Pedagogía y manipulación en las columnas de
opinión. Una experiencia
desde el análisis crítico
epistémico del discurso en la prensa colombiana
Recibido: 08 de septiembre de 2013
Aceptado: 31 de julio de 2014
Universidad Cooperativa de
Colombia
Resumen:
El presente artículo expone una matriz de análisis crítico epistémico del discurso
aplicada a la columna “Estado de opinión y clientelismo” de la articulista
Alicia Eugenia Silva, publicada en el periódico El Tiempo , del sábado 30 de enero del 2010, durante en la etapa
preelectoral para Congreso de la República en Colombia. El análisis de la
columna identificó, en el discurso, los componentes pedagógicos y estrategias
didácticas. Asimismo, permitió vislumbrar elementos textuales de manipulación
que se dispusieron, con el fin de inducir al lector a tomar partido por los
intereses de la columnista o de la propia casa periodística, activando, de esta
forma, un intrincado proceso cognitivo entre autor y lector, donde gravitaron
el lenguaje, la ideología, la comunicación de creencias y la interacción
social.
Palabras clave:
Pedagogía, política, manipulación, columnas de opinión.
Abstract: This paper presents an Epistemic Critical Discourse Analysis matrix
applied to the column “Opinion state and clientelism” by Alicia Eugenia Silva, published in newspaper El
Tiempo on January 30th 2010 during prelectoral period of campaign to Congress
in Colombia. This analisis identifies pedagogical components and didactic strategies in the discourse. Besides, it
point out manipulation textual elements that induced to reader for take part
for writer’s interests or informative company. Thus, this ignited a complex
process between author and reader based on language, ideology, communication of
beliefs, and social interaction.
Key
words:
Pedagogy, Politics, Manipulation, Opinion Columns.
1. Introducción
En una investigación anterior (Vásquez y Peña,
2013) se realizó un análisis comparativo de la cultura y educación política de
los artículos de opinión y páginas de información política en dos diarios: El Colombiano (de tiraje regional y de
orientación política conservadora) y El
Tiempo (de tiraje nacional y de orientación política liberal), durante las
elecciones del Congreso de la
República en el 2010, con la finalidad de abordar el problema del análisis del
discurso pedagógico de la prensa, mediante la exposición de una matriz
categorial híbrida.
La presentación, en este artículo, del método de la investigación se justifica en la medida que ofrece
una experiencia de análisis crítico epistémico del discurso que intenta
desentramar las posibilidades pedagógicas de los géneros periodísticos, los
cuales hacen parte de los dispositivos de educación informal que rodean al ser
humano y que potencian los modelos mentales a partir de la producción del
conocimiento, puesto que:
“El conocimiento no es un producto natural que ‘crece’ en las personas, sino que se enseña y se aprende,
se genera y se utiliza, se vende y se consume. Y en todos estos procesos de
interacción y transacción están implicados roles sociales, grupos y
organizaciones: padres de familia, escuelas, medios de comunicación, políticos,
etc.” (Van Dijk, 2010: 176).
En el diseño de la matriz general de la investigación nos basamos en Ciapuscio y Kuguel (2002), investigadores que analizan el componente pedagógico en artículos de divulgación científica; con el fin de analizar la cognición, los procesos mentales sesgados y para una posible manipulación recurrimos a dos modelos de Teun Van Dijk: “Análisis crítico del discurso” (ACD) y el “Análisis crítico epistémico del discurso”. Para el presente artículo expondremos los resultados del segundo modelo como paso inicial para identificar las posibilidades pedagógicas de la columna de opinión. De esta manera, se podrá dilucidar si en la columna se hace pedagogía que potencie los conocimientos del lector para la decisión de un voto responsable. Igualmente identificar si en la columna se presentan elementos de manipulación que guíen la votación del elector.
1. El estudio fue desarrollado entre 2010 y 2011 por el grupo Comunicación
Pública de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad
Cooperativa de Colombia, sede Medellín, y ha hecho parte de los resultados de
la investigación “Análisis comparativo de la cultura y educación política de
los artículos de opinión y páginas de información política de los periódicos El Colombiano (Medellín-Antioquia) y El Tiempo (Bogotá-Colombia) para las
elecciones de Congreso de la República en el 2010”, financiado por el CONADI
(Comité Nacional de Investigación), adscrito a la Universidad Cooperativa de
Colombia (UCC).
En cuanto a la metodología, hicimos uso del ACD, pero seleccionando la teoría y recursos según el objeto de estudio en concreto;
sin embargo, es prudente manifestar que existen muchas formas de abordar el
análisis de textos, sobre todo de lo que se pretende buscar en ellos. En primer
lugar, se debe tener en cuenta que los discursos que se analizan están en
pasado, es decir, se asume que los discursos son históricos y que pueden
entenderse y analizarse por referencia a su contexto y a la relación que tienen
con otros textos y con otros discursos, pues con seguridad existen conceptos en
ellos que fueron tenidos en cuenta en el discurso de análisis. En segundo
lugar, el tipo de estudio es hermenéutico, pues luego de hacer un análisis
exhaustivo se interpreta bajo los elementos dados por teóricos del análisis
crítico del discurso.
Otra característica importante del método en el análisis, según Meyer (2003), es la incorporación de categorías lingüísticas
específicas al análisis: estas pueden ser desde categorías discursivas,
pragmáticas, como el estudio de la deixis o de las presuposiciones e
implicaciones. Sin embargo, puede afirmarse que los autores de trabajos, dentro
del análisis crítico del discurso, han tomado los datos de textos de prensa y
alocuciones gubernamentales. Específicamente en cuanto a los pasos seguidos
para el análisis de los textos, nos limitaremos a presentar lo planteado por
Van Dijk, porque consideramos que se adecúa mejor para el modelo de análisis
que presentamos. Este autor sugiere que en el análisis deberían tomarse en
cuenta aspectos como los siguientes:
•
La coherencia local.
•
Las supresiones y generalizaciones.
•
Las implicaciones y las presuposiciones.
•
Actores del discurso.
•
La dimensión retórica.
•
La ideología y la manipulación.
A partir de lo anterior, el grupo investigador elaboró una serie de
fichas bibliográficas sobre citas, conceptos y modelos de análisis propuestos
desde los estudios críticos del discurso, las investigaciones sobre el
componente pedagógico y la relación conocimiento y discurso; además, tomamos
del ACD el modelo de argumentación de Toulmin (1958), que analiza cinco
elementos básicos: argumento, conclusión, garantía o ley, soporte o fundamento
y modalizador.
