Empoderamiento y creatividad
del consumidor en la dinámica
de los nuevos medios
Empowerment and creativity
of the consumer, in the dynamics of
new
media and communication model
Aceptado: 01/11/2022
Publicado: 28/12/2022
Ilia de los Ángeles Ortiz Lizardi
Ilortiz@uv.mx
https://orcid.org/0000-0002-1591-7204
Universidad Veracruzana, México
Eric Abad Espíndola
eabad@uv.mx
https://orcid.org/0000-0002-5624-1060
Universidad Veracruzana, México
David Alonso Pérez Rebolledo
rebolledo.david@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-9106-7731
Universidad Veracruzana, México
Doi: https://doi.org/10.24265/cian.2022.n16.05
Cómo citar
Ortiz
Lizardi, I., Abad Espíndola, E., & Pérez Rebolledo, D. A. (2022).
Empoderamiento y creatividad del consumidor en la dinámica de los nuevos medios
y modelos de comunicación. Correspondencias & Análisis, (16),
107-127. Recuperado a partir de http://ojs.correspondenciasyanalisis.com/index.php/Journalcya/article/view/426
Resumen
Los mercados
ecológicos y locales emergen como una
opción, donde tanto productores como consumidores pueden maximizar
sus beneficios mientras deciden participar en comportamientos ecológicos como mantener procesos de producción
de bajo impacto ambiental,
una adecuada gestión de los
residuos y la reducción de contaminantes vertidos en el ambiente,
lo cual
otorga un valor añadido al
beneficio del productor
local por mantener su entorno saludable. El consumidor puede maximizar
su utilidad mediante la compra de productos que cubran sus necesidades de consumo,
pero que también le proporcionen utilidad adicional basada en sus atributos ecológicos,
valorada por este tipo de consumidores que aprecia dichos atributos como beneficios
de salud o inocuidad
ambiental. En el presente estudio se realiza un análisis descriptivo
identificando patrones de cómo perciben
los consumidores el comercio y contenido amigable con el ambiente, y qué tan importante
es el uso de redes sociales para llevar a cabo este
comportamiento. Los objetivos se centran en
explorar los patrones de consumo amigable con el
ambiente que se apoya en
el uso
de nuevos
medios, especialmente redes sociales;
y, en
determinar cuál es la influencia
del contenido de nuevos medios
en el
comportamiento del consumidor. Los
participantes de la investigación pertenecen a distintas
regiones de México, en su mayoría forman parte
de redes de consumo
ecológico local, dentro de grupos
de Facebook
y WhatsApp, por lo que
sus patrones de comportamiento amigable con el ambiente
se apegaron
a un comportamiento real.
Palabras clave: consumidores, comportamiento, toma de decisiones, nuevos medios,
estilo de vida ecológico, industria cultural.
Abstract
Ecological and local markets
emerge as an option where
both producers and consumers
can maximize their benefits while deciding to participate in ecological
behaviors such as
maintaining production processes with low environmental impact, adequate waste management
and the
reduction of pollutants discharged into the environment, which gives added value
to the
benefit of the local producer
for maintaining their healthy environment. Meanwhile, the consumer can maximize their usefulness through the purchase of
products that cover their consumption
needs, but also provide
additional utility based on their ecological attributes, valued by this type of
consumers who appreciate these attributes as health benefits or environmental safety.
In the
present study, a descriptive analysis is carried out,
identifying patterns of how consumers perceive environmentally friendly commerce and content, and how important
the use of social networks is to carry out this behavior. The objectives are
focused on exploring patterns of consumption that are friendly to
the environment that are supported
by the use
of new media, especially social networks; and, in determining what is the influence of new media content on consumer behavior. The
research participants belong to
different regions of Mexico, for
the most part, they are part
of local
ecological consumption networks,
within Facebook and WhatsApp groups, so their patterns of
friendly behavior with the environment
adhered to real behavior.
Keywords: consumers, behavior, make decision,
new media, ecological lifestyle,
culture industry.
Introducción
La actual crisis ambiental no es meramente un efecto del capitalismo,
el impacto
negativo que el
socialismo del siglo XX causó
sobre los registros naturales como contaminación radioactiva y depredaciones industriales
en suelo
y ríos durante las dictaduras socialistas no debe ser ignorado. Sin embargo, sí existe una conexión con la intensificación de los modos de producción capitalista y con la necesidad
de expandirse hacia nuevas
bases de recursos para asegurar
el constante
crecimiento económico (Parikka, 2015). Por tanto, es necesario
indagar en cómo el individuo se sujeta y adapta a
estas dinámicas. La globalización de la política y la economía
han acarreado cambios
sustanciales en el comportamiento
económico: estrategias de consumo, producción
y distribución, el rol
de la
tecnología y el uso de Internet
y, en
general, de los nuevos medios que ha surgido, así como la aceptación de los consumidores.
