Influencia de las redes sociales de internet en la democracia latinoamericana
Luis
Eduardo León Ganatios
Correspondencia: le.leon@ugto.mx
https://orcid.org/0000-0001-7986-8512
Universidad
de Guanajuato, México
Lidia
Ángeles García González
https://orcid.org/0000-0001-9363-5280
Universidad
de Guanajuato, México
DOI: https://doi.org/10.24265/cian.2024.n19.03
Recibido: 11/12/2023
Aceptado: 04/03/2024
Para citar este artículo:
León, L. E., & García,
L. A. (2024). Influencia de las redes sociales de internet en la democracia latinoamericana. Correspondencias & Análisis, (19), 71-91. https://doi.org/10.24265/cian.2024.n19.03
Las redes sociales de internet han influido en la política y concretamente en la democracia. Asimismo, pueden cambiar muchos aspectos de manera que contribuyan a una democracia más plena y efectiva. En este estudio comprobamos si la existencia y optimización de las redes sociales de internet influye en la efectividad democrática en los países latinoamericanos. Realizamos un estudio estadístico, cuantitativo e inferencial con datos de 2023, utilizando encuestas representativas, para demostrar que el internet y las redes sociales inciden en la democratización de los países antes mencionados. Partimos de la hipótesis propuesta por Lipset: la prosperidad económica de una nación contribuye a fortalecer la democracia.
Palabras clave: internet, redes sociales, efectividad, democracia, Latinoamérica, libertades civiles, derechos políticos
Social networking sites have had a significant impact on politics and democracy. They can bring about positive changes that contribute to establishing a more effective and complete democracy. In this study, we examined the relationship between social networks and democratic effectiveness in Latin American countries. We conducted a quantitative and inferential statistical analysis using representative surveys from 2023 to demonstrate that the internet and social networks have a notable impact on the democratization process of these countries. Our study challenges the hypothesis proposed by Lipset that a nation’s economic prosperity contributes to strengthening democracy.
Keywords: internet, social networks, effectiveness, democracy, Latin America, civil liberties, political rights
Las redes sociales de internet han surgido en las últimas décadas como un medio que transforma e influye en las vías de comunicación entre las personas. Siendo la democracia un ejercicio que ha cambiado la práctica gubernamental entre dirigentes y ciudadanos, las redes sociales de internet, en principio, influyen también en la práctica democrática.
La finalidad de esta investigación es determinar si la existencia y optimización de las redes sociales de internet en Latinoamérica influyen en las prácticas democráticas, tales como el incremento de la participación política, rendición de cuentas, aumento y manejo de la información, entre otras. Partimos de que la democracia se relaciona con el grado de desarrollo económico y viceversa; cuanto más próspera es una nación, mayores son sus posibilidades de mantener la democracia (Lipset, 1992, p. 119). Lipset (1992) establece varios índices de desarrollo económico para comprobar su hipótesis, tales como riqueza, industrialización, urbanización y educación (p. 119). En nuestro caso, tomaremos a las redes sociales de internet, su accesibilidad, como una variable propia del desarrollo económico.
Con el fin de determinar esta relación, estudiaremos y analizaremos la efectividad de las redes sociales de internet con respecto a la efectividad de las prácticas democráticas. Dicha relación queda expresada en la siguiente hipótesis: «El acceso efectivo a internet y las redes sociales de internet influye en una mayor efectividad de la democracia en Latinoamérica».
Para fines de esta investigación, se tiene como variable independiente el acceso a internet y redes sociales; por su lado, la variable dependiente será la mayor efectividad de la democracia en Latinoamérica.
Los objetivos principales de esta investigación son, en primer lugar, determinar los factores que influyen en el acceso efectivo a internet y a las redes sociales con el fin de definir los factores de peso de la población latinoamericana que inciden en las valoraciones democráticas; y, en segundo lugar, correlacionar estadísticamente la relación entre acceso efectivo a internet y redes sociales con respecto a la efectividad democrática en Latinoamérica.
Para poder comprobar o rechazar nuestra hipótesis, proponemos los siguientes objetivos específicos:
• Crear un índice que explique el acceso a internet y redes sociales que permita comparar las diferencias entre los países estudiados.