Luego
de apreciar algunos conceptos en torno a las dimensiones del discurso,
centramos la atención en el discurso pedagógico de la
prensa. En este sentido, partimos de subrayar que los estudios y
reflexiones
sobre el discurso pedagógico, como tales, provienen
Nuestra propuesta de análisis no pretende asimilar fielmente, y por tanto forzar, la dinámica particular del
sistema educativo a las producciones de la prensa, más bien ubica el discurso
pedagógico desde quienes “lo usan, recreándolo en la vida con la intención de
transformar el conocimiento en una situación común” (Leal Ladrón de Guevara,
2009: 61), enfoque más cercano a los columnistas y géneros de opinión
periodísticos.
Sobre el análisis, inferimos que para entender cada
argumento o posición, que asume la columnista, es imprescindible tener clara la
proximidad de las elecciones parlamentarias y presidenciales, los últimos
escándalos de congresistas y su relación del paramilitarismo, la corrupción en
la política, así como la actitud y comportamiento político de los votantes.
Pensamos que en la columna de opinión existen orientaciones de índole
educativa para los posibles lectores.
Sin embargo, puede presentar directrices por parte de la columnista
para inducir al lector a votar por candidatos de su preferencia, sobre
todo de
aquellos que se encuentran indecisos. A todo columnista le resulta
difícil
mantenerse independiente ante los dueños del medio, en este caso el
periódico El Tiempo. Por ende, sus afirmaciones
tienden a sesgar información valiosa para el posible votante, lo que conlleva a
una manipulación, aprovechando los modelos mentales que se permean en una
sociedad de cultura política “parroquial”.
2. Las dimensiones del discurso
Según Van Dijk (2008: 23), el término discurso es
un poco abstracto; no obstante lo
Con respecto al uso del lenguaje, es claro que el discurso de las columnas de opinión se dispone a partir de las
tipologías textuales preferentemente argumentativas (aunque no se ha descartado
el uso de secuencias narrativas o expositivas), como también se circunscribe al
estilo periodístico de los géneros de opinión y, por ende, a la naturaleza
propia de la columna. Asimismo, el discurso se encuentra cruzado por los
preceptos de la retórica, la teoría de la argumentación y por las normas y
posibilidades sintácticas, semánticas y pragmáticas.
Consideramos que una mirada a los componentes textuales pedagógicos permitiría identificar la potencia didáctica
(del griego didaskein: “enseñar”, “instruir”,
“explicar”) que reside en esta clase de artículos de prensa y, de esta manera,
integrar el enfoque a las
estrategias persuasivas (pathos) y lógicas (logos)
que despliegan sus autores y que han sido las vertientes tradicionales de
creación y análisis de las columnas de opinión.
Dentro de la dimensión cognitiva los estudios del discurso consideran a
los lectores como depositarios de algún tipo de conocimiento, así sea superficial,
de lo que expone el emisor, que a la luz de Van Dijk (2010: 171) son los “modelos
mentales que sirven básicamente como interfaz entre el conocimiento general,
abstracto y socialmente compartido, por un lado, y el discurso sobre hechos
específicos, por el otro”. El mencionado autor explica que un modelo mental es
una representación subjetiva (almacenada en la memoria episódica o “autobiográfica”,
que es parte de la memoria a largo plazo) de un hecho o situación. Dicha
representación está presente entre el autor y el lector, con igual o diferente
grado de cognición. Por tanto, los lectores necesitan acceder a sus estructuras
de conocimiento almacenado en la memoria a largo plazo, activar aspectos
relevantes de dicho conocimiento, generar inferencias y utilizar estas para
interpretar representaciones textuales con coherencia, o sea, que adquieren
nuevos conocimientos que deben ser incorporados e integrados entre los que ya
tenían anteriormente. En esta línea Leal Ladrón de Guevara (2009: 52) detalla:
“En general, los seres humanos tenemos que aplicar cierto ‘conocimiento del mundo’ para establecer una
coherencia local y global, para producir o comprender los tópicos generales o
macroestructuras, para producir inferencias ‘de enlace’, o para construir
modelos mentales”.
Por su lado, Van Dijk (2010) considera las noticias y artículos de opinión como parte de las élites epistémicas que pueden
estudiarse desde el “Análisis crítico epistémico del discurso”, en tanto las
concibe como fuentes primordiales del conocimiento no empírico de los
ciudadanos y hasta de los miembros de otras élites.
Con respecto a la tercera dimensión del discurso (situaciones de índole social), cuando se habla de representaciones subjetivas
o modelos mentales entre el lector y el autor, se advierte que el conocimiento
se presenta en iguales o diferentes grados en cada interlocutor (Ciapuscio y
Kuguel, 2002). Por tanto, podemos entender que la relación entre columnista
(como especialista o semilego sobre un tema) y lector (como especialista,
semilego o lego) puede manifestarse simétrica o asimétricamente.
En este sentido, y aunque en las columnas de opinión la interacción
tienda a la simetría cognitiva, el articulista presenta y reactualiza nuevos
conocimientos o también ofrece nuevos enfoques argumentativos y retóricos de
conocimientos ya compartidos desde su ideología, o desde la disposición
discursiva de elementos. Por tanto, se abre la puerta a una relación asimétrica
donde el texto es reproductor no solo de conocimiento sino de las relaciones de
poder. En consecuencia, es preciso estudiar el discurso de la prensa en
consonancia con los procesos cognitivos donde toman parte grupos sociales, ante
ello Van Dijk, (2010: 177) afirma:
“Los enfoques habituales pueden ser reemplazados por un análisis mucho más concreto de formas específicas de texto y habla, así como por un análisis del modo como los miembros de distintos grupos y organizaciones sociales participan a través de distintas situaciones en la expresión (o no) y en la formulación del conocimiento mediante diversas formas de discurso público”.
Cabe anotar cómo estas relaciones de poder no solo
se dan desde el conocimiento y punto de vista del articulista, como fuente
autorizada y legitimada ante los lectores, sino también desde la adhesión e
intereses políticos que manifiestan o subyacen en la columna de opinión.
3. Discurso pedagógico de la prensa
Cabe anotar que las funciones y estrategias del componente pedagógico se encuentran presentes, por ejemplo,
cuando hay descripciones densas de los acontecimientos o se dibuja con palabras
el contexto; también cuando se explican esas realidades y se ejemplifican;
cuando se dan consejos y se prescriben deberes u obligaciones para los
receptores; cuando se hacen paralelos o comparaciones. En sí, el acto
pedagógico se encuentra en todas las culturas y, al hacer presente todas o
algunas de estas funciones, también se hacen visibles el enunciador y el destinatario
del conocimiento.
