El rol de las marcas fabricantes ante las demandas sociales. Análisis del anuncio de cambio de marca de los productos “Negrita” por la empresa Alicorp
Viviana Rivas Gonzales
vrivasg@pucp.edu.pe
https://orcid.org/0000-0001-5071-4560
Pontificia Universidad Católica del Perú
Carolina Tello Giusti
carolina.tello@pucp.edu.pe
https://orcid.org/0000-0002-5169-1679
Pontificia Universidad Católica del Perú
Recibido: 05/08/2020
Aceptado: 06/11/2020
Publicado: 30/11/2020
Para citar este artículo
Rivas Gonzales, V., & Tello Giusti, C. (2020). El Rol de las marcas fabricantes ante la demandas sociales: Análisis del anuncio de cambio de marca de los productos Negrita por la empresa Alicorp. Correspondencias & Análisis, (12). https://doi.org/10.24265/cian.2020.n12.05
Resumen
Partiendo del análisis del pronunciamiento de la marca Alicorp
sobre el cambio de nombre de su marca comercial “Negrita”, se propone profundizar en las razones por las cuales las marcas han comenzado a tomar posiciones políticas a través de sus discursos y acciones, y de qué manera estas
decisiones impactan en la valoración de la marca fabricante, la marca comercial y sus consumidores. Aunque este interés acerca de las representaciones
sociales en la publicidad no es un tema nuevo: ¿será posible que las marcas y
la publicidad hayan adoptado un rol como actores sociales?, ¿son las transformaciones sociales actuales tan fuertes que demandan que las marcas tomen
una posición política frente a estas? Mediante la respuesta a estas preguntas
este análisis busca, a través de la presentación y discusión del caso, indagar en
las raíces y consecuencias de este nuevo posicionamiento de marca.
Palabras clave: Posicionamiento de marca, Propósito de marca, Cambio social, Estereotipos, Alicorp.
Abstract
Based on the analysis of Alicorp’s official statement regarding the
renaming of their commercial brand “Negrita”, this article suggests delving into the reasons why brands have begun to take political stands through
their discourse and actions, and how these decisions have an impact on the
commercial and manufacturers’ brand equity as well as their consumers. Albeit interest regarding role portrayals in advertising is not a new issue: ¿Is
it possible that brands and advertising have embraced a new role as social
actors? ¿Are societal changes so powerful that they call for a brand to take
a political stand towards them? Through on the outcome of these questions,
and through this case-study discussion, this study seeks to explore the roots
and consequences of this new brand positioning.
Keyword: Brand positioning, Brand purpose, Social change, Stereotypes, Alicorp.
1. Introducción
La evolución de la publicidad ha llevado a que actualmente se piense en las
marcas como “seres humanos” de los cuales esperamos comportamientos coherentes, con principios, valores y propósitos definidos. Sin embargo, cuando
las marcas ejecutan acciones que nos interpelan como sociedad, los diversos
actores sociales del mundo publicitario reaccionan de maneras sumamente
diversas. Reacciones que van desde la reflexión y construcción de mensajes
(que aplauden el cambio) hasta la justificación, bajo el paraguas de costumbre
o tradición de la cual sentirnos orgullosos.
Como consecuencia de esto, las empresas establecen estrategias de marketing
y comunicación publicitaria basadas en el conocimiento del contexto actual
y del público objetivo con el que interactúan. Por este motivo, los aspectos
económicos, sociales y políticos pueden afectar a personas, a marcas o a la
relación entre estas. En consecuencia, las marcas se ven permanentemente interpeladas por los mensajes que transmiten, es decir, coexisten con opiniones
a favor y en contra de sus propuestas. Esto hace que estén constantemente
expuestas a un meticuloso escrutinio por las personas que las consumen y conocen. Es por esto que deben decidir cuál es su posición con respecto a temas
sociales que puedan impactar directamente a las personas que consumen sus
productos o servicios.
En los últimos años, se han presentado grandes cambios sociales relacionados
con minorías que durante mucho tiempo han visto limitados sus derechos
o han gozado de menos privilegios que otros grupos sociales. Es así como
mujeres, afrodescendientes, latinos, la comunidad LGBTIQ etc., toman protagonismo en la comunicación publicitaria, la cual ha sabido prestar atención
a estos cambios para incorporarlos como parte del discurso de marca. Sin
embargo, a pesar de estas consideraciones, surgen las siguientes interrogantes: ¿son las transformaciones sociales actuales tan fuertes que demandan que
las marcas tomen una posición política frente a estas?, ¿será posible que el
tomar acción o no tomarla afecte la relación entre la “empresa-marca” y la
“persona-consumidor”?, ¿será posible que las marcas y la publicidad hayan
adoptado un rol como actores sociales?
2. El propósito de marca como intento de conexión con el consumidor
Cuando una empresa se asume como un actor social importante, resulta trascendental definir el rol que quiere desempeñar. Se puede apreciar en la evolución constante de las empresas y los diversos conceptos (del marketing y
la publicidad) que se han ido incorporando como parte fundamental en la
creación y gestión de marcas fuertes. Uno de esos conceptos es el que conocemos como “propósito de marca”, definido como la razón de ser de la “empresa-marca” comercial o del “producto-marca” con respecto a sus clientes y
sociedad donde se desenvuelve.
Según Livingstone (2019), “el objetivo del propósito de la marca es cambiar
el mundo para mejor (la mayor parte del tiempo). A través de un propósito,
las marcas se están convirtiendo en más que una marca de calidad o una expresión abstracta de sí mismas, están tomando medidas directas”. Por ende,
podemos afirmar que las marcas tienen un deber que cumplir hacia sus consumidores, pero también son responsables de actuar de manera en la que sus
acciones no se vean sólo reflejadas en las ventas. Estas deben estar respaldadas por el propósito que se planteen las mismas. En todo caso, esta creciente
importancia del propósito de una marca no es gratuita. Los públicos a los que
están expuestas han aumentado y también han cambiado. Si bien el nivel de
exposición mediática, disponibilidad y alcance han sido siempre constantes,
estos factores hacen que hoy sea mucho más relevante monitorear permanentemente el impacto de las marcas en estos grupos.
En la actualidad, los públicos a los que está expuesta una marca se han ampliado, abarcando consumidores, accionistas, medios, el gobierno, la sociedad civil organizada y la comunidad. Para todos estos, una empresa-marca
debe asegurarse de cumplir un rol fundamental con impacto positivo. Puede
ser que una persona no sea el consumidor directo de una marca, pero eso no
quiere decir que no pueda ser su principal crítico, detractor convencido y feroz opositor cuando esta invade su entorno, sus convicciones o su comunidad.