En este contexto, hoy el individuo está más integrado a través
de las redes sociales,
ya sea Facebook,
Instagram, Twitter, YouTube, TikTok, entre otras (Thi Khanh, 2021). Lo cierto es que la
participación del consumidor
en un
entorno en línea le ofrece
un rol más activo en la
toma de decisiones de consumo,
especialmente motivado por
la vasta cantidad de información que circula en dichas
plataformas, las cuales permiten incrementar el poder
de elección
manifestado en las preferencias de consumo. Por lo
tanto, el objetivo principal
es explorar
la idea
de un
consumidor con poder en la
toma de decisiones sobre su consumo verde, basado sobre las posibilidades que permiten el uso de los nuevos
medios para compartir y circular
más información acerca de productos
y comportamientos amigables
con el medioambiente. Esta acción conlleva a reflexionar sobre la evolución, avances y perspectivas de la comunicación publicitaria en las últimas
tres décadas, donde los medios
como vehículos y soporte de la
publicidad se han diversificado a la par que las nuevas formas de comunicar
y crear contenidos. Y esta diversificación tiene que ver con
el aumento
de usuarios
que están
migrando a las plataformas digitales, denominados como los nuevos medios, aun cuando complementan
este consumo con medios tradicionales, como los periódicos, la radio y la televisión.
Basta saber que, en México, sobre la base de los resultados de Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH, 2019), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2021) informa que en el país hay 80.6 millones de usuarios de Internet, que representan el 70.1% de la población de seis años o más. De igual manera, la Asociación de Internet MX (2021) revela en su último estudio realizado que, durante el 2020 y como consecuencia del confinamiento, los usuarios de Internet tuvieron el mayor crecimiento observado en los últimos 5 años. Otro dato revelador de este estudio es que los smartphones son el dispositivo de conectividad de mayor adopción, frente a la computadora que, aunque es el dispositivo más completo para explotar capacidades de Internet, sus altos costos inhiben su completa adopción; en tanto que el smart TV es el tercer dispositivo más importante para los internautas en México. Lo real es que, conforme han trascurrido los últimos tres años, el acceso a Internet se masifica y los usuarios comienzan a tener mayor consciencia de las actividades que pueden realizar gracias a esta herramienta y que van más allá de la comunicación. Particularmente, el uso de redes sociales es la primera actividad que ha incentivado el mayor número de usuarios en Internet (AIMX, 202l); la razón, es que permite el acceso a eventos familiares y noticias, así como a la oferta de empresas dedicadas al entretenimiento, salud, educación y estilos de vida saludable, donde se inserta el consumo verde por parte de personas preocupadas por el medioambiente en su comportamiento de compra. Como mera aproximación hacia una conceptualización del consumo verde, es válido definir que este tipo de consumo está relacionado con la decisión de compra de consumidores que evitan adquirir productos que ponen el riesgo la salud debido al daño significativo que implica al medioambiente durante su fabricación, comercialización, uso o desperdicio; o bien consumir una desproporcionada cantidad de energía, generar una gran cantidad de residuos, utilizar materiales derivados de especies o espacios ecológicos en riesgo, así como aquellos que implican el abuso en animales o que afectan las condiciones socioambientales de otros territorios y países (Peñalosa-Otero y López-Celis, 2016).
Para investigar a este consumidor verde, entendido como un
consumidor empoderado, es necesario, primero: explicar en qué
contexto el consumo se instala
como parte fundamental de la cultura contemporánea,
principalmente en una
cultura cotidiana con estrecha
relación con la tecnología que accede a todos los campos culturales incluyendo la comunicación, por tanto, a los medios
tradicionales como a los
nuevos medios; segundo: dentro del
contexto de estos medios se
expone la emergencia de formas alternativas de consumo; tercero: mediante
la información obtenida de la
aplicación de una encuesta en
línea a consumidores, se describe el
impacto, a nivel local, del
uso de medios alternativos para el refuerzo y motivación del consumo verde, que comprende a la comunicación en
entornos digitales para compra y venta
de productos verdes
y el consumo de contenidos ambientales, lo cual sostiene
que los nuevos medios permiten un empoderamiento en los consumidores
que es manifestado en su comportamiento cotidiano.
Lo cierto es que los
productos ecológicos y locales han podido
aumentar su difusión gracias a las estructuras de los
nuevos medios que permiten repensar
los roles de consumidores y productores: el consumidor es entendido como un individuo
activo, capaz de identificarse ideológicamente con productos, comportamientos,
contenido mediático y en general estilos de vida ecológicos, principalmente, debido a la
posibilidad que las tecnologías de información y comunicación ofrecen para la búsqueda, distribución y circulación
de información
ecológica para su comparación en la toma de
decisiones de consumo, yendo más
allá de la simple compra
de productos, reforzando nuevas dinámicas culturales (en el sentido de una cultura hecha en acciones
cotidianas), soportada por los medios
del actual milenio. Por lo
tanto, hoy el productor
debe ser un individuo creativo que busque, con las nuevas tecnologías
de medios, satisfacer las demandas
de su
audiencia ya que está sujeto
a una interacción más inmediata
con ella, lo cual le exige la creación de contenidos dirigidos
a la generación de prosumidores con un estilo de
consumo respetuoso del medioambiente que se ha empoderado de los nuevos medios de la era actual.