• Crear un índice que muestre el grado de democracia entre los países estudiados.
• Realizar una correlación estadística que nos permita aceptar o rechazar la hipótesis de investigación.
Una aproximación teórica sobre las redes sociales
de internet y la democracia
Uno de los debates centrales acerca del futuro de la democracia gira en torno al impacto de las redes sociales de internet en ella; su potencial para fomentarla y reforzar la participación popular ha sido objeto de amplios y controvertidos debates. Los discursos políticos en las redes sociales de internet parecen configurar e impulsar el desarrollo político, y desempeñan un papel crucial en el proceso de toma de decisiones políticas. Asimismo, influyen en el establecimiento de la agenda, la atención del público, el curso y la dirección de las cuestiones políticas, y contribuyen en el futuro de actores políticos como los partidos, los políticos y el sistema democrático en general (Aguirre, 2023; Völker, 2019).
Con la llegada de la revolución digital, muchas democracias han tenido que replantear los mecanismos de la participación ciudadana, ya que los cambios tecnológicos –y, por consiguiente, sociales– han desembocado en una transformación en beneficio de la participación ciudadana. Carbajal y Barrio (2019) señalan que estamos ante democracias participativas, pues ahora la participación ciudadana no se limita a los espacios físicos, sino que se ha trasladado a las diversas plataformas digitales, aunque es innegable que se debe contemplar la desigualdad en el acceso a internet o a las diversas tecnologías que posibilitan a su vez el acceso a la información y comunicación. Algunos autores, como Caputo (2020), destacan que internet facilita una democracia directa, aludiendo que permite lo que hace pocos años era materialmente imposible: juntar a miles de personas en un mismo lugar; hoy eso es factible en las ágoras virtuales.
Desde una perspectiva crítica, Candón-Mena (2020) sostiene la necesidad de repensar y discutir de qué manera las aplicaciones de la tecnología pueden ayudar a reforzar la democracia, ya que incluso algunos de sus usos más bien restringen o empeoran el sistema democrático, pues disminuyen el empoderamiento ciudadano a través de la explotación de la información.
Por su parte, Frosini (2019) argumenta que, a partir del aumento en la libre circulación de información, se potencializa la posibilidad de la formación de una conciencia civil y política más preparada, que otorga al ciudadano mejor capacidad de juicio y responsabilidad. Sin embargo, advierte que el fenómeno de las noticias falsas y tendenciosas, que circulan en internet, son un riesgo para la democracia, por lo que ha habido diversas iniciativas para impulsar reglas acerca de la calidad de las noticias.
En los últimos años, según Barberá (2020), ha ido en aumento la polarización política y las fuerzas políticas con ideologías extremas en diversos países democráticos, lo que se relaciona con el fenómeno anteriormente expuesto de la proliferación de las noticias falsas. Además, se ha expandido el uso de herramientas tecnológicas por parte de gobiernos autoritarios, con el fin de censurar determinadas voces o para interferir en las elecciones, de ahí la necesidad de una regulación de las plataformas digitales para evitar afectar la privacidad de los ciudadanos.
Londoño et al. (2020) indican que existen dos argumentos opuestos a las redes sociales de internet y su papel en la democracia deliberativa. El primero de ellos considera «que el uso de internet va en detrimento de la democracia deliberativa al facilitar el incremento de la exposición selectiva» (p. 18). Es decir que las y los ciudadanos se valen del control que permiten las plataformas para exponerse a información ideológicamente acorde a sus preferencias y abolir la exposición a otras ideologías políticas. Contrario a esto, otros autores señalan que el uso de internet abona a la democracia al incrementar la exposición de la ciudadanía a diferentes ideologías políticas a través de la debilidad de los límites sociales y el vínculo de divisiones geográficas (Brundidge, 2010).
Roberts (2018) advierte la existencia de gobiernos que emplean estrategias como el astroturfing, que consiste en la creación de un gran número de perfiles falsos en redes sociales de internet para fabricar la apariencia de apoyo popular a determinado régimen. Woolley y Howard (2017) argumentan que gobiernos como el de Rusia y China han realizado campañas de desinformación con la utilización de cuentas falsas (troles) y automatizadas (bots) para atacar de forma coordinada y estratégicamente a periodistas o políticos.