Los catalizadores de dichas reacciones pueden ser desde una mala experiencia con un producto hasta problemas de estereotipación y gentrificación.
Mobolade (2016) señaló como principales resultados que “más del 85% de
los millennials ven su intención de compra influenciada por los esfuerzos de
responsabilidad social de una marca sobre otra … Además, el 73% está dispuesto a probar un nuevo producto si la marca apoya una buena causa. Por lo
tanto, tener un propósito de marca sólido se traduce en un incremento en la
intención de compra de este segmento”. Además, si hablamos de los centennials, podemos afirmar que “comparten puntos de vista, acciones y creencias
… es importante que las marcas entreguen los mensajes a estos para tener una
relación positiva con las partes interesadas, una reputación positiva y seguir
siendo marcas éticas” (Uche, 2018).
Este no es un resultado atípico si recolectamos los resultados de múltiples
estudios sobre el perfil de millennials y centennials, que configuran la base
fuerte de la fuerza trabajadora de los diversos países del mundo, incluido el
Perú. Así, son el segmento de consumo que tendrá el poder adquisitivo, así
como el poder sobre las decisiones de compra. En esa línea, en los últimos
años, un 13% de las compañías han reformulado su “propósito-misión” y
un 53% lo han cambiado casi en su totalidad, según EY Beacon Institute
(2017).
3. Nuevas relaciones en la comunicación “marca-personas”
La evolución tecnológica y la transformación de las comunicaciones han
redefinido la relación en la comunicación entre marcas y personas, siendo
las redes sociales los principales actores en la transformación del rol de los
medios y la verticalidad con la que se distribuye la información. Hoy hay
conceptos que toman fuerza y resulta importante definirlos para establecer las nuevas relaciones de la comunicación entre marcas/empresas y personas/
clientes.
Empezamos definiendo el concepto de “horizontalidad”. Según García Avilés
(2015), las redes sociales horizontales son aquellas que admiten una participación libre de quien lo desee, permitiéndole entrar e interaccionar sin una
temática predefinida. Como afirma Antón (2015), una participación horizontal es aquella donde todos los usuarios tienen las mismas posibilidades de
obtener visibilidad y pueden interactuar de la misma forma.
Interpretamos entonces que las redes sociales permiten la interacción con
las mismas oportunidades de alcance y visibilidad entre empresa-marca y
personas-consumidores. El espacio digital se vuelve la plataforma para exponer opiniones de igual a igual. En ese sentido, no es más la empresa
multimillonaria, transnacional (por ejemplo) versus el ciudadano de a pie,
eliminando variables que antes podrían ser consideradas un problema: la
ubicación, el tiempo y la velocidad de respuesta. Por esto, Sainz de Medrano (2017) asegura que existe un nuevo modelo de comunicación social, el
“modelo horizontal”, dado que las tecnologías digitales han provocado este
salto histórico.
Asimismo, debemos definir el concepto “inmediatez”. Kelly (2012) explica
que la percepción de inmediatez en las comunicaciones online reduce psicológicamente la distancia entre las personas que están conversando. La evolución de las TIC ha sido fundamental para redefinir la necesidad de reducir los
tiempos de respuesta en las diversas comunicaciones. En la actualidad, parece
imposible soportar la espera para cualquier tipo de comunicación: personal,
laboral, comercial, etc. Cómo describe Kelly (2012), la réplica instantánea
también propicia un sentimiento de comodidad e induce a pensar que la persona con la que estamos hablando (en tiempo real) es más sociable que aquella que tarda más en responder.
Es en este punto que resulta interesante cruzar los aportes de Sibilia (2006),
quien afirma lo curioso que es el uso del adjetivo “real” (utilizado como “tiempo real”) para expresar “el aquí y el ahora” del plano analógico. Es así que
las comunicaciones digitales “anulan las distancias geográficas sin necesidad
de desplazar el cuerpo e inauguran fenómenos típicamente contemporáneos
como la ‘telepresencia’ o la ‘presencia virtual’” (Sibilia, 2006).
Por otro lado, el concepto “creación de comunidad” adquiere importancia,
dado que una característica inherente a los seres humanos es su comportamiento social. Debido a esta característica, hemos creado comunidades en los
entornos físicos, pero también en entornos virtuales que carecen de límites
geográficos y congregan a quienes comparten intereses en común haciendo
mucho más sólido su vínculo. Vivimos en una “sociedad en red” (Castells,
1997) desde finales de los años noventa y formamos parte de diversas comunidades (tanto físicas como virtuales) que nos permiten desarrollarnos,
apoyarnos y sentirnos parte de un colectivo.
Por último, definiremos el término “viralización” para graficar el impacto
y difusión orgánica que puede lograr una publicación en los medios sociales. Cada vez es más importante el alcance de las publicaciones, definido
por la posibilidad de multiplicar su exposición sin generar costos para las
empresas anunciantes. Sobre este tema Dafonte-Gomez (2014) señala que
la aplicación del concepto de viralidad a la comunicación comercial ha representado para las marcas una oportunidad para franquear las tradicionales barreras de la audiencia ante la publicidad y convertirla en transmisora
activa de los mensajes de la marca, mientras que Rushkoff (1994) explica
que la viralidad surgió como una herramienta del marketing que pretendía
facilitar y compartir mensajes o contenidos publicitarios entre los contactos. Sin embargo, el efecto multiplicador actual es mucho mayor y lo puede
lograr una marca anunciante o un consumidor si el contenido es relevante,
disruptivo, motivador o incitador.
De esta manera, podemos señalar que la horizontalidad, la inmediatez en la
comunicación, la construcción de comunidad y la viralización de contenidos
nos permiten plantear tres aspectos fundamentales sobre los que hoy se debe
construir la comunicación entre marcas y personas:
De esta forma planteamos los nuevos términos sobre los que se construyen las comunicaciones entre las empresas-marcas y las personas-consumidores, siendo la base para la construcción de una relación.
3.1. Tipos de relaciones
El campo de las relaciones entre los consumidores y las marcas ha estado en
constante desarrollo desde principios de los noventas. Blackston (1992) y
Fournier (1994) fueron los primeros en establecer un nexo entre las relaciones interpersonales y las marcas. Mientras que Blackston (1992) introdujo la idea de que las marcas se comportan como si fueran agentes activos dentro
de la relación, Fournier (1994) llevó este concepto más allá, al proponer que
las relaciones entre el consumidor y la marca pueden ser parte integral de la
estrategia de la misma.