En consecuencia, para configurar una definición del
discurso pedagógico (que abarque no sólo la intención del enunciador, al querer
transformar el conocimiento del lector, sino también desde los procedimientos
retóricos y argumentativos que, carentes de un fin didáctico en sí mismos,
puedan analizarse como recursos discursivos de carácter cognitivo y pedagógico)
tomaremos ciertas características planteadas por Leal Ladrón de Guevara (2009):
“Una acción social que está inserto en una cultura y un proceso comunicacional intersubjetivo que acude a
la ignorancia o cuestionamiento de algo como condición preliminar; además,
cuenta con el uso del conocimiento sobre algo. De igual manera parte de un
agente-enunciador con conocimiento y creencias, garantizado por criterios de
verdad y legitimado por la percepción social; posee un fin didáctico que se
hace efectivo mediante destrezas del razonamiento y la expresión de sistemas
conceptuales y emplea un método como medio para exteriorizar y representar la
realidad”.
En esta caracterización dejamos de lado ciertos aspectos que esgrime la autora sobre el discurso pedagógico, tales como: proceso gradual del conocimiento, relación participativa, ambiente formal; puesto que para el caso que nos ocupa aluden más al ámbito del proceso educativo. Claro está que no se desconocen discursos de la prensa que ofrecen conocimiento constante, secuencial y jerárquico más palpable en series pedagógicas y sobre temas concretos (infogramas, separatas, enciclopedias por facsímiles, álbumes temáticos, colecciones, informes especiales...) como también presentan interacción mediada por las nuevas tecnologías (foros, chats, blogs, portales especializados, comentarios...) además de ambientes formales en experiencias didácticas, tales como talleres de lectura y de acercamiento a los diarios (prensa escuela) entre otras. De igual forma, para el presente análisis, obviamos de momento secuencias narrativas que configuran series de mensajes que, no obstante la discontinuidad de publicación en los diarios, pueden agruparse de acuerdo con un tema, enfoque y periodo determinados.
En el proceso del discurso pedagógico el enseñante (agente-enunciador) es quien cumple la función de ofrecer al aprendiente
estímulos y orientaciones para lograr el fin didáctico (Leal Ladrón de Guevara,
2009), función que se emite desde una conciencia sobre los procedimientos. En
este punto es necesario aclarar que la orientación y los estímulos de los
productos discursivos de la prensa no son generalmente contemplados desde
objetivos didácticos en sí mismos, como lo anotamos en un apartado anterior,
inclusive, géneros periodísticos como el editorial y la columna de opinión se
conciben tradicionalmente con el propósito, consciente y declarado (en manuales
de estilo y teoría del periodismo) de guiar la opinión de los lectores desde
recursos argumentativos, estilísticos y retóricos. Esta aclaración es
pertinente en cuanto establece que la orientación pedagógica de un artículo
deberá desentramarse desde el análisis discursivo, como sucede con la ideología
y la gestión del conocimiento en el ACD y en el análisis crítico epistémico del
discurso, respectivamente.
La
prensa ha pasado por diversas orientaciones, de acuerdo con una
determinada época. Por ejemplo, en el siglo XIX en Colombia los
periódicos surgieron, en su mayoría, con una clara y manifiesta
orientación
ideológica desde la dimensión política, con preferencia por los géneros
de
opinión y las crónicas, aunque no se desconocen publicaciones o
secciones con
una marcada tendencia económica, cultural, pedagógica o religiosa. Ya
en el
siglo XX, con el auge de la noticia, la orientación informativa en los
periódicos acaparó la filosofía de los medios como un servicio social
para el
habitante de la ciudad y desde un enfoque objetivo del mundo. Por
tanto, la
proporción de los artículos noticiosos redujo la opinión de las
empresas
periodísticas y de sus colaboradores a páginas determinadas y
diferenciadas del
cuerpo informativo. No obstante, la objetividad de la prensa fue
declarada en
contra de críticas epistemológicas, profesionales, ideológicas, entre
otras,
concretadas desde análisis de contenidos, estudios de producción y
recepción de
mensajes, análisis críticos del discurso... que pretendían desentramar
no sólo
el carácter ideológico de los autores que publicaban los géneros de
opinión,
sino de los reporteros cuando intervenían en textos que gozaban de
objetividad
como la noticia.
Aunque desde las diversas corrientes investigativas en comunicación (cf. Lozano, 2007),
donde la prensa ha sido objeto de estudio, tanto desde de la escuela
administrativa estadounidense como de la sociocrítica europea, los enfoques
utilitarios, conductistas y críticos han permitido dilucidar orientaciones que
trascienden los propósitos básicos de los géneros y plantean procesos de
producción y recepción de mensajes desde fines persuasivos, de control,
enajenantes, de omisión, de manipulación...
En cuanto a la manipulación, el ACD traza una línea de estudio que pretende identificar las dinámicas del poder
que se concretan en los discursos. Asimismo, tal como sucede en los textos de
la prensa, en el discurso pedagógico se presenta un juego de poder: Bernstein
describe el discurso pedagógico como:
“La regla que inserta un discurso de competencia en un discurso de orden social, en donde el segundo, ejerce
dominancia sobre el primero. La comunicación especializada, mediante la cual se
realiza la transmisión-adquisición entre los sujetos pedagógicos, se puede
constatar a partir de la dominancia del discurso regulador, a los cuales llama
agentes discursivos dominantes (médicos, arquitectos, profesores, periodistas,
etc.), revelándonos una postura que está fuertemente sesgada por la fuente de
poder de las ideologías del discurso” (Ladrón de Guevara, 2009: 56).
5. Resultados
5.1. Un
ejemplo en el análisis crítico del discurso pedagógico
El texto que elegimos para presentar el análisis
fue la columna titulada “Estado de opinión y clientelismo” (30/I/2010), por
Alicia Eugenia Silva, articulista del diario El Tiempo de Bogotá. Nos llamó la atención porque hemos venido
trabajando con un corpus mucho más amplio que está constituido por diferentes
columnas y noticias; incluso de dos periódicos, pero esta columna fue la
primera que cayó en nuestras manos para la época preelectoral de elecciones del
Congreso colombiano. A continuación transcribimos la columna:
“Estado de
opinión y clientelismo
El 14 de marzo los colombianos irán a las urnas para elegir el próximo Congreso. Las elecciones a
corporaciones públicas en Colombia son las que menos sorpresas dan y aunque
siempre llegan caras nuevas, la mayoría de los congresistas primíparos heredan
sus curules de caciques regionales, de padres inmolados por la violencia o de
abuelos recordados por la ciudadanía.