Otra de las estrategias conocidas consiste en la infiltración en conversaciones para acentuar el fenómeno de la polarización mediante mensajes sensacionalistas. Además, se puede establecer una vigilancia y control sobre los datos, deseos, opiniones e intereses de los votantes (Aguirre, 2023; Candón-Mena, 2016; Zuboff, 2019). Todo ello atenta contra una democracia basada en el consenso. En los casos de extrema vigilancia, se ha observado la implementación de softwares de espionaje, tales como FinFisher, Galileo o Pegasus, que tienen una gran capacidad de grabar conversaciones, descargar archivos, mensajes de texto guardados, listas de contacto, etc.
Para Engesser et al. (2017), una de las problemáticas actuales de las sociedades democráticas es la conformación y capacidad organizativa de movimientos minoritarios que han logrado ser visibles y representados en instituciones públicas, donde exponencialmente se incide en el uso de algoritmos que permiten la creación de cámaras de eco ideológicas (Aguirre, 2023; Pariser, 2011; Soto, 2017; Sunstein, 2018; Völker, 2019). Lo preocupante es que los ciudadanos se vean expuestos a información que refuerza sus propias opiniones, lo que trae como consecuencia la radicalización política. La manipulación derivada de los monopolios de las grandes compañías de las plataformas digitales, como Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft, marca las directrices políticas (Smyrnaios, 2016), convirtiendo a internet en un oligopolio donde se normaliza las herramientas digitales en función de modelos democráticos verticales o antidemocráticos, aunque todo esto más bien debería estar subordinado a intereses cívicos colectivos. Esto se convierte en un desafío ético al opacar la transparencia y promover emociones, en lugar de construir la deliberación democrática necesaria para el voto, iniciativas tecnológicas, presupuestos participativos y referéndums (Aguirre, 2021).
Barberá (2020) manifiesta que el momento clave para las administraciones públicas reside en la implementación de campañas de alfabetización digital con el fin de reducir las desigualdades en el uso efectivo de estas herramientas tecnológicas. Otros factores que dificultan la capacidad del uso de internet tienen correlación con factores como el género, nivel educativo o clase social (DiMaggio et al., 2004). En ese sentido, las administraciones públicas tendrían que realizar mayores esfuerzos por llevar a cabo la implementación de medidas que den paso a la inclusión efectiva de todos los ciudadanos mediante campañas de alfabetización digital, principalmente (Barberá, 2020).
Algunos autores argumentan que, a través de las redes sociales de internet y en general por medio de internet, los consumidores se han convertido en productores de información (Castells, 2013; Van Dijck, 2016), además de que estas tecnologías ofrecen un espacio social que abre mayores posibilidades de participación en ciertas decisiones, lo que genera algunos movimientos significativos como la Primavera Árabe, el 15M y #YoSoy132 en México. Sin embargo, eso no significa que las redes constituyan por sí mismas un espacio democrático, puesto que no existe un poder público y democrático en internet; todo lo contrario: el nuevo espacio social está controlado y dominado por instituciones privadas que se encuentran fuera del control democrático (Jáuregui, 2014).
Para otros autores, la democracia deliberativa enfatiza en la discusión de la ciudadanía, y la democracia digital, en este caso, posibilita los espacios para la discusión a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), ya que este tipo de democracia hace que a partir del debate entre ciudadanos se alimente la democracia de las sociedades democráticas o democratizadoras (Ndhlovu & Santos, 2021). En este sentido, como señala Ford (2019): «Se entiende por democracia digital o e-democracy poner internet y la tecnología al servicio de la ciudadanía, para que contribuyan a la consolidación del sistema democrático» (p. 39).
Respecto a las plataformas digitales, Martínez-Bascuñán (2015) indica que diversos autores coinciden en una opinión generalizada sobre estas: tienen un potencial subversivo que provoca la promoción de la democracia, por lo que son muy valiosas para la organización de personas o de información (Gardels & Berggruen, 2013; Subirats, 2011; Zittrain, 2008). Algunos activistas han encontrado en las plataformas digitales solidaridad social y de organización política, viéndolas como «una revolucionaria herramienta subversiva lo suficientemente fuerte como para socavar regímenes represores y autoritarios» (Martínez-Bascuñán, 2015, p. 179). Morozov (2011) llama a esta corriente ciberutopismo, la cual consiste «en una fe ciega en la naturaleza emancipadora de la comunicación en la red […] que fomenta la participación democrática, provoca el renacimiento de comunidades moribundas, fortalece la vida asociativa y sirve de puente entre correr solo y bloguear juntos» (p. 18).