Desde entonces, la metáfora de la relación “consumidor-marca” ha dominado
el pensamiento y práctica de marketing (Fournier, 1998) y una gran cantidad
de bibliografía se ha escrito sobre el tema. Desde los sentimientos de amor
que un consumidor puede desarrollar hacia una marca (Bruns et al., 2014;
Ahuvia, 2005; Aron & Aron, 1996) hasta la teoría de “autoexpansión” (Bechara et al., 2012), la investigación realizada (por especialistas en marketing
y psicólogos sociales) documenta a fondo la forma en la que un consumidor
crea relaciones significativas con las marcas y las mantiene en el tiempo.
Cada vez que un consumidor interactúa con una marca de forma personal,
por ejemplo, haciéndose amigo de una marca en las redes sociales o sentirse
feliz al comprar sus productos, esta interacción demuestra que las marcas son
un aspecto importante de la identidad. Según el modelo de autoexpansión,
al iniciar una relación “tienden a considerar al agente cercano como parte de
sí mismos” (Bechara et al., 2012). Por tanto, existe un deseo compartido de
adquirir las características presentadas por la marca, características que uno
identifica como deseables. Primero, se crea la relación entre un consumidor y
una marca siendo ahí cuando la identidad de esta se vuelve parte de la identidad del consumidor.
Al hablar de las relaciones del consumidor y una marca, Fournier (1998) afirma que “las marcas no son objetos pasivos, las marcas son y sirven como
posibles compañeros dentro de una relación”. La autora afirma una teoría que
legitima a la marca como compañera del consumidor, además analiza cómo
este último la comienza a ver como una persona. Estas interacciones (creadas
por el consumidor con el mundo no material) se explican por medio de teorías
que responden por qué los humanos tienden a sentir la necesidad de antropomorfizar objetos para interactuar más fácilmente con ellos.
Así, cuando se humaniza una marca, esta adquiere el poder para “desempeñar
un papel central en la vida del consumidor, lo que potencialmente le permite
proyectar un aspecto que podría darle una sensación de comodidad por haber
encontrado una marca que encaja con ellos” (Ahluwalia et al., 2009). La personalidad, el tono de voz y la fidelidad son algunas características similares a
las humanas que son asignadas a las marcas a la hora de definirlas y trabajar
con ellas. Probablemente los consumidores de Coca-Cola definirían la marca
como “feliz” y “creativa”, mientras que los propietarios de Harley-Davidson
podrían usar palabras como “aventurero” y “libre” para definir no sólo la
marca, sino también a ellos mismos.
Otro enfoque interesante es el propuesto por Blackston (1992), quien define la relación con la marca como “una extensión lógica de la idea de una
personalidad de marca”. Para el autor, la diferencia entre el enfoque de una
“imagen de marca unidimensional” y el enfoque de la “relación de marca” se
basa en la forma en que los especialistas en marketing hablan con los consumidores: mientras que el primero pregunta a los consumidores qué piensan
sobre una marca, el segundo pregunta a los consumidores qué es lo que creen
que la marca piensa de ellos.
3.2. Factores que propician el cambio en las relaciones
Una conducta de marca categorizada como “mala” puede dañar su imagen y
reputación. Asimismo, este tipo de comportamiento puede tener consecuencias importantes para la relación entre el consumidor y la marca. Las consecuencias negativas ocurren no sólo por la calidad de la relación “consumidor-marca”, sino también por la relación previa y la intención de recompra.
Además, el alcance de los efectos de una mala conducta depende del contexto
de la relación (Aaker et al., 2004).
Mientras más larga haya sido la relación con la marca, el deseo del consumidor por mantenerla será mayor. Esto se debe a que esta relación lo beneficia
en el ámbito psicológico y social. Además, la confianza en la marca aumenta
la probabilidad de generar una relación duradera, lo que fortalece la relación
entre ambos, ya que las relaciones más largas reducen la probabilidad de decepción.
Sin embargo, si la marca se comporta de forma contraria a la expectativa de
los consumidores es muy probable que los consumidores cambien de marca a
largo plazo. Esto se dará como consecuencia al deterioro del apego emocional
a su marca. Los mensajes contradictorios a la experiencia de comunicación que ha mantenido la marca con el consumidor son interiorizados como una
“mala conducta” y, por ende, castigados por los consumidores, ya que ven
traicionada la confianza depositada en la marca durante todo el tiempo que
han mantenido una relación con la misma.
Por otro lado, es importante notar que el volver a reforzar los mensajes originales de marca debería minimizar los posibles efectos negativos causados
por la mala conducta de la marca (Aaker et al., 2004). Sin embargo, Fournier
(1998) señala que una conducta de marca poco congruente no necesariamente tiene el potencial de afectar una relación de marca fuerte, ya que muchas
veces el consumidor no atribuye todos los componentes negativos percibidos
de una mala conducta a su marca favorita. Por ende, las personas pueden
reaccionar ante el cambio propuesto por las marcas de distintas formas, dependiendo del impacto directo, preferencia por la marca, contexto y relación con las mismas.
4. Del propósito de marca a los cambios sociales
Los cambios sociales han sido siempre un factor constante en el desarrollo de
todas las disciplinas, lo cual compromete directamente a la publicidad. Las
comunicaciones (al ser una especialidad que abarca un universo tan extenso)
se ven afectadas en todas sus aristas por lo que es un tema que debe abordarse
de una manera particularmente especial. Felder (1999), se aproximó al concepto de “cambio social” de la siguiente manera:
La comunicación para el cambio social se define como un proceso de diálogo privado y público, a través del cual las gentes deciden quiénes son, qué quieren y cómo pueden obtenerlo. Por cambio social entendemos un cambio en la vida de un grupo social, de acuerdo a los parámetros establecidos por ese mismo grupo. Esta aproximación busca especialmente mejorar las vidas de los grupos marginados (tanto política como económicamente), y está guiada por los principios de la tolerancia, autodeterminación, equidad, justicia social y participación activa de todos. (Felder, 1999)
La sociedad no es un ente estático, está mutando constantemente. Esto se
debe a diversos factores como a la manera en la que el pensamiento de las personas que la conforman, a los avances en la tecnología, entre otros. Estos
cambios generan consecuencias de carácter profundo y de largo plazo. Los
resultados de estos se ven reflejados hasta el día de hoy. Tal es el caso de los
movimientos sociales para promover los derechos humanos, los derechos de
las mujeres, los derechos de la comunidad LGTBIQ y el movimiento “Me
Too”, por nombrar algunos. Una frase que se usa mucho cuando estos cambios están gestándose es “sé el cambio que quieres ver en el mundo”, lo que
conlleva a pensar “¿qué clase de cambios son los que queremos ver?”