Marco teórico: tecnología, comunicación y cultura
Los nuevos
medios pueden plantear nuevas formas
de entender
la cultura,
especialmente dejando atrás una cultura construida por significados estáticos, pasando
a una posición más flexible. Una cultura cotidiana, es una cultura hecha
día a día, es decir, construida por prácticas cotidianas (Storey, 2010). Acciones cotidianas como las acciones
económicas, tales como la producción,
el trabajo
y por supuesto el consumo, son
aspectos que reconsiderar desde el
marco de los estudios culturales
y no solo desde los términos
de la
ciencia y la racionalidad económica. Por tanto, de acuerdo con Jenkins (2006), el
significado colectivo que surge dentro
de la
cultura popular está
comenzando a cambiar
las maneras que la religión, la educación, la ley, la política, la publicidad, e incluso
la seguridad, funcionan. En este sentido, los nuevos
medios juegan un
importante rol sociocultural, en tanto
que apoyan la exposición pública de estos cambios,
principalmente mediante sus capacidades tecnológicas, que generan
nuevos significados en los procesos que están en constante cambio, tanto
en el público
como en los creadores de contenido e información.
La tecnología es un elemento clave en la nueva estructura de los medios, de hecho, las nuevas tecnologías definen muchas de las características que los nuevos medios tienen para interactuar con su público. Por ejemplo, los medios y tecnologías que utilizamos en la vida cotidiana han provocado un gran cambio hacia herramientas y servicios más interactivos, basados en entornos de Internet (Gauntlett, 2011). Este cambio, en cierta medida, deja atrás a los medios tradicionales como la televisión, pero no solo porque la televisión es una tecnología antigua, sino porque estos nuevos medios están formados por nuevas interacciones en la producción de contenido y en las formas de consumo, como son el auge en la producción de vídeos amateurs, el empuje de las audiencias fragmentadas por contenido especializado, y la multiplicación de las tecnologías que conllevan una nueva práctica diaria y nuevas relaciones de poder (Strangelove, 2010).
Se podría decir que coexiste una
disputa entre los antiguos medios de comunicación y los nuevos medios1, mediada por las
tecnologías, la comunicación y la cultura. Por
un lado,
las empresas de medios están
aprendiendo cómo acelerar el flujo
de contenido
mediático a través de canales de
entrega para expandir oportunidades de ingresos, ampliar mercados
y reforzar los compromisos con la audiencia.
Por otra parte, los consumidores están aprendiendo a utilizar
estas diferentes tecnologías de los nuevos medios
para llevar el flujo de
la comunicación
bajo su control, así como
para interactuar con
otros consumidores (Jenkins, 2006).
Cultura de consumo
En una
cultura creada por prácticas cotidianas puede ser interpretada
como un elemento cultural.
Si esto
es cierto,
entonces surge la pregunta por
qué nociones de consumo se refieren
a la esfera de los estudios
culturales que van más allá del análisis
económico. Para responder, existen
dos tendencias
principales que relacionan el consumo y la cultura
de manera diferente durante la segunda
mitad del siglo
XX.
Primero, en la línea del estudio de medios está el concepto de industria cultural expuesta por Adorno y Horkheimer en «La dialéctica de la Ilustración». Esta industria cultural expone el fenómeno de una vuelta a la ideología de la Ilustración, que encuentra su expresión normativa en los medios de comunicación, específicamente en el cine y la radio. Esta norma consiste en el cálculo de los efectos y técnicas de producción y difusión creando una industria de la cultura, es decir, una industria que pretende representar una verdad ideológica desde la creación de productos estéticos (Adorno y Horkheimer, 1998). En este sentido, la industria cultural genera permanentemente significados engañosos para la audiencia, prometiendo perpetuamente una satisfacción marcada por las normas estéticas promovidas por los medios de comunicación, con la ilusión de que todo el espectáculo es real, pero que nunca se logrará plenamente (During, 1999). De esta manera, el individuo es atrapado en un ciclo de insatisfacción que lo mantiene sujeto al consumo de piezas incompletas de felicidad. En este proceso participan los medios, el consumo y una ideología dominante, dentro de un determinado entorno sociocultural (la sociedad americana de posguerra, pero en general la sociedad occidental) que enajena al individuo en dinámicas y relaciones de poder. Adorno y Horkheimer (1998) lo explican:
Los productos de la industria
cultural pueden contar con ser consumidos
alegremente incluso en
un estado
de dispersión.