Los votos de opinión son muy pocos. En el 2006,
menos del 5 por ciento de los electores votaron por senadores sin mayores
ataduras con las maquinarias de la política tradicional. Quienes alcanzaron
curules en el senado fueron Gina Parody (87.297 votos), Marta Lucía Ramírez
(68.405), Cecilia López Montaño (32.558) y Alfonso Valdivieso Sarmiento
(13.970), entre otros. Las senadoras de ‘la U’ y el senador de Cambio Radical
recogieron votos de opinión con las banderas del uribismo, mientras que la
senadora liberal logró apenas llegar, gracias a haber sido la cabeza de lista
de su partido. Los votos de los Visionarios con Antanas (71.843) se perdieron, al igual que los del País que
Soñamos, de Peñalosa (165.981), por cuanto ninguno alcanzó el umbral necesario.
Los peñalosistas que llegaron a la Cámara por Bogotá, con un poco más de
100.000 votos, hoy militan en el antiguo partido de su jefe, es decir, en el
Partido Liberal.
Los votos atados al clientelismo tradicional son
muchísimos. La mayoría de los senadores del partido de ‘la U’ son antiguos
liberales, el diezmado Cambio Radical recoge con su jefe, Germán Vargas,
herencias del llerismo, mientras que el Partido Conservador mantiene sus
seguidores y se precia de ser el partido más antiguo del país. Las minorías
liberales se agrupan en el Partido Liberal y el Polo recoge la izquierda
tradicional y uno que otro liberal de antaño. Los nuevos partidos como el PIN y
ADN, vinculados a la ‘parapolítica’, parecen haberse reorganizado desde las
cárceles colombianas y algunos entes territoriales que todavía controlan.
Las listas de opinión del 2010 se limitan a las de los ex alcaldes de Bogotá y Medellín. En el caso de los
verdes, juntaron al político más anti clientelista que ha pasado por Bogotá con
un clientelista rosa y un descarado clientelista rojiamarillo. Esta unión está
pegada con alas de cucaracha. A última hora, los ex alcaldes bogotanos
decidieron, como Warren Buffett, adquirir una empresa electoral quebrada con
miras a sacar utilidades políticas para ellos. A lo mejor les funciona, aunque
la política no siempre se comporta como los negocios. El primer alcalde del
Polo en Bogotá hizo clientelismo ostensible con los rojos samperistas y los
amarillos polistas, a quienes les heredó el manejo del presupuesto de la
ciudad. Hoy, estos altos funcionarios del Distrito sienten que no existe ningún
tipo de impedimento para llevar en la lista de senado al hermano del Alcalde y
al esposo de la Secretaria de gobierno.
El ex alcalde de Medellín decidió recorrer una ruta distinta. Hace dos años camina por Colombia recogiendo firmas para su inscripción y la de su Selección Colombia. Comenzó sentando las bases para un movimiento político con presencia regional. En los últimos meses su Movimiento, Compromiso Ciudadano por Colombia, se dio a la tarea de conformar una lista con candidatos mayoritariamente independientes, como Juan Carlos Flórez (Bogotá), Beatriz White (Medellín), Fernando Giraldo (Cartago), María Piedad Velasco (Cali), Christian Argüello (Bucaramanga), Rodrigo Lara Sánchez (Neiva), Virginia Gómez (Barranquilla) o Claudia Fadul (Cartagena).
Los pocos colombianos que constituyen el voto de opinión deben escoger entre la Selección Colombia de
Fajardo y la Unión Temporal de los Verdes. El Estado de Opinión parece abrirse
camino en Colombia sin muchos votos de opinión que lo respalden. El 95 por
ciento del Congreso estará constituido por el más puro clientelismo y los
llamados independientes se deberán conformar con disputarse cinco curules.
Por consiguiente, la lista que logre tres o más curules por fuera del clientelismo tradicional deberá
considerarse ganadora del voto de opinión, así el clientelismo barra con todo
lo demás”.
5.2. Tema
Los temas de un discurso comprenden la información más relevante del texto, o en palabras de Van Dijk (2004: 22):
“Representan el significado global y son
técnicamente descritos como ‘macro estructuras semánticas’, son quizás las
estructuras ‘más importantes del discurso’ ya que controlan la coherencia
total, los significados locales, la comprensión total y nuestra memoria del
discurso; son generalmente lo que mejor recordamos del discurso y, lo que por
tanto, también tiene más impacto en nuestra mente, tal como los modelos
mentales y las representaciones sociales que se forman o cambian gracias a la
comprensión del discurso”.
Una vez dividido el discurso en proposiciones, se aplicaron las macro reglas de supresión, generalización y
construcción. Según Van Dijk (1996: 48), “la supresión consiste en dejar solo las proposiciones pertinentes y
que desempeñaban un papel básico en el discurso, mientras que la generalización implica que de una
secuencia de proposiciones, se hace una proposición que contenga un concepto
derivado de toda la secuencia y la proposición así construida sustituye a la
secuencia original”. Por tanto, al dejar las proposiciones pertinentes y
suprimir las restantes, se arma una proposición de toda la secuencia original,
dando como resultado la generalización de la columna:
“Los votos de opinión son pocos. Los votos atados al clientelismo tradicional son muchísimos. Las listas de
opinión del 2010 se limitan a las de los ex alcaldes de Bogotá, quienes
adquirieron una empresa electoral quebrada para sacar utilidades políticas, y
al ex alcalde de Medellín. Los pocos colombianos que constituyen el voto de
opinión deben escoger entre la Selección Colombia de Fajardo y la Unión
Temporal de los Verdes”.
Para
la macro regla denominada construcción, se parte de la nueva secuencia
de proposiciones y se elabora una proposición que
sintetice el mismo hecho denotado por la totalidad de la secuencia de
proposiciones, y se sustituye la secuencia
original por la nueva proposición, de tal forma que en el artículo en
estudio el tema es el estado de opinión frente al clientelismo en
Colombia, donde Alicia Eugenia Silva contrasta el gran número de votos
atados al clientelismo tradicional con las pocas opciones del voto de
opinión, entre ellas la unión temporal de los exalcaldes de Bogotá y la
ruta anticlientelista de Sergio Fajardo.
El
tema o tematización de la columna de opinión se sintetiza en el estado
de opinión frente al clientelismo en Colombia. Por ende,
esta idea tutelar concentra la coherencia global del texto y posee
mayores
probabilidades de fijarse en la memoria del lector, proponiendo que no
hay
esperanza de una cambio profundo en los resultados de las elecciones al
Congreso de la república, puesto que predomina el voto clientelista al
sufragio
de opinión. Ergo, existe un incipiente Estado de Opinión.