Slimovich (2016) propone que la digitalización de la política ha causado diversas discusiones sobre las transformaciones que presume el proceso democrático, enfatizando que «hay dos procesos de mutación entremezclados y que analíticamente es necesario distinguir» (p. 91). Por un lado, encontramos el modo en el que los líderes políticos usan los medios digitales, mientras que, por otro, se observa la forma como los ciudadanos utilizan los medios en internet (Slimovich, 2016). La cybercracia se define, según Norte (2022), así:
una nueva dimensión de la política en la que confluyen la hiperconectividad del individuo a través de internet, la supremacía de las redes sociales como fenómeno de comunicación, el biohacking (o la integración del hombre con la máquina), el uso del Big Data, así como un poder emergente representado por quienes controlan las plataformas y el flujo de datos y el propio individuo con acceso ilimitado a la información y la comunicación. (p. 127)
Entre los desafíos políticos y éticos, Aguirre (2021) plantea el empleo de la inteligencia artificial para generar mecanismos de participación ciudadana a fin de cerrar brechas (Pacheco & Heredia, 2022), promover una deliberación incluyente, anticipar los riesgos con ética y en un contexto de autoorganización ciudadana para que «la distribución y equilibrio del poder político alcance equitativas oportunidades de creación colectiva en las decisiones públicas» (Aguirre, 2021, p. 18). A través de este recorrido de perspectivas positivas y críticas acerca del impacto transformador que las tecnologías digitales pueden tener para incidir sobre la democracia, actualmente sigue siendo vigente uno de los grandes retos: la marginación de los ciudadanos no conectados, ya que una de las ventajas de los procesos democratizadores de las tecnologías digitales radica en su poder de autoorganización.
Para demostrar la relación entre nuestras variables, crearemos índices tanto para la variable independiente (acceso a internet y redes sociales) como para la variable dependiente (mayor efectividad de la democracia en Latinoamérica). A continuación, en la Tabla 1 se desarrollan los componentes del índice de la variable independiente.
Tabla 1
Porcentaje de conectividad en los países latinoamericanos
Nota. Elaboración propia a partir
de datos del Latinobarómetro (2023).
A partir de la información de la Tabla 1, podemos determinar el porcentaje de población de cada país latinoamericano que se conecta a internet. Países como Bolivia, Ecuador, El Salvador, Honduras o Nicaragua tendrían bajos porcentajes de conectividad a internet y, por tanto, la influencia de las redes sociales con respecto a la democracia en estos países debería ser baja. Sin embargo, consideramos que este único factor descriptivo es insuficiente para determinar la influencia de las redes sociales de internet. Por esta razón, decidimos incluir otras variables que permitan establecer, además de la conectividad, la eficiencia de esta, incluyendo variables como la velocidad de internet, el precio de la conectividad y el ingreso per cápita de los ciudadanos de cada país latinoamericano.
Tabla 2
Conectividad, velocidad de internet, costo e ingreso
per cápita
En la Tabla 2 podemos determinar, con el uso de variables, la eficiencia de conexión a internet, lo cual, a nuestro juicio, es un factor determinante en el uso de las redes sociales de internet. Por ejemplo, México y Venezuela tienen el mismo porcentaje de conectividad en sus poblaciones; sin embargo, el internet en México (5.47 microbites/segundo) es casi cinco veces más rápido que el venezolano (1.45), el precio del internet es similar en ambos países (2.89 dólares/giga para México y 2.22 dólares/giga para Venezuela), aunque el ingreso per cápita del primero es tres veces mayor que el venezolano; por tanto, la diferencia entre las eficiencias de conexión entre un país y otro son muy diferentes.