Pero cada uno de ellos
es un modelo de la gigantesca
maquinaria económica que mantiene a todos desde el principio en
vilo: en el
trabajo y en el descanso
que se le asemeja. De cada película
sonora, de cada emisión de
radio, se puede deducir aquello que
no
podría atribuirse como efecto a ninguno
de ellos tomado aisladamente, sino al conjunto de
todos ellos en la sociedad.
Inevitablemente, cada manifestación particular de la industria
cultural hace de los hombres aquello en lo que dicha industria en su totalidad
los ha convertido ya. (p.
172).
1 Esta disputa
o cambio es lo que Jenkins define con el concepto de convergencia (converge): Convergence has reemerged as an important reference point as old and new media companies try to imagine the future of
the entertainment
industry. If the digital
revolution paradigm presumed that new
media would displace old media, the emerging convergence paradigm assumes that old and new media will interact
in ever more complex
ways (Jenkins, 2006, p. 06)
La industria
cultural es una visión que
insiste sobre las fortalezas de
las instituciones
modernas como el orden político,
estético y moral que conforman una ideología hegemónica, que encuentra en los medios una plataforma ideal para extender
su dominio a todos los sectores
posibles. Lo cual es una
posición muy cercana a las estructuras
de los
viejos medios, sin embargo, puede
seguir siendo una posición adecuada antes de la aparición de nuevos medios teniendo en cuenta la condición
de convergencia. Donde la
exclusividad no está categorizada en ningún medio, sino
que permanece la presencia
de medios de comunicación antiguos y nuevos.
Segundo, una visión
más cercana al análisis sociológico
de la
postmodernidad, que se enfoca más en
una estandarización de deseos y valores (y su consecuente dispersión y estandarización a través
de los
medios). Esta postura se instala
en un
contexto de vacío de creencias, en la desconfianza en el funcionamiento de las
instituciones modernas
e ideales que gobernaban como principios
absolutos, donde surge un egoísmo generalizado
que aísla al individuo y le permite otorgar nuevos
valores a su relación con los objetos de acuerdo con los significados que tienen en un
ambiente carente de valores, en
palabras de Lipovetsky (1986) «un
desierto de apatía e indiferencia social».
Esta postura analiza
las sociedades occidentales contemporáneas centradas en el
fenómeno de consumo de objetos,
donde el consumo es una
forma activa de relacionarse tanto con los objetos, la comunidad y el entorno,
en un modo de actividad
sistemática y de respuesta
global al sistema cultural.
Así, los objetos no solamente
tienen una utilidad instrumental, sino que representan un elemento de consuelo, estatus
o prestigio, por lo
tanto, el campo de consumo
se convierte
en una
nueva mitología que se ha instalado
como la moral del mundo actual (Baudrillard, 2009).
Es importante destacar un elemento
de egoísmo
narcisista que delinea esta nueva
valoración de objetos,
ya que es este individualismo el que ha llevado al consumo de objetos de novedad,
alto costo, o alta estima social, a una cuestión exclusiva de clases privilegiadas. No porque el acceso
a bienes exclusivos ha sido democratizado,
sino porque una ideología de los
consumidores de la autosatisfacción se ha extendido trascendiendo todas las categorías sociales:
En esencia,
el consumo
ha dejado
de ser
una actividad regulada por la
búsqueda del reconocimiento
social para desplegarse en vistas
al bienestar, la
funcionalidad y el placer
en sí
mismo. El consumo masivamente ha dejado de ser
una lógica de prestación clasista, para oscilar en
el orden
del utilitarismo
y del privatismo individualista (Lipovetsky, 1990, p. 196).
En cierto modo, estas posiciones
narcisistas podrían interpretarse como relacionadas
con ciertas posibilidades
de nuevos
medios, especialmente en aquellas en las que la tecnología está presente en la vida cotidiana hasta el punto de combinar
procesos humanos y tecnológicos, como la comunicación. Tal posibilidad genera «fantasías tecnológicas», donde se mantienen los
ideales narcisistas, como el de proyectar
la vida real en el mundo virtual (Ihde, 2004).
Hoy en
día, este debate debería contextualizarse
con la aparición de los
nuevos medios en una sociedad que ha cambiado su estructura de valores con respecto a las
categorías modernas, es decir,
una sociedad en la que
el consumo
está integrado en la cultura
y estilos de vida actuales,
incluyendo la dinámica de los nuevos medios.