5.3. Coherencia local
A la luz de Van Dijk (2010: 181):
“El análisis de la coherencia en la secuencia de proposiciones, tanto en su faceta referencial (basado en
modelos) como en su faceta intensional91
(basado en significados), revela cómo el conocimiento se organiza, por ejemplo, en estructuras causales, y de este modo
nos permite conocer de qué manera los autores gestionan la explicación de
hechos sociales y políticos”.
Veamos la estructura en la columna que tomamos de ejemplo:
I.
Las elecciones a corporaciones públicas en Colombia son las que menos sorpresas dan
II.
y aunque siempre llegan caras nuevas, la mayoría de los congresistas primíparos
III. heredan sus curules de caciques
regionales, de padres inmolados por la violencia o de abuelos recordados por la
ciudadanía.
IV. Los votos de opinión son muy pocos.
V. Los votos atados al clientelismo tradicional son muchísimos.
91. Para Van Dijk lo “intencional” (con S) se refiere al significado,
mientras lo “extensional” consiste en las entidades a las cuales una expresión
se aplica. Un ejemplo de esta situación se presenta cuando la columnista Silva
denomina una misma entidad del estado (extensional) como Congreso y Corporación
pública, pero es claro que ambos lexicalizadores, aunque sinónimos difieren en
su connotación.
La secuencia de las tres primeras proposiciones
denota eventos relacionados entre sí en un modelo mental del emisor y también
del destinatario, pues para nadie es un secreto que en Colombia se presenta
esta situación. Además de esta coherencia de índole referencial, el texto puede
ser localmente coherente si sus proposiciones están relacionadas unas con
otras, como cuando una proposición aporta una generalización, especificación,
ejemplificación, contraste, etc., con respecto a una proposición anterior o
posterior. Véase, por ejemplo, la secuencia de las proposiciones cuarta y
quinta: allí existe un contraste que el emisor lo explica en el artículo con
estadísticas y que varios lectores o destinatarios ignoran esos datos que se
encuentran en las proposiciones menos relevantes; en otras palabras, puede
interpretarse como una opinión, debido a que contiene una expresión
calificativa y cuyo modelo mental no tiene por qué estar necesariamente basado
en un conocimiento comúnmente aceptado por la totalidad de los destinatarios o
lectores.
Ciapuscio y Kuguel (2002) dicen que un texto es divulgativo cuando el contenido especializado se retoma para
ser transmitido a un destinatario lego, con el fin de que conozca esa
información y además que la tenga en cuenta en su vida cotidiana. En la
columna, objeto de estudio, la articulista es la especialista, la conocedora de
la situación que vive el país políticamente; es la enunciadora pedagoga que
cuantifica y que aconseja.
Asimismo, Bosio (2011) plantea que el procedimiento
de comparación/contraste es un recurso de gran impacto didáctico, impacto que
en el discurso se hace visible cuando busca favorecer a los partidos de
oposición frente a los partidos de coalición y todo lo hace a través de la
descripción y la ilustración de hechos que, como ya se dijo, le sirven al
destinatario no experto para que pueda completar la representación semántica
del discurso.
5.4. Los
actores en el discurso
Van Leeuwen determina que “el discurso trata sobre
la gente, y por tanto, es determinante dilucidar la cuestión de cómo se retrata
a las personas, qué identidades y roles se les atribuyen, qué relaciones se
trazan entre ellas, qué afiliaciones se describen, etc.” (ápud Van Dijk, 2010: 181). Estas descripciones hacen parte del
espacio para conocer la posición entre el “nosotros” y el “ellos”, entre los
miembros de un mismo grupo y el de los demás grupos; de tal forma que se pueda
descubrir el carácter ideológico del enunciador.
En ese mismo sentido, Capellino (2009) vislumbra
que las operaciones más comunes del enunciador pedagógico, además de dar
consejos y cuantificaciones, es hacer un contrato entre un “nosotros” y un “ustedes”
(explícita o implícitamente) donde el nexo establecido entre esas partes es
desigual, una informa, sabe, guía, y la otra no sabe, es más o menos pasiva.
En el caso que nos ocupa, el enunciador tiene el
conocimiento y genera su propia opinión con respecto a los actores que hacen
parte del discurso. La descripción de los actores devela los hechos y acciones
de ellos, combinando el conocimiento general y el sentido común compartido por
el enunciador y los destinatarios, obviamente con elementos de valoración
ideológica. Por eso la descripción de los actores que se detalla en la columna
en estudio muestra cuál es la postura ideológica de la articulista, pues ella
pinta con palabras cuáles de esos actores son los contrarios y cuáles los que
apoya. De hecho, hay una postura didáctica al hacer comparaciones y contrastes;
pero también está presente el elemento manipulador o que busca cierta
complicidad con el lector. En este aspecto, el enunciador (en busca de
complicidad) establece un lugar de común acuerdo, como si los destinatarios o
muchos de ellos, tuvieran la misma visión del mundo y, por ende, estuvieran de
acuerdo con lo dicho en el discurso (ibídem).
En este caso específico quien escribe es Alicia Eugenia Silva3.
Los demás actores que están presentes en el discurso son precisamente a
los que ella alude en la columna, tales como los colombianos, los
partidos,los candidatos, los mandatarios, entre otros.
5.5. Implicaciones y
presuposiciones
El uso de expresiones modalizadoras o cromatizadoras, que en términos de Van Dijk (2010) son aquellas que califican
lo nombrado, tales como: caras (nuevas), congresistas (primíparos), caciques
(regionales), padres (inmolados), abuelos (recordados), entre otras, aportan un
juicio valorativo; luego estas expresiones son descripciones generalmente reconocidas
por muchos destinatarios y, por tanto, constituyen conocimiento compartido,
pues son valoraciones que, según gocen de un mayor o menor grado de aceptación,
podrán considerarse como opiniones o como actitudes políticas ampliamente
compartidas aunque estas palabras pueden ser interpretadas de manera diferente
según los modelos mentales del columnista y de los destinatarios del mensaje.
