraída el 20/V/2014 desde
https://www.youtube.com/watch?v=aXV-yaFmQNk
_(2010, septiembre 22). “The
Future of the Book | IDEO”. Extraída el 20/V/2014 desde
http://www.youtube.com/watch?v=ISxgVmRnFq8#at=272
Zuras, M. (2010, septiembre 21). “Meet
Nelson, Coupland and Alice: IDEO’s Future Books”. Extraída el 20/V/2014 desde
http://www.switched.com/2010/09/21/meet-nelson-coupland-and-alice-ideos-future-books/