Con todas las variables incluidas,
creamos un índice que llamaremos índice
de acceso a internet y redes sociales, cuya finalidad es determinar de forma contrastada la conectividad en cada país latinoamericano analizado. Para ello, unimos las variables de conectividad, velocidad
(microbites/segundo), costo por giga en dólares
e ingreso per cápita. Todas las variables tienen valores deseables al alta, a excepción de la variable de costo por giga que tiene un valor
deseable a la baja; por tanto, le restamos 100
puntos a la variable. De igual manera, la expresión de medida de las
variables es diferente; la variable
de conectividad está expresada en porcentaje, la variable de conectividad está expresada en microbites/segundo, la variable
de costo está expresada en dólares, al igual que la
variable de ingreso per cápita. Por esta razón, homologamos la expresión de todas las variables aplicando para cada una la
convertibilidad en puntuaciones zeta
Tabla 3
Índice de acceso a internet y redes sociales
en Latinoamérica
Al establecer el índice de acceso a internet y redes sociales, cambiamos el orden alfabético de los países y los discriminamos por el orden descendente del índice creado. De esta manera, los países que tienen mayores índices son Uruguay, Chile y Brasil, y los países con los menores índices de efectividad son Nicaragua, Bolivia y Honduras. Así queda definida la variable independiente, que en nuestro postulado incidirá en la efectividad democrática de los países latinoamericanos estudiados.
A continuación, desarrollamos el índice de efectividad democrática para establecer la variable dependiente. Con la finalidad de determinar los factores o variables que, bajo un análisis estadístico, tienen mayor significancia democrática dentro de los países estudiados, creamos un índice de efectividad democrática, que funge como la variable dependiente de nuestro análisis.
En primer lugar, consideramos las variables ofrecidas por la plataforma de Freedom House (https://freedomhouse.org/countries/freedom-world/scores), que establecen el nivel de democracia que tienen los países latinoamericanos seleccionados para nuestro análisis.
Tabla 4
Variables que establecen el nivel de democracia según Freedom House
Nota. Elaboración propia a partir
de datos de la plataforma Freedom House (2023).
En la Tabla 4, se pueden observar
los valores que asigna Freedom House (2023). En el primer rubro, se establece el nivel
de democracia, que cuenta con tres ítems: países
democráticos, parcialmente democráticos y no democráticos. En un segundo rubro,
se muestran los derechos políticos
de cada país, que se configura por 10 ítems de un valor máximo de cuatro puntos
cada uno, de manera que se obtiene un valor total
de 40 puntos. Dichos ítems se subcategorizan a su vez en tres grupos, a saber: procesos electorales (3 ítems), pluralismo político y participación (4 ítems) y funciones de gobierno (3 ítems). Por su parte,
el rubro de libertades civiles
está compuesto por cuatro subcategorías de un total de
15 ítems de cuatro puntos máximos de valor para
cada uno, que sumarían 60 puntos en total. Dichas subcategorías son libertad de expresión (4 ítems), derechos de
asociación y agrupación (3 ítems), Estado de
derecho (4 ítems), y libertades individuales y autonomía personal (4
ítems). Esta explicación metodológica
fue extraída de Freedom House (2023). De esta forma cotejamos el nivel de democracia existente en los países
latinoamericanos estudiados. Venezuela
y Nicaragua son considerados como regímenes no democráticos; Argentina, Brasil, Chile y Panamá, entre otros,
corresponden a regímenes democráticos; y en un nivel intermedio encontramos países como México, Bolivia y Colombia, entre otros.
Consideramos
que el índice de Freedom House (2023) es bastante
ilustrativo en demostrar
el nivel de democracia entre los diferentes países analizados. Sin embargo, encontramos algunos vacíos explicativos en él. Por ejemplo, Colombia
tiene un nivel
parcialmente democrático, con una puntuación en sus derechos políticos
de 29/40 y una puntuación de
libertades civiles de 35/60, en tanto que Honduras cuenta con el mismo nivel democrático que Colombia, pero
varía en su puntuación: en derechos políticos 21/40 y en libertades civiles
26/60, ocho y nueve puntos menos respectivamente, lo que nos llevaría a pensar que el nivel de democracia de Colombia es superior al hondureño, pero ambos están
clasificados en el mismo rubro. Ante esta
situación, decidimos incluir otras variables con la finalidad de robustecer las variables
expuestas por Freedom House (2023) y establecer un índice de efectividad democrática más preciso.