Como resultado, vemos que estos cambios se manifiestan de diversas maneras y crean, a su vez, subgrupos dentro del ámbito social, de cómo se interrelacionan las personas entre ellas y con el entorno que las rodean. Sin embargo, el que existan cambios sociales “globales”, no quiere decir que todas
las sociedades estén listas para asimilarlos. Esta asimilación dependerá del
punto en la que cada una se encuentre y de la disposición de las personas para
aceptar el mismo.
Si hablamos del caso peruano, actualmente estamos viviendo la “desaparición del concepto tradicional de familia” (Arellano, 2017). Esta nueva familia
propone un cambio al modelo vertical y concepto general de familia que se
maneja en el país, en donde el hombre es la cabeza de la familia, el proveedor,
y la mujer es representada como la responsable de las tareas que se dan dentro
del hogar. Según un estudio de IPSOS (2019), estamos siendo testigos de una
combinación de estos parámetros.
El Perú es un país en donde el machismo, clasismo, la homofobia y el racismo son todavía constantes que no tienen una fecha de término definida. Sin
embargo, la transformación social no se ve tan distante ya que podemos ver
como en la actualidad se está gestando este cambio de forma mucho más clara
por parte de diferentes grupos minoritarios y las demandas sociales y políticas
de estos.
Solo en el caso del racismo vemos que, según el informe del Ministerio de
Cultura (2018), el 53% de los encuestados considera que los peruanos son
“racistas” o “muy racistas” y uno de cada tres personas afirman haber sido
discriminado en diferentes espacios y por diversos motivos. En la misma
encuesta, el 60% percibe que la población afroperuana es “discriminada” o
“muy discriminada” por su color de piel, sus rasgos faciales o físicos y porque son asociados a la delincuencia.
En consecuencia, nos preguntamos: ¿qué están haciendo las marcas en el
Perú con respecto a las transformaciones sociales?, ¿cuál es el rol que tienen
como actores dentro del entorno de las comunicaciones como anunciantes y
productores de contenido?, ¿será que ha llegado el momento de fusionar el rol
comercial con el rol político y se está dando paso a la conformación de nuevas
marcas “polimerciales”?
5. Actores sociales de la publicidad
Para poder entender la importancia y relevancia del caso, es importante identificar, en primer lugar, los actores sociales dentro de la publicidad impactados por el caso. Para este fin, se definirán cada uno de ellos utilizados en este análisis.
6. El caso “Negrita”: el papel de la publicidad como actor de cambio social
¿Por qué una empresa de consumo masivo decide, en plena pandemia mundial, lanzar un comunicado anunciando el futuro cambio de su marca comercial de insumos para postres, instantáneos y postres preparados? Revisemos
primero, los antecedentes de la marca fabricante y los de la marca comercial.
La marca fabricante es Alicorp, empresa peruana integrante del Grupo Romero, creada en el año 1997. Es dueña de las marcas más emblemáticas de
consumo masivo en el Perú. Según su reporte anual de resultados, sólo en el
año 2019 logró un crecimiento del 19,1%, con una facturación anual de S/.
9,872 millones (US$ 2,898 millones) en sus ventas netas y realizó nueve lanzamientos de productos nuevos (Alicorp, 2019).
Según el reporte anual del año 2018, el negocio de consumo masivo logró
crecer 8,3% lo que significó que 15 de las 19 marcas de su portafolio crecieran. Su cartera de productos comprende más de 125 marcas propias entre las
que destacan Alacena, Don Vittorio, Blanca Flor, Cereales Ángel, Bolívar,
entre otras, las cuales abarcan categorías desde detergentes hasta marcas de
productos instantáneos (Alicorp, 2018). Sólo en el negocio de consumo masivo, en el año 2019, en el Perú, creció 20,6% en ventas netas con respecto al
año anterior a pesar de la desaceleración de la economía nacional.
Alicorp nació en 1956 bajo el nombre de Industrias Anderson, Clayton &
Co. (ACC), empresa fabricante de aceites y jabones. En el año 1971, el Grupo Romero adquirió Anderson Clayton & Company y cambió su nombre a
Compañía Industrial Perú Pacífico S. A. (CIPPSA); y en el año 1990 CIPPSA
se fusionó con la empresa Calixto Romero S. A. y Oleaginosas Pisco S. A;
ambas empresas también del Grupo Romero. Hacia 1995 adquieren las empresas La Fabril S. A. y Consorcio Distribuidor S. A. y cambia de nombre a
Consorcio de Alimentos Fabril Pacífico. En 1996 adquieren las empresas Nicolini y Molinera del Perú, incrementando su participación en las categorías
de harinas, fideos, alimentos balanceados y cereales. En el año 1997 cambia
de nombre oficialmente a Alicorp S. A. A.
Entre los años 2005 y 2013 se expandió en Latinoamérica llegando a tener
presencia en Ecuador, Argentina, Chile, Colombia y Brasil; donde hasta el día de hoy incorporan marcas locales a su portafolio de productos, así como también internacionalizan marcas peruanas. Entre los años 2014 y 2018 han diversificado su negocio, orientados al B2C como al B2B, adquiriendo nuevas
marcas, desarrollando nuevos negocios y soluciones. Como se puede apreciar, su estrategia es principalmente comprar marcas ya desarrolladas y con
una participación significativa en los territorios donde tiene presencia. Es a
través del uso de sus canales de distribución nacional y su economía de escala
que explotan las marcas y desarrollan al máximo el potencial de las mismas.
En el ranking Merco, Alicorp ocupa el séptimo lugar (Monitor Empresarial
de Reputación Corporativa, 2019) superando a otras empresas de consumo
masivo como Nestlé (noveno), Kimberly-Clark (décimo) y Procter & Gamble
(décimo quinto). Según América Economía (2019), Alicorp figura en décimo
segunda posición, superada sólo por empresas del rubro financiero, retail o
actividades extractivas (minería, petróleo y gas). Además, según un ranking
general elaborado por Arellano Consultoría e Investigación de Mercados
(2017), Alicorp es la mejor empresa para trabajar en el Perú del 2017 en el
sector de consumo.
La importancia y relevancia de la marca fabricante Alicorp es innegable: es
una marca de consumo masivo con un portafolio diverso dirigido a los segmentos B, C y D principalmente, los segmentos más grandes en la población
peruana, y con alcance a nivel nacional. Sus marcas compiten y lideran las categorías en las que se encuentran, haciéndole frente a grandes multinacionales como Procter & Gamble, Kimberly Clark, Unilever, Colgate-Palmolive,
Nestlé, entre otras. Algunas de estas marcas transnacionales trabajan (desde
hace ya algunos años) para mejorar el propósito y la comunicación de sus
marcas comerciales, apropiándose de luchas sociales como base para elaborar
discursos publicitarios.