Los cromatizadores deben ser, además de conocidos, argumentados por el columnista; pero aun así se deja traslapada cierta
manipulación, como lo veremos más adelante, independientemente que esté
utilizando estrategias didácticas al explicar, ejemplificar, aconsejar,
contraponer, etc. Es el caso de las expresiones “descarado clientelista
rojiamarillo” y “empresa electoral quebrada”, que no están muy claras, por
ejemplo el término “descarado”, da a entender que es uno de los actores
políticos sin escrúpulos, pero no lo argumenta, no lo explica y no dice de
quién se trata. De igual forma, el modalizador “clientelista rojiamarillo”,
actor que hace parte de lo que ella llama “empresa electoral quebrada” y cuyo
único concepto es que “está pegada con alas de cucaracha”, juicio negativo que
resalta lo malo del otro grupo.
Van Dijk (2010) sostiene que uno de los elementos más importantes del discurso es lo que no se dice y queda implícito. Estos
pueden ser modelos semánticos de los hechos sobre los que se habla. Analicemos
algunas de estas implicaciones:
92. Ex secretaria de Gobierno en la Alcaldía de Bogotá, bajo la administración
de Antanas Mockus, llegó a ser considerada como “la mujer detrás del trono”.
Después de la renuncia de Mockus a la alcaldía, integró la terna para
sucederlo. Más tarde hizo parte del equipo asesor en la campaña de Sergio
Fajardo. Se la voceó como candidata para el Congreso, pero se encontraba
inhabilitada.
“Los votos de opinión son muy pocos. En el 2006, menos del 5 por ciento de los electores votaron por senadores
sin mayores ataduras con las maquinarias de la política tradicional. Quienes
alcanzaron curules en el senado fueron Gina Parody (87.297 votos), Marta Lucía
Ramírez (68.405), Cecilia López Montaño (32.558) y Alfonso Valdivieso Sarmiento
(13.970), entre otros”.
Afirma Van Dijk (1996: 21-22): “las opiniones no siempre necesitan ser expresadas explícitamente en una
proposición, sino que pueden estar implicadas”. De igual forma, plantea que “las
proposiciones pueden estar implicadas, ya que se exponen para ser sabidas
(ciertas), o presupuestas, según un modelo previo de un hecho. Estas pueden
utilizarse estratégicamente, para introducir de manera indirecta en un texto
proposiciones que pueden no ser ciertas en absoluto.” Este también es el caso
de las presuposiciones que incorporan opiniones. Así pues, en el ejemplo se
presuponía que en realidad los actores mencionados en el artículo son votos de
opinión lejanos a las maquinarias, cuando de hecho se tiene conocimiento por
parte de los destinatarios que todos pertenecen a los partidos y movimientos
que están dentro de las maquinarias políticas tradicionales. Además, para dar
más veracidad a lo dicho, adjunta los datos reales del número de votos que
obtuvieron en las elecciones del 2006.
Es evidente que este discurso contiene variedad de implicaciones y presuposiciones que, para el tema de
nuestra investigación, están basadas en conocimientos personales, sociales y
con fuentes gubernamentales, tales como los datos numéricos de la cantidad de
votos en elecciones anteriores. Luego es un conocimiento social y político
compartido con muchos de los destinatarios y que puede ganar en credibilidad
cuando los hablantes consiguen atribuir a fuentes fiables el conocimiento o las
opiniones que expresan. Este recurso se activa especialmente en casos en los
que el destinatario podría dudar de los conocimientos u opiniones del
enunciador.
Al profundizar el contenido del artículo, la columnista cuenta con presupuestos que comparte con muchos de los
lectores. A manera de ejemplo: historia del clientelismo, transfuguismo entre
partidos, herencias políticas, sistema democrático por sufragio, parapolítica,
etc. De igual forma, su papel consiste en advertir y denunciar la falta de un
Estado de opinión en Colombia ante las elecciones al Congreso. Asimismo,
critica la unión de los exalcaldes de Bogotá y exime de clientelismo a Sergio
Fajardo.
5.6.
Análisis argumentativo
En la columna en estudio se hacen visibles las
explicaciones a través de varios argumentos (figura 1). Obviamente de cada
argumento sale a flote una conclusión basada en el conocimiento sociocultural
compartido entre el enunciador y los destinatarios. Igualmente, hay que tener
en cuenta la garantía, pues viene a ser el conocimiento compartido entre el
emisor y el lector y con un soporte que apoya ese garante. Asimismo, aparece el
elemento modalizador que es el que expone el grado de certeza y lo que más se
acerca a lo manifestado en el argumento. Veamos algunos argumentos que están
presentes en la columna:
Las anteriores estructuras discursivas de tipo argumentativo son una de las principales estrategias que
utiliza la columnista para demostrar que sus creencias y opiniones son un
conocimiento compartido con los lectores. Para ello acude a premisas implícitas
y explícitas sobre hechos de la cultura política en Colombia, sostenidas con
evidencias y fuentes institucionales, estadísticas e históricas.
Ahora bien, se dejan entrever en la columna algunos deónticos o elementos que valoran y prescriben algo como
correcto o incorrecto; son expresiones de “deber ser”. Se han gramaticalizado
en modo imperativo o verbos modales: deber, poder, tener que, haber que, haber
de: implican tareas que complementen el entorno pedagógico. Se han
universalizado y significan un “compromiso” entre enunciador y destinatario. En
la columna de estudio encontramos tres: a)
“Deben escoger entre la Selección Colombia de Fajardo y la Unión Temporal de
los Verdes”; b) “Se deberán conformar”;
y c) “Deberá considerarse ganadora
del voto de opinión”.
5.7.
Dimensión retórica
Van Dijk (2002b: 21) manifiesta que en el discurso
la mayor parte de su significado está escondido (implícito) y no es explícitamente
dicho por el texto. Si se sabe sobre qué trata el discurso, se pueden deducir
muchos otros significados. Muchas de las estructuras específicas, en varios
niveles de descripción del discurso, al que algunas veces llamamos de “retórica’” tales como metáforas, símiles,
hipérboles, ironías, etc., requieren conocimiento del mundo, no solo como
conocimiento personal o creencia, sino como conocimiento grupal o social.
Según
Van Dijk (2010: 182), las metáforas “representan nuestra
conceptualización corporeizada, experiencial del conocimiento abstracto
y complejo del mundo, y la elección de metáforas es, por tanto, crucial
para
nuestra comprensión de los hechos sociales y políticos”. El autor
agrega que
las metáforas son recursos semánticos que sirven para comprender,
representar y
experimentar el mundo y, con él, nuestros conocimientos y opiniones.