Donde el cambio en
el paradigma
productivo se ha vuelto hacia
la producción
y el consumo (de bienes y servicios, pero también de formas de comunicación) inmaterial,
como lo señala Han (2014), donde el individuo está involucrado en un nivel psicológico
más que en un nivel físico. De esta forma:
El capitalismo
del consumo
introduce emociones para estimular la
compra y generar
necesidades. El emotional design modela
emociones, configura modelos emocionales
para maximizar el consumo. En
última instancia, hoy no
consumimos cosas, sino emociones. Las cosas no se pueden consumir
infinitamente, las emociones, en cambio,
sí. Las
emociones se despliegan más allá del valor de uso. Así se abre un nuevo campo de
consumo con carácter infinito. (Han, 2014, p. 72)
Sin embargo, estas posturas se
pueden debatir en la actualidad,
precisamente por las infinitas posibilidades optimistas que traen consigo los nuevos medios y tecnologías de comunicación en las dinámicas de consumo (que no borran posiciones pesimistas).
Particularmente, pensando en
la posibilidad
de modos
alternativos de consumo que reflejen los estilos de vida
también alternativos a los establecidos por las ideologías dominantes. Apelaciones precisamente a esta esfera psicológica del capitalismo de consumo en
la era
de la
comunicación digital. Donde puede haber
motivaciones específicas para los hábitos
de consumo
y comportamientos ecológicos.
Consumo y medios alternativos
Una
visión optimista de los nuevos medios se basa en las posibilidades de consumo
alternativo, apoyadas por
las posibilidades tecnológicas
de la
misma, así como su impacto en el ámbito
sociocultural. Según Gauntlett (2011), un
enfoque optimista es el que
genera un nivel de involucramiento
y compromiso en la audiencia de medios, que encamina la
posibilidad de un cambio social,
promoviendo la motivación para conducirlo.
De acuerdo
con Atton (2002), los movimientos sociales centrados en el ecologismo
y anarquismo, así como
la prominencia
asistencial y las protestas también han
demostrado ser un
terreno fértil para la producción
de medios
alternativos. En este
sentido, el movimiento ambiental ha cambiado enormemente el comportamiento del
consumidor
y la conciencia ambiental, resultando en una mayor demanda de productos
verdes. El comportamiento amigable con el ambiente y los beneficios
que representa, impulsan la
lealtad del consumidor no solo
en el
caso de los productos y marcas especializadas, sino también hacia los diferentes formatos de comercios y productores minoristas (Pop et al., 2020).
Si se acepta una relación
alternativa de nuevos medios y patrones
de consumo,
entendida como una forma
de cultura
cotidiana, entonces, existe la posibilidad
de contrarrestar las restricciones hegemónicas precisamente con el consumo mediante
la toma de decisiones económicas,
considerar las posibilidades de acceso
a la información
y la apertura a prácticas culturales alternativas a estructuras
rígidas aun en un orden moderno.
Desde una cultura alternativa apoyada por nuevos medios
y formas de consumo alternativo, es posible establecer un proceso de negociación entre los intereses
dominantes y los de los grupos
opuestos. Para esto, el término
de la
cultura participativa contrasta con las viejas nociones de audiencia
pasiva de los medios de comunicación.
En lugar
de hablar
de los
productores y consumidores de los medios de comunicación,
como roles separados, ahora es
posible ver a ambos como participantes que interactúan entre sí
de acuerdo
con un nuevo conjunto de
reglas que ninguno
de ellos se entiende plenamente por separado (Jenkins, 2006).
Por ejemplo, para Strangelove (2010) la creación y difusión
de vídeos amateur proporcionan una alternativa al contenido
de la industria de los medios de comunicación y entretenimiento. Estos espacios
alternativos se pueden expandir a otras áreas de los
nuevos medios más allá del
campo de entretenimiento, reforzando conceptos como oportunidades de negocio online, publicidad especializada, difusión
de comportamientos alternativos
y plataformas para exponer y atraer hacia
movimientos sociales: En este marco, el impacto de los factores de uso en los medios
sociales sobre el comportamiento de consumo ecológico se somete a diferentes niveles de percepción
de uso
de medios.
Donde las redes sociales han
surgido como una plataforma de comunicación
electrónica mediante el intercambio de conocimientos, ideas
y contenidos generados por el usuario
mediante redes y blogs (Biswas, 2016).