Por ejemplo, Procter & Gamble, a través de sus marcas, establece claramente
su rol de actor social: la marca Always, mediante la campaña “Like a girl”
(2014) se ha apropiado del atributo del empoderamiento femenino-juvenil.
Con la campaña “The best man can be” (2019), Gillette generó más de 35 millones de reproducciones, 800 mil “Me gusta” y más de un millón seiscientos
mil “No me gusta” con su campaña basada en las masculinidades tóxicas (ver
Figura 1). Con la campaña “The talk” (2017), H&S trabaja a fondo el discurso
para la comunidad afrodescendiente, utilizando hechos y comportamientos sociales como el tema del cabello afro y la rigidez con la que la policía suele
tratar a los miembros de esta comunidad.
Figura 1: Reacciones al video de la campaña de la marca Gillette:
“The best men can be”
Nota: Gillette (2019).
La historia de la marca “Negrita” se remonta al año 1950 cuando la empresa
ASA Alimentos lanzó esta marca comercial para los productos relacionados
a la cocina y repostería: mazamorra, vainilla, chuño, entre otros, y fue comprada por Alicorp en el año 2006. Pero la marca “Negrita” tiene una fuerte
asociación al producto mazamorra morada hecha de forma instantánea. La
mazamorra era preparada por las mujeres negras esclavas para sus patrones
y, según Ricardo Palma en sus Tradiciones Peruanas, durante la República
la mazamorrera pregonaba a las siete de la noche, junto con el caramelero y
la champucera, volviéndose así un postre popular y característico del país. Es
de esta manera como este dulce se convierte en patrimonio cultural inmaterial
del Perú.
El empaque de la marca muestra la imagen de una joven mujer negra con un
pañuelo en la cabeza, un signo característico en las mujeres esclavas, quienes
preparaban este postre para sus amos. A esta imagen le acompaña la palabra “Negrita” que hace referencia a una mujer de raza negra. Sin embargo, es la
caracterización del personaje (en su representación gráfica, acompañada del
nombre de la marca) la que mantiene el estereotipo de las mujeres afrodescendientes. Según Muñoz (2014) en la actualidad se reproducen los mismos
roles del sistema esclavista que condiciona a las mujeres afrodescendientes
a las actividades de cuidado: cocineras, lavanderas, etc. encasillándolas y limitando su acceso al mercado laboral calificado incluso hoy en día. (Muñoz,
2014).
Habiendo identificado la importancia de la marca fabricante y la descripción
de la marca comercial, como antecedentes del caso, podemos comenzar a
analizar el pronunciamiento de la empresa. El 22 de junio del 2020, Alicorp
decide realizar un cambio de nombre sobre su marca comercial “Negrita”,
convirtiéndose en la primera empresa peruana que declara y tiene una posición frente al tema del racismo: su postura es clara sobre el tipo de actor
social que quiere ser para la comunidad a la que ofrece sus productos. Este ha
sido, sin duda alguna, un paso importante para las marcas nacionales dentro
del contexto histórico y cultural del Perú.
Es así que, en medio de la campaña social #blacklivesmatter, la empresa peruana Alicorp anunció en sus diversas redes sociales y en su página web oficial, el cambio de nombre e imagen de su marca “Negrita” para el primer
trimestre del año 2021. En nuestro país, Alicorp es la primera y la única que
se ha pronunciado y actuado para sentar un precedente de cambio y entendimiento de las demandas sociales de la comunidad afroperuana, ocasionando
así diversos tipos de reacciones. Sin embargo, en nuestro análisis sobre dicho
comunicado, vemos justificada esta decisión de cambio basándose en tres
aspectos.
Primero, la empresa tiene una oportuna lectura del contexto. Esta se ve reflejada cuando mencionan que
Segundo, la empresa asume su papel como actor social cuando afirma quela forma en que las sociedades abordan la diversidad y el racismo ha evolucionado en todo este tiempo … aquello que antes podía considerarse positivo, hoy resulta inapropiado, pues todos somos más conscientes de que se consolidan estereotipos que buscamos superar… hemos visto lo que pasa en estos momentos en el mundo, en nuestra región y en el Perú. (Alicorp, 2020b)
Tercero, la empresa muestra coherencia (entre el decir y el hacer) cuando proponenen el marco de nuestro compromiso con la diversidad y nuestra firme oposición al racismo en todas sus formas, hemos decidido que ha llegado el momento de cambiar … el objetivo de esta iniciativa será encontrar una nueva forma de reconocer a todas las culturas y comunidades … con un nombre y una identidad coherentes con nuestro respeto y valoración de la diversidad. (Alicorp, 2020b)
jornadas de escucha con representantes de diversas comunidades para entender mejor su historia y preocupaciones actuales … convocaremos también a especialistas externos para que nos ayuden a recorrer este camino en las diferentes decisiones que tomamos como compañía. (Alicorp, 2020b)
Esto evidencia que su propósito de marca tiene que estar relacionado con lo
que quieren comunicar desde su nombre hasta la pieza más simple de comunicación, finalizando su comunicado de la siguiente manera: “Como parte
de nuestro propósito de alimentar un mañana mejor, nos corresponde evolucionar para continuar inspirando respeto, inclusión y equidad, y así construir
todos juntos la sociedad que queremos” (Alicorp, 2020b).
“Negrita” es una marca paraguas que le da nombre a varios productos, siendo
el producto más recordado la mazamorra morada, un postre casero tradicional
del Perú. Al ser “Negrita” una versión instantánea, podría considerarse un
producto no esencial que no ha presentado desarrollo o mejoras. No obstante,
es una marca emblemática y posee uno de los comerciales de televisión más
recordados de los años noventa: “El chiquito mazamorrero”. En una época
donde la compra de medios estaba prácticamente monopolizada por la televisión y el zapping no existía, esta campaña estaba dirigida a jóvenes, niños y
niñas que hoy son padres y madres de familia, público objetivo de la marca,
parte de las generaciones X y millennial, quienes son los decisores de la compra y tienen actitudes favorables hacia las marcas con acciones coherentes y
significativas.