Dichas
variables fueron escogidas de la encuesta del Latinobarómetro
(2023), aquellas variables que
mayormente discriminaban los aspectos democráticos de los países analizados y que corresponden a valoración del instituto electoral, y comunicación
política libre entre amigos y conocidos. Fueron desechadas variables que en principio
nos parecían relevantes, pero no discriminaban en la relación
con la democracia, como valoración de los partidos políticos, interés
en la política y preferencia de la
democracia sobre otros regímenes. De esta forma construimos la lista de variables
para conformar el índice de efectividad democrática (ver Tabla 5).
Tabla 5
Variables incluidas en la configuración del índice de efectividad democrática
Para crear el índice de efectividad democrática (ver Tabla 6), seguimos el mismo patrón de la creación del índice de efectividad de acceso a internet y redes sociales. Vemos la dirección en los valores de cada variable; en este caso, todas tienen valores deseables al alza. De igual manera establecemos puntuaciones zeta para homologar todos los valores.
Tabla 6
Índice de efectividad democrática
Al establecer el índice de efectividad democrática, cambiamos nuevamente
el orden alfabético de los países por
un orden descendente de la efectividad. Países
como Uruguay, Chile y Brasil son los que tienen el mayor índice de
efectividad democrática, y países
como Guatemala, Honduras, Venezuela y Nicaragua tienen los índices más bajos.
Con la creación de este índice logramos
corregir, a juicio de esta investigación, el parámetro
de los países catalogados como parcialmente democráticos. Colombia tiene una nota positiva de .51 y Honduras tiene
una nota negativa de -4.23, con lo cual establecemos posiciones más precisas para los países evaluados bajo este índice.
Habiendo obtenido
dos índices explicativos: el índice de acceso a internet y redes sociales, y el índice
de efectividad democrática, ambos para países
latinoamericanos, establecemos la relación entre ambos. El primer índice constituye la variable independiente de nuestro análisis,
con la cual buscamos establecer el peso real de las redes sociales en términos de acceso dentro de las políticas latinoamericanas. El
segundo índice propuesto funge como la variable dependiente, con la cual buscamos una medida que estableciera el peso de las democracias de cada uno de los países estudiados.
Tabla 7
Relación entre la efectividad de las redes sociales de internet y la efectividad democrática
La Tabla 7 presenta la relación entre las variables independiente y
dependiente a partir de una correlación bivariada momento de Pearson, que demuestra para 18 casos analizados (países) un índice altamente significativo de .854**, con lo cual rechazamos la hipótesis nula y establecemos la fuerte correlación positiva entre las dos variables, con una significación menor a .005 (p valor obtenido
de .000 > .005), lo que representa que dicha relación
no es producto del azar.
El
índice de .854** representa una relación del 85.4 % (para establecer este porcentaje, transformamos el resultado de
la correlación de Pearson que se expresa entre -1 y +1, por tanto lo multiplicamos por 100 y obtenemos un resultado
expresado en percentiles)
entre la efectividad de internet y el acceso a las redes sociales con respecto a la efectividad democrática, con
lo cual los países latinoamericanos que tengan
una alta efectividad en internet (alta conectividad a internet, alta velocidad de navegación, precio accesible de los
gigas y alto ingreso per cápita) contarán con
un 85.4 % de posibilidades de tener una alta efectividad democrática
(nivel de democracia, derechos
civiles, derechos políticos, confianza en sus instituciones electorales y buenas vías de comunicación política).
A lo largo de esta investigación comprobamos la hipótesis propuesta: «El acceso
efectivo a internet
y redes sociales
influye en una mayor efectividad de la democracia en Latinoamérica», después de rechazar la hipótesis nula y aceptar la hipótesis alternativa mediante una correlación momento de Pearson, cuyo resultado fue de .854**, con una significación menor a .005, con lo que demostramos la relación entre el acceso a internet y redes sociales
y la efectividad democrática en los países latinoamericanos.
Al ser un análisis
bivariado, existiría la posibilidad de invertir las variables, con lo cual, de igual manera, una efectividad
democrática o democracia plena favorecería el
desarrollo efectivo de las redes sociales e internet. Esto por las
posibilidades económicas que ofrece la democracia; en este caso, estaríamos reforzando la hipótesis de Lipset (1992).