Cuando la columnista dice en su escrito: “Sin mayores ataduras con las maquinarias de la política tradicional”, es una forma
clásica de conceptualizar los nexos entre aquellos que han gobernado sin
permitir un cambio, con los gobernados que se dejan comprar los votos. “Las
metáforas se pueden emplear como medio para explicar hechos complejos o
defender opiniones y actitudes igualmente complejas; pues todo discurso
presupone que los hablantes tienen conocimiento aproximado (buenas deducciones)
sobre lo que los receptores saben, y utilizan varias estrategias para equiparar
así sus discursos a las condiciones del contexto” (Van Dijk: 2002b: 16). De ahí
que las figuras retóricas sean parte esencial en el análisis pedagógico, pues
no solo explican temáticas, sino que amplían información a través de los
ejemplos, paralelos, descripciones, etc.
Ahora bien, ¿Qué incidencias tienen las metáforas y cuál es su valor?
Lakoff y Johnson (1980: 147) sostienen que todo proceso del
pensamiento humano es en gran medida metafórico. En otras palabras, la
metáfora
más allá de ser un elemento lingüístico, permite estructurar conceptos
a partir
de otros y la forma en que nos relacionamos con otras personas. Los
mismos
autores sostienen que muchas de las semejanzas que percibimos son el
resultado
de metáforas convencionales que forman parte de nuestro sistema
conceptual y de
nuestras creencias.
En la columna en estudio encontramos varias metáforas: “recogieron votos de opinión”, “con las banderas del uribismo”, “los
votos atados”, “herencias del llerismo”, “esta unión está pegada con alas de
cucaracha”, “empresa electoral quebrada”. Las metáforas marcan hitos ya
conocidos por los lectores, pero la repetición y acentuación sobre algunos
temas refuerzan el conocimiento particular y generan un conocimiento más
social, compartido por muchos lectores y generando expectativas para los
mismos. Por lo tanto, cabría preguntarnos: ¿Qué expectativas genera el contexto
en la columna?
Se habla del proceso electoral del 14 de marzo del 2010; pero también de
cómo han sido los debates electorales en el pasado, en el cual se manifiesta
que ha sido de mucho clientelismo y poco voto de opinión. La columnista dirige
sus argumentos a los electores colombianos, en especial a los que no han
definido su intención de voto. De igual forma, la columnista es conocida en el
medio de comunicaciones, sabe de política y ha trabajado en ella con algunos de
los candidatos mencionados en su columna. Por último, su rasgo es el de retórica
de la promulgación, pues su discurso es argumentado y expone en él verdades que
son conocidas por muchos electores. Sin embargo, genera dudas sobre comentarios de algunos políticos donde no es clara
la afirmación acerca de ellos.
Otra pregunta sería: ¿Qué es lo que el texto presenta al público? La columnista maneja un tono impersonal, con
ausencia de referencias personales. Existe un auditorio real que es el elector
colombiano de a pie, así como los dirigentes de partidos y movimientos
políticos. Sin embargo, hay uno implícito que es aquel colombiano que aún no ha
definido su voto, pero que gracias a la lectura de la columna lo puede hacer.
Sin embargo, la percepción del contexto es desesperanzadora, apocalíptica, pues
dice que todo seguirá igual, o sea que predominará de nuevo el voto
clientelista frente al de opinión.
5.8.
Ideología
En este apartado queremos destacar aquellas ideologías definidas como identidad personal y de grupo,
actividades que realizan, objetivos y los componentes axiológicos como valores
éticos y morales que permean el discurso en estudio. Empecemos entonces con las
descripciones que identifican al grupo:
•
¿Quién es Alicia Eugenia Silva? Además de columnista de la casa El Tiempo, es participante en política, exfuncionaria de la
administración distrital de Bogotá y miembro activo de las campañas de Antanas
Mockus y Sergio Fajardo.
•
¿De dónde viene? Ella y sus grupos políticos vienen de movimientos alternativos, en
cuanto a sus formas proselitistas, independientes de los partidos
tradicionales, aunque ella estuvo en contacto con el Liberalismo de César
Gaviria.
Descripciones de actividad:
•
¿Cuál es su tarea como integrante del grupo? Aconsejar a los lectores sobre el
incipiente estado de opinión en el país, el gran clientelismo que atenta contra
ese estado, promover criterio frente a la votación, advertir sobre la cultura
política clientelista y destacar a Sergio Fajardo.
• ¿Qué es lo que hace? Opinar sobre
la cultura política, rechazando el clientelismo y apoyando el proselitismo
alternativo de los independientes.
•
¿Qué se espera del grupo? Argumentación, idoneidad, conocimiento personal, grupal y cultural.
5.9.
Descripciones de posición y de relación
La presentación positiva nuestra y la presentación negativa de los otros pueden influir en las opiniones de los lectores, ya que
pueden están caracterizadas por proposiciones de juicios de valor, pueden
presentar actitudes colectivas de prejuicio social hacia grupos minoritarios. Por
ejemplo, en la presentación favorable de candidatos pertenecientes a la
política tradicional como si fueran candidatos de opinión; pero desfavorables
cuando se presenta la unión de candidatos que han sido de izquierda con los
llamados “cívicos anti-clientelistas” o cuando no se menciona el nombre de la
dirigente liberal que ha salido electa por ser cabeza de lista. Según Van Dijk
(2010), las ideologías pueden representarse como autoesquemas de grupos,
caracterizados por categorías tales como “pertenencia” (¿quién pertenece al
grupo?, ¿quién puede ser admitido?), actividades (¿qué hacemos?), objetivos
(¿por qué hacemos esto?), valores (¿cómo deberíamos hacer esto?), posición
(¿adónde estamos situados?, ¿cuáles son nuestras relaciones con otros grupos?)
y recursos (¿qué tenemos? y ¿qué no tenemos?).
La forma en que los grupos y sus miembros se representan a sí mismos y representan a los demás puede estar “sesgada”,
considerada desde el punto de vista de otros (incluido también el nuestro, como
analistas). Aplicadas a los periodistas como grupo, estas categorías
ideológicas incluirán la información básica acerca de quién es reconocido como
periodista: ¿Cuál es el trabajo típico de los periodistas? (por ejemplo,
redactar noticias y editoriales), sus objetivos (informar al público), sus
valores y normas (verdad, credibilidad, imparcialidad), su posición con
respecto a los lectores o autoridades y su recurso típico: como grupo
(información).
5.10. La manipulación
Van Dijk (2006: 53) arguye que para estar en condiciones de manipular a muchos otros a través del texto oral o escrito, se
necesita tener acceso a alguna forma de discurso
En la columna se hace visible la manipulación en dos casos específicos que a continuación mostraremos:
• “Los votos de opinión son muy
pocos. En el 2006, menos del 5 por ciento de los electores votaron por
senadores sin mayores ataduras con las maquinarias de la política tradicional.