Por lo tanto, las prácticas
de los
nuevos medios como blogs, revisiones
sobre plataformas de medios sociales,
publicidad y promoción en contenido de consumo digital, podrían ser
una herramienta para alentar a los consumidores en la
adopción de nuevos hábitos, estilos de
vida o prácticas amigables con el
ambiente, al permitir identificarse con personas que muestran
los beneficios
de estas
prácticas en contenidos disponibles en las redes sociales,
como Instagram, Facebook, YouTube y Twitter (Jalali y Khalid, 2019). Por otro lado, las redes sociales pueden ser utilizadas
como una plataforma de mercado, promoción de ventas, evaluación y circulación de información para
los consumidores con
mayor facilidad y
eficiencia (Biswas, 2016). En suma, todas estas prácticas
posibilitadas por los
nuevos medios que generan un
papel activo del consumidor, donde
la información
disponible funciona como una referencia en la construcción de
confianza en los productos y servicios. Es decir, varios sitios web y redes sociales
como Facebook, Twitter Instagram, y WhatsApp y TikTok, entre otros medios publicitarios, permiten que las personas se unan y compartan
sus ideas
en diferentes
temas, por supuesto, también en
prácticas ambientales. En consecuencia, la credibilidad o la confianza
social se fomenta mediante
la creación de
contenido, dando valor
a su audiencia, circulando contenido que es compartible por otros (Jalali y Khalid, 2019).
Hipótesis
Ha surgido un nuevo mercado
de productos
verdes y los consumidores activos lo
han hecho más significativo.
Los nuevos medios se han
convertido en uno de los
engranajes de comercialización más eficaces del consumidor y se entrelazan cada vez más en
los estilos de vida de
los consumidores, cambiando
la manera
que los clientes y los comerciantes interactúan entre sí.
Las personas toman en cuenta
la calidad
de los
productos cuando consideran que conlleva
efectos positivos al medioambiente y para su salud. Un
sector de consumidores está preocupado
por el
medioambiente y han cambiado
su comportamiento gradualmente a favor de su protección. Además, las redes sociales se han convertido en un
modo importante de conectar con
los consumidores, por tanto, deben ser utilizadas
al máximo para aprovechar sus beneficios para la sociedad
y el medioambiente.
Se sugiere
que esta
dinámica de los nuevos medios
y consumo produce un empoderamiento de los consumidores. Actualmente, las plataformas de redes sociales
son consideradas como importantes herramientas que influyen en
el estilo
de vida
y la toma de decisiones de la audiencia (consumidores).
Del mismo modo, las
redes sociales se han convertido
en un
importante canal de comunicación para crear contenido,
compartir ideas y expresar
opiniones e información. La comunicación social ha revolucionado la comunicación entre consumidores, productores y empresas, incluyendo productos verdes, y permitiendo a los consumidores tener una experiencia
de compra más interactiva. Por consiguiente, se considera
que el
uso de
redes sociales y nuevos medios fomentan hábitos amigables con el medioambiente a la vez que
estimulan lo patrones de consumo ecológico.
Metodología
Se realiza un análisis descriptivo de la información recolectada,
identificando patrones de cómo
perciben los consumidores el comercio
y contenido amigable con el ambiente y qué tan importante es el uso de
redes sociales para llevar a cabo
este comportamiento.
Se plantea como objetivos explorar los patrones de
consumo amigable con el ambiente, que se apoya en el uso de nuevos medios, especialmente redes sociales;
y, cuestionar sobre cuál es
la influencia
del contenido
de nuevos
medios en el comportamiento del consumidor.
Para el desarrollo
de la investigación se optó por la técnica de la encuesta. A través de las redes sociales
y de grupos independientes de consumidores y productores amigables con el ambiente
se aplicaron los cuestionarios a los participantes del estudio.
La muestra estuvo integrada por personas de distintas
regiones de México y no de
una sola localidad; en su mayoría, forman parte de redes de consumo ecológico local dentro de
grupos de Facebook y WhatsApp, por
lo que
sus patrones
de comportamiento
amigable con el ambiente se
apegaron a un comportamiento real.
Resultados
El consumo
de productos
amigables con el ambiente es
considerablemente más recurrente entre personas jóvenes, menores de 40 años (Figura 1).
Se encuentran coincidencias con las observaciones de Peñalosa-Otero y López Celis (2016), acerca de que los consumidores de la generación de 1980-200, conocida como millenials, están más orientados a buscar productos naturales, sostenibles y menos tóxicos, asociando el consumo socialmente responsable a temas relacionados con la compra y la utilización de ciertos productos o servicios que tengan efectos sobre el medioambiente, como la ecología, la comida sana, la economía y el ahorro.
La percepción del consumidor es positiva respecto a los posibles
beneficios de los
productos verdes (Figura 2).
En su mayoría, la audiencia percibe que los productos verdes ofrecen beneficios diferenciales a otros productos convencionales, es decir, consideran que este tipo de productos benefician, ya sea al medioambiente, a la salud o a la economía local. En contraste, un mínimo considera que son un bien de lujo y que no representa beneficios adicionales a un estatus social
Existen factores determinantes
que obstaculizan
el consumo
amigable con el ambiente,
independientemente de la percepción positiva del consumidor (Figura 3).
Si bien existe una percepción positiva de los beneficios de consumir este tipo de productos, el principal obstáculo que encuentra es el costo de estos. Por otro lado, en ciertos contextos se puede encontrar dificultad para acceder a estos espacios de venta; con ello, se reitera la necesidad de contar con plataformas de los nuevos medios de comunicación (como las redes sociales) para incrementar su promoción y exposición en el mercado, facilitando el acceso al consumidor.