A pesar de que esta generación no esté estrechamente relacionada con las
prácticas culinarias tradicionales del Perú, Negrita ha generado un vínculo
emocional con sus clientes, apelando siempre al recuerdo de la infancia. Entonces, ¿por qué tomar esta decisión? Con el comunicado oficial de Alicorp,
la marca fabricante logra poner sobre la mesa al racismo e induce a sus clientes a la reflexión de un futuro mejor, uno en el que se promueve la igualdad y
no se perpetúa un estereotipo apoyándose meramente en la tradición. Por lo
que hemos analizado, este cambio responde y es positivo para la marca Alicorp, pues la muestra coherente, con un propósito definido y siendo un actor
con una posición clara sobre la discriminación racial. Además, le permite
conectarse con sus públicos objetivos actuales: la generación X (que pasó
por muchas carencias por la crisis económica de los ochentas y noventas, así
como por el terrorismo) y la generación millennial, quienes (como hemos
revisado en múltiples investigaciones) prefieren marcas con propósitos que
aporten al desarrollo de la comunidad.
Es importante recalcar que el escenario del cambio de nombre podría haber
sido otro. Alicorp pudo haber decidido no anunciar el cambio y efectuarlo
directamente cuando lo creyera conveniente y, de esa manera, evitar la confrontación; sin embargo, optó por la comunicación abierta, donde compartió
las diversas acciones alrededor del cambio de marca: charlas con gremios
afrodescendientes y especialistas en el tema; un concurso público para buscar
el nuevo nombre que represente a la marca, generándose así el diálogo, cumpliendo un rol y aprovechando la oportunidad. Algo que le da más peso a esta
comunicación es la solidez empresarial y la visibilización que tiene la marca:
Alicorp no es un actor social desconocido o insignificante. Por el contrario,
se ha dado cuenta del poder que tiene sobre la población desde su calidad de
anunciante con alcance a nivel nacional.
Ahora bien, el impacto positivo no es sólo sobre sus consumidores o sobre la
posibilidad de poner a su marca como eje de la conversación mediática, sino
que acciones como estas contribuyen al valor de marca (brand equity) y al
fortalecimiento de la misma. Para Kotler & Keller (2012), “el brand equity
es el valor añadido que se asigna a un producto o servicio a partir de la marca
que ostenta. Puede reflejarse en la forma en que los consumidores piensan,
sienten y actúan con respecto a ella, así como en los precios, la participación
de mercado y la rentabilidad que genera la marca para la empresa”. Existen
diversas formas de medir el brand equity y han ido variando con el tiempo; hoy se incluyen variables como relevancia, estima, rol de la marca y no sólo
calidad, satisfacción y análisis financieros.
Según la metodología descrita en la web de la consultora internacional Interbrand (2020), esta se divide en tres grandes aspectos: a) financiero, medido
en rentabilidad; b) el rol de la marca, como influencia de la marca sobre las
decisiones de compra de los consumidores y c) la fortaleza de la marca, determinada por el grado de lealtad que puede desarrollar. Este último punto es
medido mediante diez variables, de las cuales resaltaremos cuatro de estas,
dos internas y dos externas:
Variables internas:
Al tomar decisiones estratégicas en donde muestra claridad, autenticidad y coherencia sobre sus valores (así como sensibilidad y capacidad para reconocer, aceptar y adaptarse a los cambios sociales y a las nuevas demandas de los consumidores), Alicorp logra tener presencia en los medios de forma positiva y genera impacto en los consumidores y en los líderes de opinión. Todo este esfuerzo y trabajo se ven reflejados en el fortalecimiento de su marca.
7. Reacciones al cambio
La postura adoptada por la marca en esta campaña resulta evidentemente retadora frente a la tradicional sociedad peruana. Por la reacción del público,
en general, se puede evidenciar el rechazo a este cambio, que ha sido tomado
como brusco y ofensivo por una buena parte de los ciudadanos. No obstante,
¿cuál es la postura que mantiene el gremio publicitario hacia este cambio y lo
que esto significa? Según Tirado1
(2020), “si Alicorp tiene un propósito tan
interesante y poderoso como ‘Alimentar un futuro mejor’, ¿por qué no extender esta actitud por cambiar los estereotipos en sus comunicaciones, en donde
el espectador está más expuesto? Si esto no ocurre, el cambio de nombre de
‘Negrita’ podría quedar solo en la epidermis o en el gesto”.
La reacción interpela a todo el gremio y lleva a una reflexión que propone un
cambio mucho más grande y coherente, haciendo hincapié en la responsabilidad de los publicistas, en su calidad de comunicadores, de generar cambio en
todos los ámbitos que les competan para que esta iniciativa no quede como un
recuerdo, sino que sea el comienzo del cambio.
Flavio Pantigoso2
comentó que “a los afroperuanos se les ha encasillado en la
publicidad como zapateadores, como mazamorreros o como gente que estaba
en un rol de servidumbre. Ha sido una comunidad que ha sido relegada a roles
muy estereotipados” (citado en Barrenzuela, 2020). Pantigoso vuelve a poner
sobre la mesa el debate sobre la importancia del mensaje de esta campaña y,
de manera muy similar a Tirado (2020), resalta la responsabilidad de Alicorp
como agente activo de cambio social: “es una extraordinaria oportunidad para
que Alicorp no solo cambie de nombre a su marca, sino que hable del problema del racismo, sobre la condición de los afroperuanos en el Perú … y sería
extraordinario ver a más exponentes de esa comunidad representados en la
comunicación de la empresa” (citado en Barrenzuela, 2020).
Si bien son compartidas por muchas personas del gremio, sería poco realista
pensar que las posturas de Tirado y Pantigoso representan la opinión del gremio en total. Franco Tosso3
sostiene que “no hubo una mala fe en el nombre”
y que si bien no considera que es agresivo tener la imagen y nombre que
identifican a la marca en la actualidad, sí perpetúa estereotipos y “como comunicadores masivos estamos en capacidad de cambiar si queremos alcanzar
la igualdad” (citado en Barrenzuela, 2020). Juan Carlos Gómez de la Torre4
,
publicista que fue parte del equipo que creó la campaña “Negrita sabe lo que
te gusta” cuando esta marca aún le pertenecía a ASA Alimentos, explica que
“Negrita sabe lo que te gusta”, fue la campaña que creamos por años con ASA Alimentos y convirtió a “Negrita” en líder de su categoría. “La Negrita” era muy inteligente, rápida, se adelantaba a los deseos de la gente. Por ejemplo, le quitó el logo de todos los artículos promocionales como vajilla, vasos, jarras. “La Negrita” le ganó a Yaps de Alicorp, Zuko de Tresmontes Chile, Tang de Kraft USA. “La Negrita” tenía una alta autoestima, se las sabía todas y nunca, nunca, se hubiera cambiado de nombre. (citado en Barrenzuela, 2020).