Con
la creación de índices logramos robustecer la construcción del acceso a internet
y redes sociales
y la efectividad democrática; y, así, determinar que las redes sociales
favorecerían la práctica efectiva
democrática. A juicio de esta investigación, en los siguientes aspectos:
• Las redes sociales de internet
proporcionan información sobre cuestiones políticas,
y ciudadanos con mayor acceso a la información podrían ejercer de manera
más efectiva sus decisiones políticas
(el voto, por ejemplo).
• Las redes sociales de internet eliminan
límites geográficos; un partido político
y/o candidato podría darse a conocer mediante las redes sociales de
internet, sin la otrora necesidad de
la existencia de redes partidistas que tuviesen que penetrar en ciudades pequeñas, medianas y zonas rurales para
difundir su candidatura.
•
Las redes sociales
de internet brindan
un canal de participación de la sociedad
civil, en donde demandas ciudadanas
pueden ser expresadas.
•
Las redes sociales
de internet permiten
realizar sondeos a la población, lo que facilita al gobierno, partidos
y/o candidatos conocer
las demandas y comportamientos políticos
de la población.
De
igual forma, debemos señalar algunos factores importantes para el acceso a internet y redes sociales en una
democracia efectiva. La información proporcionada en redes debe ser cotejada y comprobada, por la existencia de
información falsa, suplantaciones de identidad, incluso existencia de inteligencia artificial que sustituya a
ciudadanos. Asimismo, la función de los
partidos políticos sigue siendo fundamental, porque estos muchas veces forman candidatos y ejercen como
filtros sobre ellos, lo que
garantiza de alguna manera la preparación de posibles opciones políticas; las redes sociales de internet, en cambio,
podrían generar outsiders sin
filtración acerca de la experiencia y capacitación de actores en la vida política.
Por las razones expuestas, consideramos, a nuestro juicio,
que el acceso a internet
y redes sociales
pueden, en principio, ayudar a la práctica democrática en sus formas.
Somos conscientes de que la revolución tecnológica sigue en constante
progreso y que, cada vez más, podrán
añadir nuevas prácticas a la sociedad y a la democracia en particular.
Se puede establecer, igualmente, que el acceso a internet depende del
desarrollo económico de cada país, y
dicho acceso crea una democracia más efectiva. Puede surgir, entonces, el debate de países que como curso de acción
traten de mejorar su acceso a
internet para de esta manera mejorar la comunicación democrática, sin mejorar
otros indicadores económicos. Así, mejorando la democracia, podría mejorar el desarrollo económico. Todo esto como posible estrategia de gobernabilidad.
Los autores declaran
que no presentan conflicto de intereses.
La investigación se realizó de conformidad con los principios de la ética en ciencias de la comunicación y política
sin comprometer ninguna información privada que pudiera afectar a los emisores
del discurso analizado.
LELG: idea original,
metodología, análisis SPSS;
discusión y conclusiones.
LAGG: idea original, estado de la cuestión, marco
teórico.
Declaración sobre
el uso de LLM (Large Language
Model)
Este artículo
no ha utilizado para su redacción textos
provenientes de LLM (ChatGPT u otros).
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Luis
Eduardo León Ganatios
Universidad
de Guanajuato, México.
Profesor de tiempo completo titular
«A» del Departamento de Gestión
Pública en la División de Derecho, Política y Gobierno en la Universidad de Guanajuato. Miembro
del SNI. Sus líneas de investigación incluyen
las teorías espaciales del voto, democracia, elecciones, Latinoamérica e ideologías. Doctor en Procesos
políticos contemporáneos por la Universidad de Salamanca, España.
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7986-8512
Autor corresponsal: le.leon@ugto.mx
Lidia
Ángeles García González Universidad de
Guanajuato,
México.
Doctora en Comunicación y Estudios Culturales por la Nottingham Trent University en el Reino Unido. Especialista en cultura digital,
metodologías digitales, comunicación política digital, movimientos sociales e internet
desde hace 20 años. Es miembro del Sistema Nacional
de Investigadores CONAHCyT, México.
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9363-5280
© Los autores. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional (CC - BY 4.0).