El consumo de contenido ecológico
en plataformas
virtuales y redes sociales fomenta
un estilo de vida comprometido con el cuidado ambiental (Figura 4).
Esto corresponde con la idea de una cultura cotidiana, donde las nuevas manifestaciones de comunicación, actividades tecnológicas y hábitos de consumo construyen estilos de vida específicos, propios de la contemporaneidad actual, que incrusta el factor tecnológico como un elemento cultural.
Las redes sociales y entornos virtuales
son un
espacio de oportunidad para promover el consumo de productos amigables con el ambiente (Figura 5).
La mayoría de la audiencia recurre a mercados y tiendas especializadas para adquirir este tipo de productos. Sin embargo, el siguiente porcentaje más alto corresponde a la disponibilidad a través de redes sociales, lo que supone un campo que de ser fomentado y promocionado adecuadamente puede ser de gran utilidad en el crecimiento de este mercado (Biswas, 2016; Jalali y Khalid, 2019).
Las redes sociales y nuevos medios
ayudan a la toma de decisiones
sobre el consumo de productos amigables con el ambiente (Figura 6).
Las
redes sociales se muestran como un factor importante en la toma de decisiones
de consumo, por la búsqueda
de información,
la contrastación
de opiniones,
reseñas publicadas sobre los productos, información sobre los procesos de producción, etcétera
(Jalali y Khalid, 2019).
Además, este
resultado se complementa con el
análisis de resultados anteriores, por ejemplo, gran parte de
la audiencia
se confía
de las
etiquetas y certificaciones oficiales sobre la inocuidad de los productos, esto se puede relacionar con el alto costo,
que es con lo
que se identifica a estos productos
(ver Figura 3). Por otro
lado, esto mismo resalta la necesidad
de fomentar el uso de nuevos medios y redes sociales
en la promoción
de los productos (ver Figura 5), pero también de los procesos productivos,
con la intención
de
dar a conocer tanto al productor como a sus modos específicos, generando audiencia en el contenido de entretenimiento en redes, vinculado, tanto a un estilo de vida ecológico como al mercado de productos específicos.
Discusión
Consumo ecológico como consumo alternativo
La intención
de consumo ecológico se considera como una voluntad del individuo
para la compra de productos ecológicos en lugar de productos tradicionales
(Thi Khanh, 2021). Los consumidores verdes, que tratan de consolidarse como un grupo o
pertenecer a uno ya establecido, pueden demostrar su deseo
de comprar
bienes ecológicos como una señal
de que
quieren adherirse a las expectativas sociales establecidas por la comunidad ecologista a la que quieren pertenecer. Por lo tanto, los consumidores verdes deben ser impulsados a recoger constantemente información de diversos
puntos de venta para seleccionar los productos adecuados
(Kumar et al., 2020).
Para responder a este tipo de
demandas sociales, que asumen la
participación de consumidores
y productores activos en
su intención
de manifestar
comportamientos ecológicos, los mercados ecológicos y locales emergen como espacios de desarrollo colaborativo para este sector.
El mercado verde se plantea desde la economía ambiental como una estrategia
de intercambio de bienes, cuyo valor puede internalizar el costo de algunos problemas
externos generados por
su producción
y tener atribuciones al cuidado del
medioambiente. Sin embargo, esta estrategia no corresponde únicamente a un análisis de
las actividades
económicas como el consumo y la
producción de bienes especializados, sino que también implica la difusión de comportamientos ecológicos,
que en un amplio
sentido cultural puede dar forma
a estilos de vida, mediante la
interacción con los nuevos
medios de comunicación: los mensajes
en redes
sociales aumentan la disposición de los consumidores a comprar, mientras que las interacciones
en los medios influyen directamente
en las
decisiones de los consumidores. Por lo tanto, la
actividad en redes sociales de
los consumidores
influye positivamente comportamientos favorables al medioambiente tales como reducir, reutilizar
y reciclar materiales derrochadores (Pop et al., 2020).
El mercado verde incluye actividades destinadas a generar el intercambio de bienes y servicios que permitan que las necesidades humanas sean cubiertas mediante procesos que impliquen la protección del medioambiente. Esto puede ser un elemento diferenciador en la construcción del consumo sostenible, convirtiéndose en un campo de oportunidad para la innovación, tanto a nivel global como local que sigue aumentando cada vez más su demanda, aumentando, al mismo tiempo, los beneficios ambientales y económicos, reforzando las estrategias de sostenibilidad (Durand, 2014).