Por otro lado, tenemos a otro stakeholder importante: la prensa. Esta ha sido
más bien tibia en su reacción hacia este cambio. Los tres principales medios
del Perú (los diarios El Comercio, Trome y La República, los cuales reúnen
casi el 55% de alcance de lectoría) se limitaron a reproducir comunicados de
prensa y realizar entrevistas a los expertos en el tema. De igual forma, las
revistas y suplementos especializados desarrollaron notas desde el punto de
vista del negocio, pero no determinaron una posición a favor o en contra. Si
bien algunos medios le han otorgado a la noticia un matiz de nostalgia, no ha
habido un juicio de valor concreto con respecto a las mismas.
La respuesta de la sociedad en los medios sociales no se hizo esperar, el anuncio de la marca en su cuenta oficial de Facebook (ver Figura 2) reúne más de
mil quinientas reacciones, donde más de mil cien reacciones fueron de las
expresiones “Me divierte” y “Me molesta” (reacciones con una connotación
negativa) versus un poco más de cuatrocientas reacciones entre “Me gusta”
y “Me encanta” (reacciones con una connotación positiva). La publicación
fue compartida más de 400 veces y se realizaron más de 900 comentarios, los
que reflejaron una reacción de rechazo frente al cambio. En los comentarios
publicados en dicha red, se justificó este rechazo usando argumentos como el
de la “tradición”, se negó la connotación racista y, en algunos casos, el pronunciamiento fue tildado de “oportunista”.
Figura 2: Anuncio del cambio del nombre de “Negrita”
en la cuenta oficial de Facebook
Nota: Alicorp (2020c).
Por otro lado, en LinkedIn (ver Figura 3) los números fueron distintos: la publicación se realizó desde la cuenta oficial de la empresa Alicorp, pero también fue publicada por el Chief Executive Officer de Alicorp, Alfredo Perez. En ambas cuentas se recibieron alrededor de 800 reacciones de las cuales más de 700 fueron positivas, entre “recomendar” y “celebrar”. De igual forma, los más de 140 comentarios (en cada publicación) abordaban el tema y la reflexión desde diferentes aristas, siendo los comentarios opositores mayoritarios.
Figura 3: Post de Alfredo Perez, CEO de Alicorp
Nota: Pérez (2020).
Finalmente, en la cuenta oficial de la empresa en Twitter (ver Figura 4), la publicación contó con alrededor de 650 comentarios, más de 300 retweets y más de 800 “Me gusta”. Los comentarios iniciaron el debate del racismo, la normalización de los estereotipos y cómo se utiliza la herencia cultural para darle legitimidad al statu quo instaurado sobre las representaciones de las personas afrodescendientes.
Figura 4: Reacciones del cambio del nombre de “Negrita”
en la cuenta oficial de Twitter
Nota: Alicorp (2020d).
Por otro lado, los colectivos afrodescendientes (así como las organizaciones
que defienden los derechos y la igualdad entre ciudadanos, como la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Cultura) se han pronunciado a favor de la
marca. Incluso el Centro de Desarrollo Étnico (CEDET), invita a las marcas
a sumarse a la iniciativa de Alicorp, es decir, a desarrollar publicidad que
respete y ponga en valor los derechos humanos. Entre los líderes de opinión
de la comunidad afroperuana destaca la periodista y activista de derechos humanos, Sofía Carrillo Zegarra. En una entrevista realizada en TVPerú (2020),
Carrillo señaló que lo acontecido con la marca “Negrita” en el Perú, “corresponde a toda la propuesta que se tiene a nivel mundial con respecto a los
estereotipos racistas que han estado cargando la publicidad … Esto es sumamente importante” y resaltó que Alicorp está dando un mensaje positivo a los publicistas.
Los cambios suponen un proceso de aceptación y adaptación de los públicos
involucrados. Interpelar la normalización de estereotipos raciales presenta
desafíos, pero podemos ver que parte del rol que está asumiendo la marca
es el de generador de conversación con respecto a un tema relevante en la
coyuntura internacional que tiene, a su vez, un impacto en la situación actual
de la comunidad afroperuana.
8. Discusión: demandas a la publicidad
La politización de las marcas es un fenómeno del que los consumidores estamos siendo gestores. Las exigencias de los consumidores han cambiado. Ya
no sólo buscan un producto de buena calidad, sino que ahora buscan también
que este se posicione como un agente de cambio y muchas veces exige que
este cambio sea político. Bajo el concepto de que el sector privado se encuentra en una posición de ventaja sobre el público, los consumidores demandan
que este participe también dentro del debate del cambio social ya que sus productos e ideas impactan los hábitos, costumbres y prejuicios de la sociedad.
En definitiva, las medidas que puede tomar una marca comercial (con respecto a temas que abordan problemas sociales) suelen ser incómodos para las
personas y entidades. Es una decisión impopular que puede afectar la imagen
de la marca. Sin embargo, también puede ser una oportunidad para liderar la
conversación entre los diversos stakeholders de la misma.
Volviendo al caso de “Negrita”, podemos ver cómo una marca bien posicionada
en el mercado (a pesar de la poca inversión publicitaria durante varios años)
puede lograr alcance, interacción y volverse relevante. Esta se presenta como la
posibilidad de traer al primer plano de la escena comercial una marca posicionada (pero sin inversión publicitaria durante varios años) y así lograr alcance,
interacción y volverse relevante. “Negrita” mantiene en alerta a su audiencia
hasta el día de la transformación total con la adopción del nuevo nombre y nueva identidad gráfica prometida para el primer trimestre del año 2021. Mientras
tanto, se apodera de una causa que alimenta la coherencia en relación a su propósito como marca fabricante y crea la conexión directa entre “el decir y el hacer” que tanto reclaman y observan las personas, cuando se trata de juzgar una
empresa-marca. Debido a esto, es importante prestar atención a las demandas
actuales que personas-consumidores exigen y esperan de las empresas-marcas:
8.1. Inclusión como representatividad
Al hablar de la representatividad de los grupos minoritarios en la publicidad, se puede decir que
el marketing inclusivo se esfuerza por crear una cultura visual más representativa. Se esfuerza por apreciar y comprender diversas identidades, diferencias e historias, al mismo tiempo que enfatiza los lugares comunes. Los especialistas en marketing inclusivo están dispuestos a cultivar el conjunto de habilidades necesarias para promocionar sus productos según datos demográficos específicos sin depender de estereotipos. El marketing inclusivo adopta una posición progresista en cuestiones de justicia. (Fish, 2016)
En este sentido, dentro del ámbito publicitario local, ha comenzado a gestarse un camino hacia la promoción de productos desligada de estereotipos y propenso a generar un cambio estructural de lo se presenta como publicidad tradicional. Atrás quedan los antiguos paradigmas dictados por la norma general, la cual propone ideas sin asumir responsabilidades de las repercusiones en la sociedad.