Quienes alcanzaron curules en el senado fueron Gina Parody (87.297 votos),
Marta Lucía Ramírez (68.405), Cecilia López Montaño (32.558) y Alfonso
Valdivieso Sarmiento (13.970), entre otros”.
• “En el caso de los verdes, juntaron al político más anticlientelista que ha pasado por
Bogotá con un clientelista rosa y un descarado clientelista rojiamarillo. Esta
unión está pegada con alas de cucaracha”.
En el primer caso, se sostiene que los políticos mencionados tienen voto de opinión, así pertenezcan a las
maquinarias, cuando es precisamente el no estar en maquinarias y componendas
políticas el aliciente para tener voto de opinión, entendiéndose este y, como
se dijo más arriba, que no se compra ni se vende al mejor postor, sino que se
hace con una cultura política verdaderamente participativa y democrática.
En el segundo punto, no hay información alguna con respecto a quién es el descarado “rojiamarillo”. Está
prejuiciada y malintencionada. Por supuesto que esto influye en los
enunciatarios y más en época electoral, pues se utiliza la columna como
mecanismo de interacción y puesta en escena de significados, produciendo un
sentido manipulador. Lo anterior no significa que un periódico no pueda apoyar
o favorecer a su propio candidato, pero debiera hacerlo mediante una
información adecuada y persuasiva, no mediante manipulación omitiendo
información importante, mintiendo o distorsionando los hechos de los políticos
mencionados.
La descripción de los actores en la columna muestra cuál es la postura ideológica de la articulista, ya que
pinta con palabras cuáles de esos actores son los contrarios y cuáles los que
apoya. De hecho, hay una postura didáctica, al hacer comparaciones y
contrastes, pero también está presente el elemento manipulador o que busca
cierta complicidad con el lector. La columnista emplea una entonación fuerte
para enfatizar ideas y marcar las valoraciones negativas en unos candidatos.
Empero, destaca a Sergio Fajardo y la “Selección Colombia”.
6. Conclusiones
• Las dimensiones del discurso en
la columna en estudio del periódico El
Tiempo fueron elaboradas con un conocimiento amplio sobre procesos
electorales y la situación política que se vive en el país. La articulista
presenta y reactualiza nuevos conocimientos. Además, ofrece nuevos enfoques
argumentativos y retóricos ya compartidos desde su ideología y desde la
disposición discursiva de elementos trabajados en la columna. La acción general
del artículo consiste en describir, argumentar, ejemplificar, explicar y
comparar el estado de clientelismo en Colombia para augurar un resultado
incipiente con respecto de los votos de opinión en las elecciones para congreso
del 2010. Estas estrategias configuran un discurso pedagógico, en cuanto son
secuencias de gestión del conocimiento.
No obstante, la posición asumida por la columnista y la presencia de algunos elementos manipuladores en el
artículo. La columna de opinión analizada desde el componente pedagógico y de
los elementos manipuladores, ratifica que no solo se despliegan recursos de la
retórica, la teoría de la argumentación o la preceptiva periodística, sino que
alberga un control del saber y una comunión de modelos mentales con una
potencia didáctica que se concreta en el texto mediante recursos, tales como:
tratamiento del tema y de los actores, prejuicios, metáforas, comparaciones,
ejemplos, casos y secuencias narrativas que dirigen el pensamiento del posible
elector.
• En la gran mayoría de las oraciones-frase se enuncian los políticos que pertenecen a
la cultura clientelista, mientras que los colombianos, que aparecen encabezando
y finalizando el texto, son los directos responsables de la decisión final.
Igualmente, la referencia al “Estado de opinión” sólo se hace visible en el
título y al final del texto, mientras que el voto de opinión y los
partidos-candidatos predominan en el discurso.
•
Con respecto a la lexicalización (cómo nombra), en el discurso es común encontrar
referencias a los actores políticos: partidos y movimientos, candidatos,
electores e instituciones. Sin embargo, los modalizadores (cómo califica) son
negativos y apocalípticos, puesto que cromatizan la política como tradicional,
clientelista y sin una luz de cambio a corto plazo. Es decir, es evidente en la
columna el uso de formas de nombrar y calificar de manera negativa, pues al no
aparecer con claridad el nombre de algunos candidatos lo deja al conocimiento o
creencia del lector-elector.
•
La columnista trata de guiar la opinión de los electores mediante el uso de
deónticos, tales como: “Deben escoger entre la Selección Colombia de Fajardo y
la Unión Temporal de los Verdes”, “Se deberán conformar”, “Deberá considerarse
ganadora del voto de opinión”. Además, hace un paralelo entre el estado de
opinión y clientelismo, y profetiza que seguirá predominando el clientelismo
sobre los votos de opinión.
• La ruta temporal que marca la
autora en el discurso: futuro, pasado, presente y futuro; es consecuente con
una estructura apocalíptica donde se informa sobre el hecho que está próximo a
cumplirse, pero se invalida su aspecto positivo con respecto a los hechos de
las elecciones del 2006 y al presente de las componendas políticas y de las
pocas alternativas de opinión. Asimismo, constata el futuro negativo de las
elecciones, pues las valoraciones de la columnista están basadas en a) conocimientos personales, cuando se
refiere a los movimientos clientelistas de los exalcaldes de Bogotá; b) conocimiento grupal, en el momento
que relata los movimientos de votos y candidatos entre los partidos; c) conocimiento institucional, cuando
toma los datos de las pasadas elecciones; y d)
conocimiento cultural cuando acude a saberes del común con respecto de la
política tradicional y sus herencias, partidos, corrupciones, modos de
proceder.
•
Se advierte manipulación cuando deja sin fundamentar sus juicios frente a los
candidatos que se aliaron con Antanas Mockus; mientras que las metáforas se
instalan como estructuras definidas para manejar las valoraciones negativas. El
uso de expresiones modalizadoras o cromatizadoras, tales como: caras (“nuevas”),
congresistas (“primíparos”), caciques (“regionales”), padres (“inmolados”),
abuelos (“recordados”), entre otras, aportan un juicio valorativo; luego estas
expresiones son descripciones generalmente reconocidas por muchos destinatarios
y, por tanto, constituyen conocimiento compartido, pues son valoraciones que,
según gocen de un mayor o menor grado de aceptación, podrán considerarse como
opiniones o como actitudes políticas ampliamente compartidas, aunque estas
palabras pueden ser interpretadas de manera diferente según los modelos
mentales de la columnista y de los destinatarios del mensaje.
• Aunque en el artículo la columnista se impersonaliza y, por tanto, no presenta
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