Conclusiones
Los productos amigables con el
ambiente son apreciados más allá
de sus
aportaciones básicas, incluso
al margen
de su
costo de venta. Destaca la
percepción del consumidor como una
opción para el cuidado de
la salud,
así como
del medioambiente. Los nuevos medios, y especialmente las redes sociales son un apoyo
en la comercialización de productos amigables con el medioambiente,
pero también como medio informativo y de entretenimiento en la
difusión de hábitos y estilos de
vida ecológicos y del cuidado
de la salud. En este sentido, principalmente la población
joven menor de 40 años adopta un papel activo, mucho más participativo en su toma de decisiones
de consumo,
por lo
que puede
hablarse de un empoderamiento de consumidor a partir
de su inclusión en la dinámica de los nuevos medios.
Beneficios del consumidor-productor
La utilidad de los consumidores es optimizada cuando los beneficios percibidos exceden los esfuerzos percibidos asociados con su uso. Por lo tanto, la facilidad de nuevos medios en términos de comunicación y mediación para un consumo específico (consumo verde), motivará a más usuarios a recurrir a las redes sociales para dar y contrastar su opinión e información, y así mejorar la iniciativa de mercado de promover productos verdes mediante estas plataformas. Empresas y productores locales (incluso grandes corporaciones) que adoptan prácticas ecológicas de producción amigable, pueden proporcionar conocimiento sobre temas ambientales en diferentes plataformas de medios, tales como proyectos de colaboración, blogs, redes sociales y comunidades de mercado y activismo a nivel local, incluyendo la creación de contenido de entretenimiento verde como parte de su responsabilidad ambiental o medida de respuesta a las demandas de sus clientes. Tanto las empresas como los productores, y los creadores de contenido de influencia social juegan un papel muy importante en la configuración de decisiones de compra hechas por influencia de los nuevos medios. En consecuencia, los clientes eventualmente crearían confianza en ciertas marcas verdes, en productores locales o distribuidoras alcanzadas por interacciones regulares y apoyo entregado a través de redes sociales.
Beneficios socioambientales
El suministro de productos y servicios amigables con el ambiente
que consideren impactos socioambientales negativos en forma de
atributos que generen utilidad al
consumidor, y que al mismo tiempo permitan contrarrestar o contener
daños ecológicos al representar un bajo impacto ambiental por prácticas ecológicas en los procesos
de producción y consumo,
son productos apreciables por su valor agregado al cuidado
ambiental. En la
esfera sociopolítica, el gobierno y los estrategas políticos tienen el deber de apoyar a los fabricantes para que tengan buenas oportunidades y así puedan producir y anunciar
productos y servicios
verdes (por ejemplo, reducir los impuestos
sobre los productos verdes, promover
subsidios para los materiales para hacer productos verdes).
Más concretamente,
los legisladores
deberían promover la desinformación sobre la prevención y la lucha contra los
productos y servicios que afectan
negativamente a los ecosistemas y la biodiversidad, donde el uso de los nuevos
medios es esencial para alcanzar la mayor cantidad de audiencias posibles.
Finalmente, la realización
de este
trabajo constituye una pequeña contribución
a la reflexión sobre los cambios estructurales que ha tenido la publicidad a consecuencia de la evolución tecnológica que ha transformado
a los medios de comunicación, lo cual implica un gran
reto para el publicista, que requiere potenciar su creatividad en la
configuración de los
mensajes publicitarios en el actual
ecosistema de los
medios, a partir de los nuevos lenguajes
con los que se comunica la sociedad. Tan solo en los últimos
dos años –como lo informan
estudios de INEGI– se incrementaron
los servicios digitales, y se popularizaron nuevas plataformas como TikTok y Zoom que,
iniciada la pandemia,
cobraron especial significado, dado que las interacciones de los
usuarios tienen rostro y voz, y la
comunicación entre los creadores y usuarios es más directa. Su
lenguaje es la música, el
video, las tendencias y el espectáculo;
ha logrado
posicionarse para que los mensajes
sean consumidos por todo tipo
de personas
de cualquier
sector socioeconómico que posea un
dispositivo electrónico. Es, en estos espacios virtuales, donde hoy se habla de todos los temas que se difunden
de forma masiva impactando en todos los aspectos
de la
vida cotidiana y esta es la
tendencia de trabajo
aún en el futuro próximo
para los profesionales en la gestión
de marcas, identidad
e imagen pública
de empresas, sujetos y proyectos, así como en la promoción de campañas publicitarias.
Conflicto de intereses
Los autores no presentan
conflicto de intereses en la investigación.
Responsabilidad ética y/o
legal
Se siguieron los lineamientos
de la ética de la investigación, y las personas entrevistadas consignaron su
consentimiento informado sobre los alcances de la investigación.
Contribución de autoría
Los autores contribuyeron
equitativamente en el trabajo de diseño, elaboración, aplicación,
interpretación y discusión de la investigación.
Financiamiento
La investigación se realizó
con recursos propios de los autores.
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