8.2. Igualdad en los roles
A pesar de los diferentes esfuerzos actuales por generar un cambio global
sobre estereotipos de género, estos siguen siendo usados en el campo de la
publicidad y muchas marcas se niegan a aceptar el cambio por miedo a perder
la fidelidad de sus consumidores hacia las marcas:
Los críticos afirman que la publicidad no refleja el avance significativo del movimiento por la igualdad de género en muchas sociedades. Básicamente, hay dos conclusiones generales: pesimista y optimista. Los estudios pesimistas enfatizan que las mujeres todavía están siendo retratadas de manera negativa y que, por ende, este tipo de estereotipos está incluso empeorando. Por otro lado, los estudios optimistas consideran que las mujeres se encuentran cada vez más cerca de sus homólogos masculinos y que, por ende, se van rompiendo los estereotipos negativos. Además, proponen que la publicidad está comenzando a mostrar la imagen de la mujer contemporánea y que poco a poco van tomando la misma importancia que los hombres. (Eisend, 2009)
Se habla mucho del “efecto espejo” (Holbrook & Westwood, 1989) afirmándose que la publicidad refleja los valores existentes. Podemos decir que en este contexto de cambio, el reflejo de las expectativas de la sociedad podría ser algo positivo y que ayude a que este se geste de una manera más rápida.
8.3. Estereotipos positivos
Por muchos años, la publicidad ha sido criticada por perennizar diversos estereotipos de género, raza y condición social. Ejemplos sobran en el rubro
“cuidado de personas” y “cuidado del hogar”. El caso peruano no es la excepción: campañas vinculadas al tema de la cocina presentaban a la típica ama
de casa con el esposo proveedor, el sabor de la comida (y el baile) asociados
a la comunidad afroperuana y los roles de la asistencia en el hogar para las
mujeres andinas.
Vale la pena precisar que, bajo la definición de diversos autores, la publicidad
sí necesita trabajar con estereotipos. Con esto nos referimos a la definición de
Eirini & Zotos (2014), quienes proponen que
las creencias de que ciertos atributos diferencian a mujeres y hombres...existen cuatro componentes diferentes e independientes: descriptores de rasgos (por ejemplo, autoafirmación, preocupación por los demás), características físicas (por ejemplo, largo del cabello, altura del cuerpo), comportamientos de rol (por ejemplo, líder, cuidado de niños) y profesión (por ejemplo, conductor de camión, ama de casa). Cada componente está asociado con una versión masculina y femenina, que está fuertemente relacionada con hombres y mujeres.
Por ello, cuando se define el público objetivo (al cual estará dirigido un producto o servicio) se segmenta a la población y se elige las diversas características sobre las cuales se va a construir la representación de estos en las
campañas publicitarias y sus diversos medios de difusión. Sin embargo, el
escenario actual es otro: así como la situación de las campañas, las personas
demandan que los estereotipos negativos, limitados y discriminadores sean reemplazados por aquellos que muestran otros aspectos de las personas. Estas
quieren ver todos los roles que pueden representar en la sociedad reflejados
en los medios. Una mujer no es solo madre, también es empresaria, estudiante, es amiga, es deportista, etc., y estos roles son el resultado de un esfuerzo
personal que va de la mano con los cambios sociales.
Además, sabemos que (desde el análisis del comportamiento del consumidor) cada individuo cumple diversos roles en sus interacciones comerciales,
dependiendo del producto o servicio al que se haga referencia. Podemos ser
consumidores, decisores o influenciadores y, a la vez, estos roles se cruzan
con los roles familiares o sociales que adquirimos en la evolución de nuestro
ciclo de vida. En síntesis, los individuos son mucho más que un solo estereotipo.
9. Conclusiones
Podemos ver que la publicidad ha normalizado muchas representaciones de
estereotipos que contribuyen a la asignación de roles y espacios a los grupos
minoritarios: mujeres, afrodescendientes, homosexuales, entre otros. Sin embargo, algunas acciones realizadas por las marcas (así como reflexiones generales del gremio publicitario) invitan a repensar la comunicación publicitaria
como parte intrínseca del discurso político de una marca.
El escenario actual, el contexto, el fortalecimiento de la sociedad civil organizada y el equilibrio de poder (a través del alcance con la comunicación
digital) enfrentan a las marcas con la urgente tarea de dejar de moverse en el
margen del conflicto social y tomar una participación activa y retadora.
La transformación oportuna de los discursos de marca resulta una tarea imperativa. Una marca no puede canalizar todos sus esfuerzos en crear un vínculo
sólo con sus consumidores: esto ya no es suficiente. Ahora se le exige ir mucho más allá. Debe identificar, conectar y conversar con todos sus públicos,
desde sus consumidores más fieles hasta los stakeholders que se creían lejanos y sin ningún impacto sobre esta.
Asimismo, las empresas deben asumir su rol como actores sociales trascendentes y entender que los resultados de sus acciones son directamente proporcionales a estas. Cuanto mayor sea el alcance geográfico poblacional de
sus productos o servicios y cuanto mayor sea su inversión en comunicación
publicitaria, será mayor su responsabilidad para contribuir en la difusión de
representaciones positivas de las minorías y mayor será su influencia sobre
la sociedad.
No todas las marcas tienen la oportunidad ni las plataformas para generar un
debate. No todas saben cómo tomar ventaja de un momento para alinearlo con
su propuesta comercial, su propósito de marca o su público objetivo. Sin embargo, como hemos visto, las que logren manejarse adecuadamente (dentro
de un terreno tan delicado) serán parte del primer grupo gestor del cambio y
serán las primeras en lograr este nuevo posicionamiento de marca.
Dada la naturaleza dinámica de los cambios políticos y sociales, es importante que las marcas fabricantes mantengan un monitoreo continuo frente a
la potencial influencia sobre sus productos. Así, el reto es lograr un equilibrio
adecuado entre la participación activa en los cambios sociales constantes, los
lineamientos de la marca y las nuevas exigencias de los consumidores.
NOTAS
1. Director de la Asociación Peruana de Agencias de Publicidad.
2. Director de la agencia Zavalita Brand Building, ganador de 16 leones de Cannes y referente de la
publicidad en el Perú.
3. Director General Creativo en Fahrenheit DDB.
4. Publicista que cuenta con una amplia trayectoria que va desde CEO de la agencia Carne, hasta
Director Creativo Ejecutivo en J. W. Thompson Worldwide.
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